COSA DE PRENSA

 

 

  • Gratitud en el Día del Maestro
  • Olga, Hilda, El Vate, El Indio, Arles
  • Fidel Castro vs Zedillo y Francisco Flores

 

Javier Rodríguez Lozano

 

AGUASCALIENTES, Ags., martes 15 de mayo de 2018.- Hoy es un día especial, quizá el más importante de los 365 del año porque se trata de rendirle sencillo y humilde, pero al mismo tiempo emotivo y épico homenaje al personaje central del Día del Maestro. ¿Quién no tuvo uno, dos o muchísimos maestros inolvidables, a quienes les debemos mucho o muchísimo, de lo que somos? Y vaya que aunque haya metas inalcanzadas y otras rebasadas, hace ya un buen tiempo que nos hemos declarado plenamente satisfechos y orgullosos de las enseñanzas recibidas y fundamentalmente, profundamente agradecidos con nuestros guías, que marcaron con su sabia pedagogía nuestro camino en esta vida. Los hubo de muy diferente índole, desde que aquel que cuando muy niño explorara en nosotros la habilidad para el dibujo, desencantándose pronto, porque quería que pintáramos los alegres rostros de las muñequitas de trapo que él vendía los domingos en los tianguis del barrio. O aquel otro al piano, con quien nos pasamos horas y horas, ensayando el do-re-mi-fa-sol-la-si; la-do, para que un miércoles cualquiera debutáramos en La Hora del Aficionado, de la estación de radio XEW de la capital del país, que nunca llegó pero donde años más tarde regresaríamos con un tercer maestro: Ricardo López Méndez “El Vate”… Bueno, ya antes, Olga e Hilda, en la escuela primaria Vidal Rivero de la colonia Liberación, en Azcapotzalco, nos habían pulido las primeras letras y clavado muy hondo el inenarrablemente hermoso hábito por la lectura, algo con lo que mi padre –maestro rural cardenista en su adolescencia y luego ferrocarrilero- entiendo, enamoraría a mi madre. Claro, qué mejores maestros que los padres, pero creo que los más enérgicos e insalvables, son los golpes de vida, aunque muchas veces a sus lecciones se les pase la mano por no aprenderlas al bote pronto… Nos bastaron dos que tres charlas con Antonio Acevedo y Víctor López Velarde, que en los 60s escribían para Excélsior, para conocer las materias que estudiaba el periodista. Las pusimos en práctica y Antonio Indio Velázquez y Rafael Arles Ramírez, serían nuestros maestros en la aventura del periodismo que aún no acaba, pero allá empezó, en 1966. Inolvidables maestros periodistas. El Indio fue director del semanario policiaco Guerra al Crimen y luego Alarma, pero perdería el cabezal que don Regino Pagés Llergo haría famoso después; y Arles, escribió un texto considerado pionero de la novela social, a la que luego se uniría la película de Los Olvidados de Buñuel y Los Hijos de Sánchez, de Óscar Lewis. La novela de Arles se llamó: Ojalá te mueras, escrita en el mismo escenario que Buñuel y Lewis: Nonoalco, la colonia Guerrero… Con el tiempo, seríamos examinados y aprobados en la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, con lo que nos convertíamos en cooperativados del periódico La Prensa, una condición laboral inédita en el periodismo mexicano, compartida con medios como El Periódico de la Vida Nacional y El Día, aquel en el que reporteara muchos años don Pedro Lozano, el papá de Fernando (+) y Silvia Lozano, nuestra compañera reportera de El Heraldo de Aguascalientes. ¿Por qué condición laboral inédita? Porque devengaba los salarios más altos, más de tres veces más que el común de los medios, incluyendo Televisa y Canal 13, entonces –los 80s.- los mejor pagados. Y nos encontramos a otros inolvidables maestros, en primerísimo lugar: Adolfo Montiel Talonia, un señorón. También estaban Antonio Pérez Vieytez, Augusto Corro Ortiz, Jorge Ramos (+) Víctor Manuel García Solís (+), generación sucesora de la de Manuel Buendía en aquel periódico que decía lo que otros callaban, puras vacas sagradas, pues… Bueno, y a propósito del momento de incertidumbre que vive México con su proceso electoral, donde muchas personas están verdaderamente preocupadas por lo que pueda pasar, no podemos dejar pasar a otro maestro: Fidel Castro.

LA COSA ES QUE…

Era la última gira internacional de presidente Ernesto Zedillo en el 2000, lo acompañamos a la Cumbre Iberoamericana en Panamá y luego él y Nilda volarían a Brunei. Fidel Castro les pondría una arrastrada a Zedillo y a Francisco Flores, presidente de El Salvador; qué tal.

 

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