COSA DE PRENSA

Juan Manuel Ponce Sánchez, presidente del Poder Judicial del Estado. Le acompaña la magistrada Gabriela Espinosa Castorena.

 

  • Dos mujeres por el Poder Judicial
  • Gabriela Espinosa y Siomara Eline
  • Autora de hazaña jurídica inédita

 

Javier Rodríguez Lozano

 

AGUASCALIENTES, Ags., viernes 2 de marzo de 2018.- Ya se va perfilando. Una de ellas estuvo al lado del magistrado presidente del Poder Judicial, Juan Manuel Ponce Sánchez, cuando entregara su informe al Poder Legislativo, y también del gobernador Martín Orozco Sandoval, durante el pleno solemne en Palacio de Justicia del IV informe del también presidente del Consejo de la Judicatura. Y en adición, fue la única magistrada entre sus pares -Juan Rojas García, María de los Ángeles Viguerías Guzmán, Francisco Javier Perales. Edna Edith Lladó Lárraga y Fernando González de Luna- que charlara con el Primer Mandatario, en una de las cuales éste reacomodaría el nudo de su corbata. Fue una decena de ocasiones en que, éste preguntó y aquélla respondiera solícita, estableciéndose cordial encuentro… Parecen haber quedado muy lejanos aquellos días de mayo de 2006, cuando al saludar el gobernador Luis Armando Reynoso Femat al nuevo presidente del Poder Judicial, José de Jesús Ramírez Esparza, le dijera: “Usted no me gusta” (sustituía a María Teresa Ramírez Mercado), expresión que el 21 de julio siguiente llevaría a Ramírez Esparza al suicidio, sucediéndole Juan Arturo Muñiz Candelas. Esta vez complacido, LARF celebraría “su vasta experiencia”… Fernando González de Luna, en la administración de Carlos Lozano de la Torre, estuvo a punto de reelelgirse de no ser por un gazapo de la propuesta del Ejecutivo al Legislativo, a cargo de Javier Aguilera -como cuando Enrique Olivares Santana intentara presumirle a sus amigos sus habilidades y quedara igual, a deber- coyuntura espléndidamente aprovechada por Sylvia Garfias, a instancias de Fernando Herrera, y de que también Lozano de la Torre se hiciera a un lado, para empujar la candidatura de Ponce Sánchez, de exitosa gestión sin duda… Hemos de reconocer que ya Escalpelo de El Heraldo nos ganó la nota: el pasado domingo dio a conocer el nombre filtrado de la candidata de la comunidad judicial, la magistrada Gabriela Espinosa Castorena, y aunque la vimos charlar amigablemente este miércoles con el gobernador Martín Orozco, nos estamos seguros de por quién se decantará llegado el momento… Mientras el tiempo transcurre le platicamos que, como la historia nos lo recuerda, alguien puede recibir un “Usted no me gusta” y alguien más puede recibir también la exaltación a su “vasta experiencia”. Y si de experiencia se trata, como nos aconsejara el obispo José María de la Torre Martín aquel mayo de 2016, cuando su Carta Pastoral, “échense este trompo a la uña”, le relatamos que la otra mujer que podría competir por la presidencia del Poder Judicial del Estado y el Consejo de la Judicatura, sería una abogada poco común, que ha realizado la mejor defensa jurídica en Aguascalientes de la última década, la más bizarra y la mejor blindada hasta ahora. Su chamba empezaría en 2009 cuando su cliente, exalcalde, fuera implicado en un tema judicial. Más o menos como ahora contra Ricardo Anaya Cortés, se perseguiría a su cliente hasta sus campañas electorales de 2010 y 2016. El juez VI penal, Alfredo Quiroz García, archivó ocho tomos de un proceso recusado en cuatro ocasiones, en los que la abogada presentó 14 apelaciones, interpuso 15 amparos, algunos de ellos hasta el Tribunal Colegiado y otros a la misma Suprema Corte de Justicia de la Nación. Esta abogada tozuda, pertinaz e inteligentísima, denunciaría penalmente en cuatro ocasiones al juez de la causa, Quiroz García, una de ellas ante la Procuraduría General de la República… El 30 de mayo de 2011 el juez había girado orden de aprehensión contra su cliente, el 11 de agosto de aquel año sería la primera ocasión en que la abogada solicitaría la separación del cargo del juez Sexto Penal, y hasta el 12 de abril de 2012, el juez Alfredo Quiroz giraría orden de aprehensión contra la abogada, por desacato, al obstruir el proceso contra su cliente, que se hallaba en campaña para el Senado.

LA COSA ES QUE…

Se nos acabó el espacio y ya no alcanzamos a darle más datos de esa tozuda, pertinaz e inteligentísima abogada. Se lo decimos el lunes; qué tal.

 

 

 

 

 

 

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