COSA DE PRENSA

  • Pudo ser el mejor gobernador
  • “Político pobre, pobre político”
  • Se confirmó la genial jugada

 

Javier Rodríguez Lozano

 

AGUASCALIENTES, Ags., miércoles 29 de noviembre de 2017.- Pudo haber sido el mejor gobernador de Aguascalientes pero se quedó en “uno más”, no del montón, porque finalmente supo hacer su trabajo, fundamentalmente económico, y sin duda se despidió de la gubernatura luego de haber generado más dinero en los bolsillos de las familias aguascalentenses. Lo que seguiría después hasta ahora es empobrecimiento. Hablamos de Carlos Lozano de la Torre que no supo aprovechar los enormes caudales de dinero que pagó por publicidad a los medios. En la ciencia política, como la que él practicó al hacer posible lo imposible en muchos sentidos, descuidó algo fundamental porque nunca oyó consejo: la de la imagen individual, mejor conocida como fama pública, aquella que le permite a sus oficiantes ser gratamente recordados en las crónicas periodísticas, en él ausentes. Al contrario, le cobran lo que no se “comió”, aunque su pecado sea haber dejado que “comieran” otros sabiendo que no estaba bien… En alguna parte de 2015 vino a Aguascalientes el entonces secretario de Desarrollo Social, José Antonio Meade, y lo abordé en un evento en el Tres Centurias: “¿Qué le quieres preguntar?”, me interrogó Carlos Lozano. Yo sabía que Meade Kuribreña no tendría un comentario concreto acerca de lo que le quería preguntar –sobre su candidatura presidencial- pero el tema era espléndido para chacotear, especular, jugar un poco con la política, habilidad que repito, es propia de los políticos de ligas mayores, como lo era, es y será, Meade, y nunca Carlos Lozano, porque jamás lo quiso aprender. “Oye, secretario, ¿aquí te quieren preguntar sobre tu candidatura presidencial?”, le dijo Lozano de la Torre a José Antonio Meade, pero burlándose, como tirando de a loco al reportero. Bueno, ese es el defecto político del nuevo director general de las aduanas marítimas del país, en cuyo escritorio no va a necesitar de los medios, salvo cuando se trate de la investigación periodística sobre contenidos de los contenedores embarcados y otras cosas… Un político sabe que no está obligado a contestar absolutamente ninguna pregunta reporteril, pero también sabe que si se niega, simplemente no es político. Ahí están Carlos Hank González, Alfonso Martínez Domínguez, Jesús Reyes Heroles y hasta un oscuro Augusto Gómez Villanueva, que sabían y saben que ante un reportero es lo mismo que ante la vida: “un pan a nadie se le niega”. Y si se le niega entonces cae en aquella sentencia hankista célebre de: “Político pobre, pobre político”… Escribimos de la sucesión presidencial desde hace muchos años, desde 1981 para ser exactos, en el periódico La Prensa, y no hemos dejado de hacerlo desde entonces. Por eso, dos que tres de nuestros lectores lo saben muy bien: desde entonces –unos dos años- comentamos en este espacio algunos escenarios relevantes. Como recientemente, aquel de “los despistados”, cuando el presidente Enrique Peña Nieto les dijo así a los reporteros que habían considerado un destape los halagos de Luis Videgaray a Meade en la Cancillería, ante un selecto grupo de la comunidad diplomática internacional, inmejorable escenario para un destape.

LA COSA ES QUE…

En COSA DE PRENSA no nos tragamos eso de “despistados” y lo dijimos con toda claridad, que solo había sido una jugada magistral de ajedrez del Presidente, con Videgaray, tal y como lo hicieran cuando el hoy canciller invitara al entonces candidato Trump a México, en medio de una catarata de críticas que, sin embargo, en la glosa favorecieron a Peña Nieto; qué tal.

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