COSA DE PRENSA

 

 

 

 

 

 

  • Se robaron la Silla del Águila
  • Las guerrillas, los presidentes
  • Saber leer reloj de la política

 

Javier Rodríguez Lozano

 

AGUASCALIENTES, Ags., viernes 6 de octubre de 2017.- Excelentes artículos seriados sobre el movimiento estudiantil de 1968, de nuestro compañero periodista en La Prensa (1976-1987) Julio Villarreal Arreola, en el que todos los poderes del mundo meterían las manos. Igual que entonces, 49 años después subsiste una gran diversidad de opiniones, de enfoques, de puntos de vista. La izquierda de la época era más agresiva que la de ahora, como también lo sería la ultraderecha, el poder económico. Nos recuerda Julio Villarreal el entorno en que se produjo, el 23 de septiembre de 1963, el ataque al cuartel militar de Madera, Chihuahua. Era el último año de gobierno del presidente Adolfo López Mateos, uno de los mejores de la historia más o menos moderna, con Benito Juárez, Porfirio Díaz y Lázaro Cárdenas… El hecho de reportear desde el año de 1966 nos ha dado cierta experiencia, bajo cuya mirada estrictamente periodística e impersonal, hemos visto cómo en dos ocasiones alguien se robó la Presidencia de la República y usurpó la Silla del Águila, que la voluntad popular no les confirió, con el mayor desparpajo y cinismo, dicho esto con respeto. Es la opinión de quien esto escribe que vivió personalmente los hechos que relata… Tan no tenía olfato político privilegiado alguno, que lo único que hizo más o menos sobresaliente, fue brincarse las trancas del PRI, presidido por Alfonso Martínez Domínguez, y bajo las instrucciones del secretario de Gobernación, Luis Echeverría Álvarez, al frente de un contingente de integrantes de la Confederación Nacional Campesina, Augusto Gómez Villanueva lo destaparía como candidato presidencial, cortándole una racha de ocho destapes previos a Fidel Velázquez Sánchez, líder obrero. Ahí anduvimos. Ocuparía después muy importantes cargos, como secretario de la Reforma Agraria, presidente de la Gran Comisión de la Cámara de Diputados, como le llaman hoy a la mesa directiva y hasta embajador, pero nunca pudo ser gobernador de Aguascalientes, cargo al que han arribado otros con muchos menos merecimientos que él. Todos sabemos quiénes… Después del conflicto estudiantil de 1968 no había nada en que se apoyara el presidente Gustado Díaz Ordaz para ungir a su secretario de Gobernación, Luis Echeverría, como el candidato presidencial y en consecuencia, su sucesor. Para entonces muchos observadores ya conocían de la perversidad del de San Jerónimo Lídice, quien heredara a su sucesor, su cuate de la colonia Del Valle, José López Portillo, las listas con los nombres de los integrantes de la Liga Comunista 23 de Septiembre y del Frente Revolucionario Armado del Pueblo, este último organizado por su cuñado Álvaro Zuno en Guadalajara, con las cuales Miguel Nassar Haro en la Dirección Federal de Seguridad y Alfonso Durazo Moreno, con Francisco Sahagún Baca, en la Policía del Distrito Federal y su tenebrosa DIPD (División de Investigaciones para la Prevención de la Delincuencia), empezarían a matar guerrilleros, como quien dispara a soldaditos de plomo en la feria del pueblo. El otro que se robó la Presidencia fue Carlos Salinas de Gortari, pero esa es otra historia.

LA COSA ES QUE…

¿Y cuál es el fondo de la decisión de permanecer en la alcaldía y desechar la opción por el Senado? Muy sencillo, están cambiando muy velozmente las coordenadas en el panismo, unos se alinean a Ricardo Anaya, que va en picada libre, y otros se rebelan, con mejores augurios. Lo mismo ocurre en Aguascalientes; qué tal.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *