- En riesgo el plan de paz de AMLO
- ¿Facultad del Senado la amnistía?
- Olga Sánchez halló resistencias
Javier Rodríguez Lozano
AGUASCALIENTES, Ags., martes 3 septiembre 2019.- El Primer Informe de Gobierno (tercero en la cuenta personal, después de los 100 días y el aniversario del triunfo electoral) fue distinto a cuantos se conocían, empezando por la falta del ceremonial acostumbrado en la tradición republicana, en el que el Presidente caminaba sobre algodones y su palabra era ley a ciegas, y terminando con una predominante crítica mediática que no tuviera en el pasado ningún antecesor. De sus muchos desaciertos rescatamos uno relevante, por ejemplo una crítica relata “un giro en la estrategia de Palacio Nacional”, refiriéndose a que la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, no entregó al Senado como anunciara al reunirse con Ricardo Monreal y sus homólogos morenistas, la iniciativa preferente sobre la Ley de Amnistía, aquella en que explicó a los legisladores que “todos los criminales que hayan dañado a la sociedad carecen de la posibilidad de beneficiarse con esta disposición; por el contrario, la iniciativa busca ayudar a personas que se encuentren presas injustamente, que fueron obligadas a delinquir en condición vulnerable”. Sánchez Cordero le dijo a Monreal que esa iniciativa preferente “es un mecanismo legislativo al que puede recurrir el Presidente para lograr que el proyecto transite en dos meses, de manera obligatoria, en el primer periodo de sesiones del Congreso”. Fue entonces cuando Ricardo Monreal, coordinador parlamentario de Morena, dijo a la jefa de la política interior, Olga Sánchez Cordero, que “la amnistía es una facultad del Poder Legislativo y el indulto es una facultad del Presidente; vamos a esperar la iniciativa para debatirla y en su caso, aprobarla”. Se suponía que en aquella reunión de la secretaria de Gobernación con el Senado se había entregado la iniciativa preferente sobre la Ley de Amnistía, argumento central para pacificar a México, después de 13 años de guerra sin cuartel con el crimen organizado, pero no fue así. La crítica mediática, con otros datos a la mano, dijo: “Nos comentan que habrá que esperar, sin embargo, el proyecto. Algunos señalan que la polémica que se generó hace algunos días con el tema del diálogo con autodefensas pudo haber influido en la decisión de no hacer uso de la prerrogativa de iniciativa preferente. El caso es que esa iniciativa fue la gran ausente de la tarde” … Pero no, ese no fue el escenario real; lo que ocurrió es que al decir Monreal que la amnistía no es una facultad del Presidente, sino del Legislativo, cambió todo y Olga tuvo que guardarse la iniciativa e informar al Ejecutivo del sorpresivo giro que tomaba uno de los dos ejes más importantes de la Cuarta Transformación: el de la seguridad pública… Monreal soltaría aquella bravuconada, bajo la calentura del conflicto con la nomenklatura de Morena, que había invalidado la elección que “ganara” Mónica Fernández de manera ilegal, en opinión de Martí Batres y de la propia Comisión Nacional de Honestidad y Justicia de Morena. Hábil, por supuesto, inteligente también, naturalmente, Monreal Ávila presentó juicio ciudadano ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación e hizo firmar a 44 de 59 senadores morenistas una carta de adhesión a Mónica Fernández; engañó a los coordinadores parlamentarios de los demás partidos, especialmente a los del PAN en ambas cámaras, pidiéndoles su apoyo para que tomara posesión Mónica de la mesa directiva del Senado, a cambio de “cederles” la mesa directiva de la Cámara de Diputados, donde -obvio- Porfirio Muñoz Ledo no le siguió el juego… Sin embargo, una vez que Monreal se salió con la suya, asestándole el golpe más duro a la administración lopezobradorista, quedan dos escenarios inobjetables al mediano plazo: 1) Una vez que Julio Scherer, el asesor jurídico de la Presidencia y autor de la iniciativa preferente de la Ley de Amnistía, analice bien el enfoque monrealista de las facultades del Presidente en materia de amnistía, y una vez corregida y aumentada en su caso, será presentada al Congreso, en este caso, a la Diputación como cámara de origen. Y 2) Morena tendrá que elaborar un fino argumento para expulsar del partido a Ricardo Monreal, si es que quiere recuperar credibilidad, porque la rebeldía de Monreal le resta autoridad moral. Es un hecho que no solo el conflicto Batres-Monreal han disminuido a ese instituto político, sino también los resultados electorales en algunos estados distintos a Puebla y Baja California donde fueron exitosos.
LA COSA ES QUE…
Caló más hondo todavía que su fundador, Andrés Manuel López Obrador, les advirtiera que si se pierde Morena él renuncia, y que le quiten el nombre porque no sería digno de él, con el que llegaron a la Cuarta Transformación; qué tal.