COSA DE PRENSA

 Angela Gastelum Lizárraga.

  • Prensa más libre y perseguida
  • Ni el semanario Zeta se salva
  • Querían plagiara A. Lizárraga

 

Javier Rodríguez Lozano

 

 

CIUDAD DE MÉXICO, lunes 9 diciembre 2019.- El combate a la corrupción ha pisado millones de callos íntimamente ligados también a la impunidad. Esto ha hecho a la prensa libre, más libre que nunca pero también, más perseguida. Checamos el caso de la periodista Guadalupe Lizárraga, fundadora de Los Ángeles Press, cuya hija Angela Castélum, sería privada de su libertad en octubre pasado, por un presunto taxista del cual lograría escapar. El pasado 6 de diciembre Lizárraga – autora del Falso caso de Wallace, que relata lo que en su opinión es el engaño del secuestro del hijo de Isabel Miranda de Wallace- publicó otro caso de posible corrupción, pero esta vez se cuestiona al periódico semanario Zeta, que dirigiera el extinto laureado periodista Jesús Bancornelas. Dijo Lizárraga que el secretario general de Gobierno del Baja California, Amador Rodríguez Lozano, denunció en conferencia de prensa a la periodista Adela Navarro, del semanario Zeta, “por falsear información”, y al presidente de Coparmex, Gustavo de Hoyos, “de presunto cobro millonario en contratos al gobierno panista de Kiko Vega”. Relata la perseguida periodista, también defendida por Artículo 19: “Desde la oficina de la Secretaría General de Gobierno, Rodríguez Lozano explicó que la codirectora del Semanario Zeta estaba molesta porque no se le ha comprado publicidad, y por la investigación a Gustavo de Hoyos, con quien al parecer la periodista mantiene una relación sentimental, y ello influye en el manejo corrupto de la información. Este señalamiento surgió a razón de que Navarro involucró al secretario General de Gobierno en el affaire ‘Moches’, como se conoce el cobro de comisiones de proveedores al gobierno del estado, por un mensaje de WhatsApp recibido de la funcionaria despedida por incurrir en corrupción, Cinthia García Soberanes, a quien la periodista señaló de ‘testigo’. Ante pregunta de reporteros en rueda de prensa, el secretario Rodríguez Lozano apuntó que hay dos autoridades que investigan el caso, por un lado la Secretaría de la Honestidad y la Función Pública y, por otro, la Fiscalía Anticorrupción. Reiteró que él se deslindaba de las acusaciones, pero que estaba abierto a la investigación, y a lo que resuelvan las autoridades” … Por supuesto, Lizárraga también da espacio a “la otra opinión”, como dicta todo código de ética periodístico. Relata que Adela Navarro acusó, en un editorial del semanario Zeta, al secretario de Gobierno de coartar su libertad de expresión, y apeló a su “ética periodística”. Sin embargo, precisa la directora de Los Ángeles Press, “no es la primera vez que la periodista Adela Navarro y el semanario Zeta son señalados por falsear información. El director ejecutivo de la Comisión Ciudadana de Derechos Humanos del Noroeste, A.C., Raúl Ramírez Baena, lo ha hecho en varias ocasiones, desde 2015, en relación con denuncias de tortura y fabricación de culpables a policías víctimas del exteniente coronel Julián Leyzaola, a quien el semanario apoyaba abiertamente en su reciente campaña electoral”. Precisó que uno de estos reportajes con información falsa fue sobre la supuesta indemnización millonaria del Ayuntamiento de Tijuana a 25 policías municipales víctimas de detención arbitraria y tortura por parte de Leyzaola, e incluso después de las aclaraciones puntuales de los policías, le solicitaron a Navarro que dejara de utilizar los nombres y fotografías de las víctimas “de manera tendenciosa” y en perjuicio de ellos y sus familias. Ahora, dice Lizárraga, Navarro en su respuesta a la conferencia de prensa de Rodríguez Lozano, dijo que se trataba de un ataque a su libertad de expresión por publicar “presuntos actos de corrupción en la administración estatal de Jaime Bonilla Valdez”. No obstante, la evidencia presentada por la periodista con reconocimiento internacional fue un mensaje de WhatsApp enviado por la “testigo”, después de que ésta fuera despedida por actos de corrupción.

LA COSA ES QUE…

El 5 de octubre pasado, al filo de las 8:30 horas, Angela Gastelum Lizárraga, sería víctima de un intento de plagio, cuando en Mexicali abordara lo que le pareció un taxi: “Le di la dirección a donde iba pero el hombre puso el cerrojo de las puertas y se dirigió en sentido contrario a donde le indiqué y subió la velocidad. Le dije que por allí no era, pero él me contestó de mala manera que conocía su ruta. Insistí, me colgué el bolso al hombro y expresé que me quería bajar porque se dirigía rumbo a la salida a Tijuana. El hombre se metió por unas calles residenciales sin hacerme caso y al frenar en un alto, quité el seguro y me logré bajar, aunque él aceleró”; qué tal.

 

 

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