COSA DE PRENSA

  • “Ni son todos los que están…”
  • Poder solo para desaburrirse
  • AMLO, Anaya y Meade

 

Javier Rodríguez Lozano

 

AGUASCALIENTES, Ags., jueves 1 de febrero de 2018.- La vida es más caprichosa de lo que imaginamos. No se puede entender esa parte de los escritos antiguos que dicen que “el rico será más rico y el pobre más pobre” y que “el oro no entra en las bolsa vacías”, por ejemplo. Una parte de eso ocurre en el vecino país del norte donde alguien, sin vocación política ni espíritu de servicio, condiciones mínimas indispensables para ser un buen político, con todo el dinero del mundo en la bolsa buscó y encontró el poder político, solo para desaburrirse del frío poder empresarial y gozar de ese poder que no compra todo el oro del mundo: el respeto de la gente. ¿Por qué decimos esto? Porque en la política, “ni están todos los que son, ni son todos los están”; lo que a unos les falta les sobra a otros y difícilmente hay –en la política- alguien que reúna las principales cualidades. Es decir, en Aguascalientes hay empresarios exageradamente poderosos desde el punto de vista económico, pero impresionantemente ingenuos desde el enfoque político. Si tan solo pudieran combinar una y otra características –dinero y sensibilidad- otra sería nuestra sociedad. Tendríamos, por ejemplo, los salarios muy parecidos a los estadunidenses y canadienses, y estaríamos al mismo nivel que nuestros principales socios comerciales en el TLC, cuya asimetría es la que provoca precisamente la incomodidad de Donald Trump, pero los dueños del capital se resisten a pagar más a sus trabajadores para que ellos puedan ganar más… La política se ha convertido en la industria mejor pagada en México -como en el futbol donde muchos extranjeros se llevan millonadas a la bolsa y solo unos cuantos lo desquitan, como el francés del Tigres por no ir lejos- donde también muy pocos se ganan a pulso el pan que llevan a las mesas de sus familias. Por eso hay verdaderos ríos humanos que se registran como aspirantes a algún cargo de representación popular y, como los millones de espermas que buscan engendrar la vida y solo uno lo logra, así también finalmente es un puñado de personajes los que logra estampar sus nombres en las boletas electorales, que deberán cruzar con una equis los electores el próximo domingo 1 de julio del presente año… Es una carrera de locos, como locos están también muchos que sin los mínimos méritos, con desfachatez y cinismo, se sienten “elegibles” porque sus amigos, el cantinero y los malos asesores les dijeron que si se lanzaban la harían… Por lo pronto el PRI ya desechó a más de una centenar de inocentes aspirantes, que creyeron que podrían arribar a las curules o escaños del Congreso de la Unión y cobrar las más jugosas dietas que existen, sin el menor esfuerzo posible, porque tener al país de cabeza como está no es ninguna hazaña… Nada tenía que hacer un descocado Alán Capetillo buscando una senaduría sin conocer siquiera los protocolos de los regidores en los cabildos, ni las minutas de los congresos locales o el debate parlamentario de altura, no como el que simulan los integrantes de la LXIII Legislatura aguascalentense, puras ocurrencias y vaciladas, que meten al Estado al refrigerador, congelando sus sueños y esperanzas, en espera de mejores políticos.

LA COSA ES…

La vida es caprichosa, porque “ni están todos los que son, ni son todos los que están”. Andrés Manuel López Obrador, hay que reconocerlo, le ha dado a la precampaña presidencial escenarios novedosos, como el de adelantar su gabinete, con el que cada uno de sus integrantes hace su propia campaña; Ricardo Anaya Cortés, moviéndose a una velocidad muy distinta a las de sus antecesores, desde Pablo Emilio Madero que renunciara a competir contra José López Portillo y hasta Diego Fernández de Ceballos, beneficiario de “la caída del sistema 1988”. La gran excepción siempre será Manuel J. Clouthier del Rincón, cuyo espíritu de lucha es lo mejor que trae el queretano; y José Antonio Meade Kuribreña, que a decir verdad lejos está de la contundencia de otros candidatos presidenciales priistas, como aquellos que llegarían a liderar los llamados “Regímenes Estabilizadores” y hasta Luis Donaldo Colosio, donde no había nada qué objetar; qué tal.

 

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