COSA DE PRENSA

 

 

  • Arrancan Anaya ¿y Margarita?; Meade/AMLO no
  • ¿Habrán Judas que entreguen a sus candidatos?
  • Campañas que inician en el Infierno y la Gloria

 

Javier Rodríguez Lozano

 

AGUASCALIENTES, Ags., viernes 30 de marzo de 2018.- Dícese que “en la forma de agarrar el taco se ve al hambriento”. Ricardo Anaya Cortés y Margarita Zavala –si el árbitro electoral valida su inconsistente candidatura- habrán iniciado sus respectivas campañas en los primeros minutos de este viernes. La paradoja aquí es que a estos candidatos, presuntamente más católicos que los demás, no les importó la tradición cristiana ni el enorme significado que para la gran mayoría del pueblo mexicano tiene la Crucifixión de Cristo… De acuerdo a aquella historia escrita hace 2018 años, también conocida como la Pasión de Jesucristo, el jueves anterior se habría celebrado la Última Cena, en la que el Hijo del Hombre diría a sus apóstoles que alguien lo traicionaría: “¿Seré  yo, maestro?” Ya sabemos quién formularía aquella interrogante. Aquel día Jesús habría lavado también los pies de los pobres y así nacía la Eucaristía, símbolo del amor fraterno. Luego Judas entregaría al Hijo de María y empezaba el Calvario, empedrando con sus espinas el Vía Crucis del día siguiente, el viernes… Hay ingenuos, como el delegado del Instituto Nacional Electoral de Aguascalientes, Ignacio Ruelas Olvera, que al anunciar ayer el inicio de las campañas electorales, hace un llamado a “que la sociedad no sea dividida (¿más de lo que ya está?) entre los que ejercen el poder y los que lo padecen”. Admite el funcionario que el poder hace padecer, parte del calvario que habrá de soportarse también con los árbitros electorales… Al menos en las dos elecciones pasadas en Aguascalientes, muchos pero muchos líderes de colonias, mejor conocidos como seccionales, le hicieron al judas porque recibieron de sus partidos, como el PRI, las pagas por coordinar a la gente para que saliera a votar y a la mera hora nunca se aparecieron y su votación mordió el polvo. ¿Cuántos judas habrá ahora y de qué partidos? En las pasadas elecciones federales fue discutible el papel del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, presidido por un exsubprocurador de Justicia del Estado de Oaxaca, señalado por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, como agresor de indígenas loxichas, Constancio Carrasco Daza, primo de Diódoro Carrasco Altamirano, operador de Elba Esther Gordillo. Para nadie es un secreto el corazón azul del presidente del Instituto Nacional Electoral, Lorenzo Córdova, que ha hecho el papelón junto con el TEPJF, al negar la candidatura a los independientes Armando Ríos Piter y Jaime Rodríguez “El Bronco”, infinitamente mejor preparados políticamente hablando, que la esposa de Felipe Calderón Hinojosa. Ah, pero en las últimas horas de este jueves santo, el árbitro electoral habrá dado también señales más claras de cómo va a ser su actuación en estas elecciones presidenciales: debe rechazar por inconsistente la candidatura de Margarita, pero si la aprueba sabremos cómo va a terminar esta novela política, en la que –para entonces- habremos aprendido que las cosas no son lo que parecen… Ni entre árbitros electorales, ni partidos, ni candidatos perdedores, habrá quien, “libre de pecado, tire la primera piedra”…  Pero lo más importante de todo será que si hace 2018 años la turba prefirió bajar del crucifijo a un barrabás, antes que a un santo, esta vez no haga lo mismo, aunque puede ocurrir. Millones de mexicanos sentirán que eso habrá ocurrido si gana un candidato, igual que si gana otro, cualquiera de los tres. En todos esos casos habrá quien vea que se habrá cometido una “barrabasada”.

LA COSA ES QUE…

Al igual que Ricardo Cortés, también Manuel J. Clouthier olfatearía la violencia, aunque solo la padeció en tres momentos: al iniciar su periplo electoral en La Merced, en la Región de los Túxtlas, en Veracruz, y en Hermosillo. Andrés Manuel López Obrador y José Antonio Meade se guardan este Viernes Santo y hasta el domingo arrancan sus campañas, aquél en Ciudad Juárez, todavía bajo el imperio del crimen organizado, y éste en Mérida, la ciudad más pacífica del país. ¿Este contraste tendrá algún significado? Por supuesto que sí y muy claro. Disciérnalo Usted; qué tal.

 

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