COSA DE PRENSA

La NASA insiste: «No hay fin del mundo»

  • Big Crunch de los paradigmas
  • Hacer el bien sin mirar a quién
  • Hace lo que puede porque debe

Javier Rodríguez Lozano

AGUASCALIENTES, Ags., lunes 6 abril 2020.- Seguramente nadie soñó vivir el resquebrajamiento de paradigmas de la humanidad, apenas en la segunda década del Tercer Milenio, aunque esto pase de noche a muchas personas que todavía bromean y rinden culto al ego en las redes sociales. A finales de este mes todo será diferente y empezará a pensarse más velozmente en los nuevos paradigmas. Especialmente en aquellos que hagan sustentable a las nuevas generaciones, que se apoyen en lo que la ONU llama “Objetivos de Desarrollo Social (ODS)”, destinados a la gente del pueblo y no a las élites del capitalismo salvaje como el que afortunadamente ya agoniza. Por ejemplo, ¿en qué se sustentan y apoyan los 180 mil millones de dólares que Estados Unidos entregó a su sistema financiero, cuando su aparato productivo no está produciendo y en el cual se finca su liderazgo económico mundial? ¿Por qué Ángela Merkel se niega a aprobar la solicitud del español Pedro Sánchez y el francés Juan Miguel Federico Macrón, de emitir eurobonos para los 26 estados miembros de la Comunidad Europea y la canciller alemana prefiere recurrir a la típica especulación del mercado para sacar ventaja de la crisis? La mezquindad y ruindad de este panorama mundial nos recuerda viejos liderazgos políticos mexicanos que pusieran de rodillas a los mexicanos durante los últimos 36 años; el de Luis Echeverría Álvarez, aquel genocida presidente que imprimiera ríos de billetes sin estar sustentados en la capacidad productiva de México, a Ernesto Zedillo, endeudando a su pueblo para que la banca sobreviviera con el Fobaproba y a Carlos Salinas, con la venta de garaje que hiciera de nuestro país y lo empobreciera brutalmente, mucho más que Enrique Peña Nieto. Sin duda que esos paradigmas han probado su inutilidad… Los nuevos modelos de gobernar tendrán que analizar algunos razonamientos que sobrevivirán y se enriquecerán con la pandemia. Por ejemplo, las criptomonedas como el Bitcoin y muchas otras, sustentadas -a diferencia del dinero, en la riqueza material de cada país, desde Napoleón, Julio César y Hernán Cortés– en los servicios y las prestaciones de otras personas. Por ejemplo, una oficina corredora de criptomonedas, autodenominada “Máquina de Negociación Mundial”, define así el tema: “Las criptomonedas (Crypto) son monedas virtuales que suelen utilizar una red descentralizada para realizar transacciones financieras seguras”. A diferencia de las bancas centrales de todo el mundo, donde una élite decide el valor del dinero, las criptomonedas no son de nadie y son de todos al mismo tiempo. Ya desde ahora y mucho antes del virus, en las redes sociales se realizan operaciones financieras con Bitcoins o criptomonedas que apoyan al cambio climático, de tal manera que valen más cuando más personas invierten en ellas y el beneficiario directo, más que el tenedor de esas monedas, es el Planeta Tierra. ¿De qué manera? Por ejemplo, instalando en mi casa páneles solares y dejar de utilizar energía fósil, que es uno de los 17 ODS (Objetivos de Desarrollo Solcial), que propuso la Organización de Naciones Unidas se incorporaran a la Carta Universal de los Derecho del Hombre y que no fueron incluidos. Entre otros de los objetivos de desarrollo social de la ONU está el combate a la pobreza y a la desigualdad, y también y con todo, al capitalismo salvaje… Ahí donde hasta ahora han fallado las tres principales líneas filosófico-religiosas del mundo, al ponderar “hacer el bien sin mirar a quién”, y “amar al prójimo como a sí mismos”, entre otros de sus grandes pensamientos, hasta ahí ha llegado este pasado 31 de diciembre una pandemia, para obligar a la humanidad a elevar su vibración espiritual, “haciendo el bien sin mirar a quien” y “amando a su prójimo como a sí mismos”, si quiere llegar a la otra orilla… La oleada pandémica inició en China y se estacionó en Italia y España (y todo Europa); ya cruzó el charco dándole la vuelta a Groenlandia para parar en Estados Unidos con mayor furia y en América Latina hay gran expectación. México es gobernado por un presidente atípico, muy distinto a sus antecesores que, ciertamente, construyeron un país de instituciones -hoy más importantes que nunca- y otros se dedicaran a saquearlo.

LA COSA ES QUE…

Algunos de ellos pudieron y supieron contar el apoyo mayoritario de sus pueblos para sacar adelante las crisis que les tocaron vivir: Juárez, Cárdenas, López Mateos. Hoy es diferente, el Presidente de la República enfrenta, además de la pandemia, al virus del capitalismo salvaje que se niega a morir ante su cuarta transformación. Pero él, con una satisfacción espiritual que nunca exhibió ninguno de sus antecesores, ha tomado las cosas con calma pero sin cruzarse de brazos, haciendo lo que puede, pensando en lo que debe. Y claro que eso, con buena vibra, genera confianza. Resistiremos; qué tal.

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