COSA DE PRENSA

 

 

  • La Hora de México

  • Rumbo al nuevo periodismo

  • No verá la luz por años

 

Javier Rodríguez Lozano

AGUASCALIENTES, Ags., martes 10 de julio de 2018.- A las 20:10 horas del domingo 1 de julio, el Partido Revolucionario Institucional demostró una vez más, ser el partido más maduro, responsable y nacionalista, y el que más ama a México, independientemente de que –como en toda familia- haya quienes confunden la vocación de servir a los demás, con servirse de los demás, como en todo partido político sin excepción, y de que más de 120 millones de mexicanos (Inegi, 2015) tengamos el país que tenemos gracias a ese partido, poco menos  a los demás. Y eso incluye, desde luego, su lado oscuro. Imagina Usted ambicioso lector que busca la mejor información, ¿qué hubiera pasado si el candidato priista José Antonio Meade, hubiera salido a esa hora a denunciar fraude electoral, como el de Aguascalientes? Se hubieran soltado “los tigres”, pero no los de Andrés Manuel López Obrador (la CNTE y algunos grupos delincuenciales organizados de los estados de Guerrero, Oaxaca, Chiapas, México y Capital del País, que hicieron su propia campaña del miedo rojo), sino los del priismo y panismo juntos, casi 40% de 32 millones de electores presuntamente “defraudados” con aquella irracional proclama. Lo que hizo el ciudadano Meade Kuribreña, apenas dos horas 10 minutos después del cierre de casillas, nadie, excepto Zedillo en 2000, lo había hecho jamás en toda la historia de elecciones presidenciales desde 1929: Reconocer temprano su derrota por el bien de México. En consecuencia, la paz social de que se goza en este momento, y sobre todo la recuperación del peso que durante toda la campaña caminara con muletas, son consecuencia más de la respuesta del institucionalismo del PRI que del propio resultado electoral. No hay vuelta de hoja, uno de cada tres mexicanos votó por López Obrador y está bien. Todo lo demás fue voluntad de dos de cada tres mexicanos. Naturalmente, nosotros también pensamos en una “Cuarta República”. Soñamos en la reinvención del Periodismo, donde no haya propietarios de periódicos explotadores, que le paguen, si acaso le pagan, un par de salarios mínimos al reportero y reporte al Seguro Social y al Infonavit una cuarta parte, y lo peor, que lo mande a la calle no a reportear, sino a mendigar. El periodismo también, como el Estado Mexicano, se reinventará y ahí estamos ya nosotros, con nuestro granito de arena… Y a otra cosa. En nuestra humilde opinión, el PRI perdió la sucesión presidencial 2018 desde aquel 20 de junio de 2016, en que Manlio Fabio Beltrones renunciara a ese partido, con estas palabras: “Estoy convencido de que los priistas estamos obligados a hacer una profunda reflexión sobre lo ocurrido el 15 de junio, tanto por la enorme responsabilidad con los ciudadanos en los estados donde ganamos, como en los estados (como Aguascalientes) donde no logramos la victoria”… De aquel discurso (ojo, solo para iniciados) el fallido candidato presidencial del PAN, Ricardo Anaya, abrevaría pero poco le serviría. Diría Manlio: “Lo digo con (toda) claridad y con plena convicción: No admito la idea…” El legado de Beltrones es, también, muy claro: Dejó al PRI gobernando 15 estados, 45% de la población nacional. Después del más grande de los errores políticos de Enrique Peña Nieto, al deshacerse de Manlio Fabio Beltrones, ese partido prácticamente ha desaparecido del mapa político nacional. Lo que queda de él, para puras vergüenzas… Un ejemplo contundente y dramático es Aguascalientes, el Aguascalientes de Alfonso Esparza Oteo, Manuel M. Ponce, José Guadalupe Posada y la Liga de Comunidades Agrarias Teodoro Olivares Calzada, del padre de la UAA Enrique Olivares Santana, donde el priismo no volverá a ver la luz durante muchos años… Los estados, particularmente Aguascalientes, nunca entendieron el mensaje de Beltrones, porque jamás reflexionaron sobre cómo hacer mejor las cosas. Enrique Peña Nieto fue franco cuando en 2016 felicitara a Carlos Lozano de la Torre, por colocar a su estado por encima de todos los indicadores económicos, y al mismo tiempo le reprochara no saber ganar elecciones. Pero siguieron insistiendo con los malos candidatos liderados por Lorena Martínez Rodríguez, la perdedora de siempre.

LA COSA ES QUE…

El PRI aguascalentense nunca aprendió aquella lección: ni reflexionó, ni mejoró su estrategia y ni pulió a sus cuadros; antes al contrario, se encaminó al despeñadero donde está ahora, con dos que tres diputados locales, uno que otro alcalde, pero todos sin tamaños para sacar “el buey de la barranca”; qué tal.

 

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