COSA DE PRENSA

 

 

 

 

 

 

 

 

Diputada federal sonorense Flor Rentería, entrevistada por los reporteros en “el corralito” del salón de sesiones del Palacio Legislativo de San Lázaro. 

 

  • Mala relación clase política-prensa
  • La utilidad del “divide y vencerás”
  • Aguascalientes es el más afectado

 

Javier Rodríguez Lozano

 

AGUASCALIENTES, Ags., sábado 21 de octubre de 2017.- El sainete desatado este jueves en el salón de plenos del Congreso del Estado, con protestas de reporteros por la grosería del diputado priista Sergio Reynoso Talamantes a Ángel Dávalos, compañero de Radio BI, es un botón de muestra de lo que COSA DE PRENSA ha denunciado desde su aparición en julio de 2015: No hay una relación de respeto entre la clase política y los reporteros. Ojo, no confundir con propietarios de los medios, es muy diferente. Y el problema mayor es que las promesas de campaña de los candidatos en las elecciones, de hacer un Aguascalientes más próspero, justo y generoso, siempre se quedan en la retórica de los incumplimientos, porque en ninguna democracia podrán surgir esos valores sin el respeto irrestricto entre la clase política y los periodistas, de cualquiera trinchera, de cualquier nivel y aun sin salario, como ocurría antes en muchas redacciones locales. Es decir, sin el respeto al derecho ajeno, como decía Benito Juárez, será imposible la democracia… Carlos Lozano de la Torre pudo haber hecho una buena administración pública, en términos más o menos generales, pero permitió que a la mayoría de sus colaboradores les ganara la soberbia. No logró ser recordado como el mejor gobernador de la historia de Aguascalientes como quería, por una sencilla razón: fue grosero con algunos reporteros, hoy apapachados por Martín Orozco Sandoval, quien perfila su quinquenio –si su situación jurídica le permite concluirlo y no aparece antes la eliminación del fuero- hacia un escenario todavía más obnubilado y en ocasiones demasiado oscuro. O sea, Lozano no quería a los reporteros, pero respetaba su trabajo; Martín tampoco los quiere, pero acepta a algunos para que su administración no pase desapercibida, y desprecia a la inmensa mayoría, lo cual es todavía mucho más grave… Pero vayamos a una de las razones por las cuales hay mala relación de la clase política y la prensa: El poder público no sabe hacer comunicación social –salvo el Municipio capitalino, por supuesto- y tampoco tiene interés en saberlo. Eso permite que en las instituciones más importantes de Aguascalientes no existan salas de prensa, auditorios para conferencias de prensa y tampoco áreas de prensa, y menos protocolos de prensa… Contra todos los pronósticos, la Cámara de Diputados lograría imponer un área de prensa (“corral”) en la parte trasera del salón de plenos del Palacio Legislativo de San Lázaro, en 1992, al reinaugurarse después de la inhabilitación por el incendio de 1989, en el que Carlos Salinas de Gortari lograra se quemaran las boletas de su fraude electoral. A partir de aquel momento se impediría el paso de los reporteros a las curules. Cuando un comunicador requiere una entrevista, lo notifica a un ayudante de Comunicación Social o edecán, y el diputado federal acude a la barandilla del “corral” a ser entrevistado. Hubo protestas de los periodistas, muchas, pero ahí quedaron, sepultadas bajo las hojas de los calendarios.

LA COSA ES QUE…

¿Por qué no se hace lo mismo en el Congreso del Estado de Aguascalientes? Porque no saben cómo hacerlo, no están capacitados ni siquiera para legislar; qué tal.

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