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Perdido en El Arte de la Guerra
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La Guerra Mundial de la Vacuna
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A la muerte nada la detiene
Javier Rodríguez Lozano
AGUASCALIENTES, Ags., miércoles 13 mayo 2020.- Como decíamos en días pasados acerca de que, “el supremo arte de la guerra es conocer las intenciones del enemigo y adelantársele”, de Sun Tzu, libro de cabecera de Luis Donaldo Colosio, que lo hiciera analfabeta funcional porque se perdería y resultaría víctima del “disparo de un pato llamado Carlos Salinas a la escopeta de un sueño al estilo de Martin Luther King”. Y ya que de disparos de patos a las escopetas hablamos, reseñemos otra: “Según una información del periódico The New York Times publicada este lunes, el FBI y el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos preparan una alerta que difundirán en breve que avisa de que los piratas informáticos y espías más hábiles de China están trabajando para robar datos de las investigaciones estadounidenses para desarrollar vacunas y tratamientos para el virus. Esos esfuerzos se han traducido en un aumento detectado del número de robos cibernéticos y ataques de naciones que buscan obtener ventaja en la lucha contra la pandemia”, informaría el periódico español La Razón… Es muy importante este dato porque nos remite a una de las acciones del presidente Andrés Manuel López Obrador más relevante de su gestión: la de proponer al G-20 que la Organización de Naciones Unidas controlara el mercado de insumos médicos del Covid. El 17 de abril pasado. El presidente López Obrado diría -¿en dónde más, si no en la mañanera?- que se necesitaba el apoyo de la mayoría de los 193 países que integran la antes llamada Asamblea de las Naciones. Al final del día se conocería que la propuesta mexicana habría sido aprobada por 161 países. Juan Ramón de la Fuente, exsicólogo de Nilda Patricia Velazco de Zedillo Ponce de León, detallaría el espíritu de la propuesta de López Obrador: “Reconocer que los pobres y los más vulnerables son los más afectados, Dar un acceso equitativo a los productos, porque es una prioridad, Que la ONU tome su papel para regularizar insumos y coordine una respuesta mundial, Ampliar cadenas para suministros médicos esenciales, nuevos diagnósticos, medicamentos y futuras vacunas y Adoptar medidas para evitar almacenamiento indebido de productos”. La propuesta del Presidente, “urge a todos los estados miembros de la ONU que inmediatamente prevengan especulación y disposiciones que escondan o limiten el acceso a equipo necesario para contener pandemia del virus”, diría el también exrector de la UNAM, exsecretario de Salud y actual embajador de México en la ONU, donde la cosmogónica Aztlán nunca había tenido ningún papel relevante, y menos con políticos de hígado como Porfirio Muñoz Ledo… No es médico, no es científico, no es especialista de nada, solo es un politólogo que no tiene competidores en México, que suele mirar más allá de sus narices. Andrés Manuel destacaría: “La propuesta es muy importante porque va a evitar acaparamiento de equipo, medicinas, vacunas, cuando se tengan para enfrentar este virus, y que todos los países, independientemente de las situaciones económicas, tengan acceso a todo y pueden atender a sus pueblos, a sus enfermos”… Claro que AMLO se adelantó a lo que publicaría el periódico estadunidense citado, acerca de “la guerra mundial de la vacuna” mediante el hackeo principalmente de China, fuerte candidato a provocador de otra conflagración mundial…
LA COSA ES QUE…
De todas maneras, a la muerte nada la detiene: nos salvamos del rayo, pero no de la raya. El consenso científico es que habrá al menos un par de millones de decesos de la pandemia en todo el orbe; el espiritual visualiza una devastación mucho mayor, más cuantiosa que la de los 56.4 millones registradas en el mundo en el año de 2016, según la Organización Mundial de la Salud, debido a enfermedades como: cardiopatía isquémica y accidentes cerebrovascular o infarto, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), infección de las vías respiratorias, enfermedad de Alzheimer y otros tipos de demencia, cáncer de tráquea, bronquios y pulmón, diabetes mellitus, accidentes de tráfico, enfermedades diarreicas y tuberculosis, por citar solo las 10 causas de decesos más frecuentes, según la OMS; qué tal.
