COSA DE PRENSA

 

  • Caza de Francisco Sahagún Baca
  • La Liga infiltra a los sindicatos
  • Solidaridad con Pedro Salmerón

 

Javier Rodríguez Lozano

AGUASCALIENTES, Ags., viernes 27 septiembre 2019.- En esta tercera y última parte del texto de Jesús Ramírez Cuevas, vocero de la Presidencia de la República, titulado “La Liga Comunista 23 de Septiembre Historia del Exterminio”, ayer decíamos que de acuerdo a declaraciones de la pareja del máximo líder de aquel movimiento armado, el aguascalentense Ignacio Salas Obregón -Graciela Mijares- La Liga nunca recibió entrenamiento, dinero ni apoyo del exterior -aclara. “Al contrario, asumió posiciones muy críticas frente al socialismo real, la Unión Soviética, China y Cuba, así como ante el Partido Comunista Mexicano”… Continuamos: La Liga aprovecha la efervescencia sindical en las zonas industriales de Ecatepec, Naucalpan y Tlalnepantla, en el estado de México, y emprende una campaña propagandística entre obreros. Los guerrilleros acuden armados a las asambleas de trabajadores, los alientan a seguir luchando y reparten el Madera. En tanto, el cerco policiaco se estrecha. Así, la Liga interviene en el movimiento sindical de la Cervecería Modelo. El 20 de febrero de 1977, uno de sus comandos irrumpe en una asamblea de mil trabajadores y anuncia que para lograr las demandas laborales secuestrarían al dueño de la empresa. El movimiento sindical es desmantelado y son despedidos unos 100 trabajadores. El 30 de marzo, la Liga secuestra a Antonio Fernández, presidente del consejo de administración de esa empresa. Antes de liberarlo, el grupo armado obtiene 25 millones de pesos, la reinstalación de los obreros despedidos y el pago de pensión a más de 150 jubilados. La respuesta oficial es devastadora. El 12 de abril, la Brigada Blanca descubre al comando que realizó el secuestro en una casa de seguridad de la colonia Avante; 200 elementos de la Brigada Blanca, encabezados por Francisco Sahagún Baca y el coronel Rafael Rocha Cordero, rodean la casa y, tras una balacera, detienen a seis guerrilleros, entre ellos Francisco Pérez Rayón y Luis Miguel Corral García, el principal dirigente de la Liga. Son trasladados al Campo Militar Número Uno; a la fecha están desaparecidos. El 31 de agosto de 1977, la Liga intenta secuestrar al profesor de la UNAM, Hugo Margáin Charles, hijo del embajador mexicano en Estados Unidos, pero muere desangrado. Esta fue quizá su última acción armada importante. En esos años se da una guerra sin cuartel entre guerrilleros -cada vez más acosados y diezmados- y la fuerza antiguerrillera -cada día más cruel y brutal. En los últimos cinco años de la Liga, menos de 10 de sus militantes caen en la cárcel, los demás fueron asesinados o desaparecidos. El 24 de enero de 1981, cerca de Ciudad Universitaria, agentes de la Brigada Blanca acribillan a Miguel Ángel Barraza García, El Piojo Negro, jefe del comité de redacción del Madera y último dirigente de la organización. Para 1982 la Liga está prácticamente desmantelada; sus dirigentes, desaparecidos o muertos; y deja de aparecer el Madera (se publicó hasta el número 58). La Liga había sido derrotada. Aunque algunos grupos siguieron actuando por varios años, ésta ya no existía como tal. Ese año el gobierno mexicano propuso la posibilidad de legalizar a la Liga como partido político si renunciaba a las armas. Jaime Laguna, cuenta que “esta posibilidad nunca se concretó, ya que a la persona que le hizo la oferta, un enviado de Jesús Reyes Heroles (secretario de Gobernación), nunca informó al resto”. Era el final, pero insiste Heladio Torres: “Nos derrotaron militarmente por errores que cometimos y porque no calculamos la violencia que usaría el Estado contra nosotros, pero nuestra propuesta política sigue vigente”. Con la disolución de la Liga, el gobierno mexicano dio por aniquilada la guerrilla urbana. La mayoría de quienes entonces abrazaron las armas terminaron asesinados, desaparecidos o encarcelados. De los 532 desaparecidos, cuyo paradero hoy investiga la PGR, unos 150 pertenecieron a la Liga. Graciela Mijares, compañera de Ignacio Salas Obregón, concluye: “El gobierno mexicano nos trató como delincuentes, nunca reconoció las causas políticas de nuestra lucha. Nos dejaron sin nombre, nos aniquilaron y nos borraron de la historia.

LA COSA ES QUE…

“Hoy es necesario que se conozca la verdad. Estos jóvenes cometieron delitos con la ‘violencia revolucionaria’ que ejercieron, por ello, en un Estado de derecho, debieron ser procesados y juzgados; no obstante, el gobierno respondió con la barbarie. Contar y exponer la historia no es una falta o un delito: Mi solidaridad con Pedro Salmerón Sanginés”, concluye Jesús Ramírez Cuevas; qué tal.

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