COSA DE PRENSA

  • “Antidoping” para los candidatos
  • Evitaría las locuras de Presidentes
  • La perniciosa soberbia en política

 

Javier Rodríguez Lozano

 

AGUASCALIENTES, Ags., jueves 21 de diciembre de 2017.- Hay que admitir que fue una genialidad la de José Antonio Meade Kuribreña, de proponer “exámenes antidoping” a los candidatos presidenciales. Más allá de que Andrés Manuel López Obrador haya contestado con un exabrupto, como el de que el priista-pvemista-aliancista es hipertenso, “y por eso toma muchas pastillas”, y del reto que Ricardo Anaya acepta con madurez, no es mala idea de que una panel de expertos se pusiera a revisar los “contenidos mentales” de Meade Kuribreña, López Obrador y Anaya Cortés. Imaginemos que ese panel de expertos estuviera integrado por representantes de las tres escuelas vienesas de la sicología más famosas del mundo: la primera que fue la del Psicoanálisis de Segismund Freud (con todo y sus sueños eróticos), la segunda que identifica a la Psicología Individual (el estudio de las personalidades) de Alfred Adler y la tercera, la de El Sentido de la Vida, que empodera como el mayor triunfo humano la capacidad de sobrevivir en las peores circunstancias, de Víctor L. Frankl… Por eso pensamos que una examen sicológico de fondo a los candidatos presidenciales sería estupendo. Permitiría a los electores conocer mejor los perfiles verdaderamente humanos de aquellos que nos gobernarían y se evitarían páginas negativas que en el pasado ha escrito el sistema político mexicano. Por ejemplo, ¿dónde tendría la cabeza Pascual Ortiz Rubio cuando renunciara en 1932 después de las presiones de Plutarco Elías Calles y los conflictos de los generales, entre ellos Lázaro Cárdenas? ¿Qué fue lo que quebrantó su dintel de resistencia psíquica, indispensable en toda mujer u hombre en la política, es decir, “saber tragar sapos sin hacer gestos”?…Imaginemos qué estaría pensando Lázaro Cárdenas con los temas de la expropiación petrolera y la Guerra Civil Española, y las escuelas normales rurales y el contrabando al mismo tiempo; o, Manuel Ávila Camacho cuando los alemanes atacaron a las embarcaciones mexicanas Potrero del Llano y Faja de Oro, y se incorporara México a los aliados en la Segunda Guerra Mundial; o, no vayamos tan a fondo: ¿qué calificación siquiátrica hubieran obtenido de haberse sometido a esos exámenes antidoping los candidatos presidenciales Luis Echeverría y José López Portillo? Y para rematar, ¿que hay en la cabeza de Carlos Salinas de Gortari, que nos legó a los mexicanos los peores 30 años de su historia moderna? No anda tan perdido José Antonio Meade con su propuesta, no la pasarían ni los mesianismos, ni los personalismos, porque una candidatura presidencial es y debe ser mucho más que eso.

LA COSA ES QUE…

Bueno, ya dieron señales de estar vivos. Nos referimos a ciertas ínsulas del poder que en materia de medios solo saben mirar por arriba del hombro. A pesar de lo pernicioso que es la soberbia en la política algunos “iniciados” que dirigen partidos políticos locales, como el PRI y el PAN aguascalentenses, insisten en practicarla de “oídas” -como si todos tuvieran la genialidad de Beethoven cuando compusiera totalmente sordo la obra magistral de su vida, como fuera la Novena Sinfonía, el actual Himno de la Comunidad Europea- porque se manifiestan convencidos de que el trabajo de algunos medios digitales de comunicación debe ser gratuito. El pato lo pagarán las candidaturas que avienten por la pobre difusión que tendrán sus sesudas propuestas. Y como dice nuestro compañero y amigo Ricardo Alemán: “arrieros somos y en el camino andamos; al tiempo”; qué tal.

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