- Voz más respetada en el mundo
- Diego prefiere pactar con el PRI
- AMLO envía un mensaje a CSG
Javier Rodríguez Lozano
AGUASCALIENTES, Ags., martes 26 de junio de 2018.- La señal emitida por el primero de los siete escenarios, en que analizaremos el riesgo de anulación de la elección presidencial, es con mucho, la más importante de todas porque se trata de la voz de uno de los más respetados conglomerados sociales de México y el mundo: La Iglesia Católica. Es importante que se subraye que la homilía del arzobispo primado de México, Carlos Aguiar Retes, del 17 de junio pasado en la Basílica de Guadalupe, en la que descalifica las encuestas, al negar que puedan ser decisivas en el resultado electoral, fue abordada en un video que se difundió desde el pasado domingo 24. Es claro que el Arzobispado de la Ciudad de México quiere asegurarse de que su mensaje sea plenamente escuchado por todas y todos los mexicanos. Y luego, la Conferencia del Episcopado Mexicano llamó también al voto reflexivo en el que, y éste es el punto, no se utilizó el lema del PAN, que es “el bien común”. Se dijo: “Hoy, la responsabilidad social se expresa yendo a votar. No podemos abstenernos, tenemos que ir a la urna y elegir con plena libertad viendo la mejor propuesta y además en secreto; es decir, que tenga esa posibilidad plena para decidamos lo que es mi mejor opción, buscando el bien no sólo el personal sino el de toda la sociedad y la comunidad. Que en estos días que estamos ya tan cerca, de esta jornada electoral, vayamos los católicos especialmente comprometidos con nuestra fe. Un voto debe ser reflexionado, movido y pensado en el futuro y las encuestas no son las que deben decidir por nosotros, sino nosotros decidir por nuestro voto”… Diego Fernández de Cevallos y su declaración de preferir pactar con el PRI, “antes que entregarle el poder a un orate”, es nuestro segundo “jinete del Apocalipsis”. El pasado 11 de junio se propagó como reguero de pólvora en las redes sociales que el asesor de la campaña de Ricardo Anaya Cortés había dicho que prefería el citado pacto, para evitar que gane Andrés Manuel López Obrador. Para quienes ven a un “Jefe Diego” nomás por encimita les compartiremos con respeto que el único jefe que conoció el panismo tradicional se llamó Manuel de Jesús Clouthier del Rincón, que se opuso –y dio su vida por ello- a reconocer el triunfo de Carlos Salinas de Gortari en 1988. Además del abogado queretano Fernández de Cevallos, Luis H. Alvarez, Carlos Castillo Peraza y Luis Felipe Bravo Mena, pactaron con Salinas dejarlo gobernar a cambio de que el PAN llegara luego a la Presidencia. Iba a llegar cuando Salinas le pidió a Luis Donaldo Colosio que se bajara de la candidatura presidencial y al negarse el sonorense sería cobardemente asesinado. Ernesto Zedillo llegaría como corredor emergente, como bien lo sabe Esteban Moctezuma Barragán, hoy del primer círculo de López Obrador, y el país conmovido por el sacrificio de Colosio votó por el PRI en contra, claro está, del dizque “jefe Diego”… Por supuesto que Fernández de Ceballos sabe lo que dice, conoce muy bien los pactos, que el columnista de El Universal, nuestro amigo Francisco Cárdenas Cruz, bautizará como “concertacesiones”. Eso fue lo que ocurrió en 1988 y lo mismo puede ocurrir 30 años después: que Diego pacte con el PRI y hagan válido que, como dice el clero, el resultado electoral no refleje las encuestas… Con aquellas declaraciones Diego enviaría un claro mensaje, una inmaculada señal: “No se le puede entregar el país a un iluminado. Si esto es pactar con el PRI o con el gobierno para que no llegue López Obrador, habrá que verlo. Lo cierto es que para nosotros cualquier opción será mejor o menos mala que entregarle el país a un orate, a un enfermo, a un psicópata”, diría Diego Fernández de Cevallos.
LA COSA ES QUE…
AMLO se tomó su tiempo para reaccionar. Apenas este lunes respondió: “No quiero terminar sin mandar un mensaje a Carlos Salinas de Gortari y a Diego Fernández de Cevallos, con todo respeto… Tengo información de que están muy activos tratando de unir al PRI y PAN, sobre todo arriba, en la cúpula, para enfrentarnos”; qué tal.
