- Medios, gobiernos, elecciones
- Momento de actualizar reglas
- Derecho a la información trunco
Javier Rodríguez Lozano
AGUASCALIENTES, Ags., jueves 15 de marzo de 2018.- En días pasadas hablábamos de un informe de periodistas y editores del más alto nivel en Bruselas, decíamos, no solo capital de Bélgica sino de la Comunidad Europea, y decimos hoy, que tiene por himno la Sonfonía Número 9 de Beethoven, mejor conocida como Himno a la Alegría. En ese informe se privilegia el liderazgo indiscutible de las redes sociales y se recomienda crear una coalición de países que luche contra las fake news, o mentiras en la web, a fin de discernir, separar y distinguir muy bien lo que es una mentira de lo que es la pura verdad, únicamente editada esta última, por periodistas profesionales. Se recomienda también apoyar los proyectos de innovación tecnológica del periodismo de calidad… Los editores y periodistas europeos están pensando en lo anterior, principalmente con miras a los procesos electorales que tendrán en sus países miembros, cuya condición perdió la Gran Bretaña con el Brexit… Imaginamos que en México y en estos momentos, sería también muy sano un ejercicio semejante, en particular cuando la gran mayoría de los 14 millones de jóvenes mexicanos que el 1 de julio próximo habrán adquirido la condición ciudadana de electores y podrán ir a las urnas a votar, el problema es que lo hagan desinformados porque sus fuentes de información son predominantemente fake news o lo que los periodistas llamamos “voladas”. Es momento de que esa compleja maquinaria burocrática electoral, representada por el Instituto Nacional Electoral y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, apoyen también los proyectos de innovación tecnológica y el periodismo digital de calidad, en abono a la certidumbre informativa en la sucesión presidencial. De otro modo, nada será confiable, ni la información en las redes sociales ni el arbitraje electoral y menos aún los resultados… Es tiempo también de que no solo los tres niveles y órdenes de gobierno del país piensen en privilegiar al periodismo digital de calidad, sino también como una forma de repensar y actualizar la relación de los medios de comunicación con los poderes públicos, en especial los gubernamentales, tanto de la Federación como de cada uno de los estados… Habría que recordar que en 2005 el Organismo de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura –la Unesco- creó el Día Mundial de la Libertad de Prensa y sustentó: “En un día en el que se celebra el compromiso y la dedicación de una persona en particular para defender el derecho a la libertad de expresión, es conveniente examinar la noción de buen gobierno a la luz de éste y de su derecho conexo, es el derecho al acceso a la información”… Se trata de una proclama que en “La Declaración del Milenio de las Naciones Unidas es la declaración unánime y expresa más firme que los Estados miembros (como México) no escatimarán esfuerzo alguno por promover la democracia y fortalecer el imperio del derecho y deciden aumentar en todos nuestros países la capacidad de aplicar los principios y las prácticas de la democracia y del respeto de los derechos humanos”. El documento precisa que “la reducción de la pobreza mediante el logro del desarrollo sostenible es el objetivo principal de los programas de la UNESCO; el buen gobierno resulta indispensable en el marco de dichos esfuerzos. La gobernanza abarca las maneras en que los ciudadanos y los grupos de la sociedad expresan sus intereses, resuelven sus diferencias y ejercen sus derechos y obligaciones legales. El buen gobierno abarca nociones como las de mayor participación de la sociedad civil en la toma de decisiones, la instauración del estado de derecho, la lucha contra la corrupción, la transparencia, la rendición de cuentas, la reducción de la pobreza y los derechos humanos”.
LA COSA ES QUE…
Habría que decir y con todas sus letras, que no todos los niveles de gobierno en Aguascalientes, respetan a algunos medios de comunicación y periodistas, su derecho a la información. Mañana citaremos con una gran profusión uno de esos lamentables ejemplos, que podemos suscribir no dos ni tres, sino muchos periodistas aquí; qué tal.
