- El cinismo en el periodismo
- Aquí se hace y allá se cobra
- Clave Certificación de Tarifas
Javier Rodríguez Lozano
AGUASCALIENTES, Ags., lunes 27 mayo 2019.- Decía Kapuscinski que el periodismo no se hizo para los cínicos. En esta nueva confrontación del presidente Andrés Manuel López Obrador con “el hampa del periodismo”, hay de todo como en botica: verdades y mentiras, y como Einstein, una y otras, relativas… De acuerdo a Artículo 19, durante los últimos 18 años han sido asesinados 116 periodistas, 47 de ellos en el sexenio pasado y más del 90% de los homicidios ocurrieron en alguno de los estados de la República, donde el periodista, a diferencia de la capital del país, no tiene para dónde correr. Aquí en Aguascalientes un viejo periodista que respeto mucho asegura que: “El periodismo se hace en la provincia y se cobra en la Ciudad de México”. ¡Y de qué manera! Ejemplifiquemos con dos versiones de dos connotados columnistas de periódicos nacionales, ambos con sus nombres aparecidos en la lista de periodistas que recibieron dinero de la administración de Enrique Peña Nieto y que diera a conocer el Instituto Nacional de Transparencia y Acceso a la Información. El primero de ellos dice tener más de 30 años en el periodismo y que nunca vendió su criterio periodístico, aunque sí comercializó espacios de su portal, con la venta de banners y convenios de publicidad, y pagaba una nómina de más de 150 mil pesos mensuales. Igual el segundo, aunque a este último lo veo desde hace más de 40 años. Confiesa que 12 empleados atendían su portal, pero ya no están con él, aunque sí conserva sus oficinas en Insurgentes por el contrato firmado. Otra coincidencia es que los dos han sido críticos de todos los presidentes de la República y del mismo AMLO. Uno reconoce ingresos anuales de casi dos millones de pesos y el otro, de más de ocho millones… En la otra cara, con 53 años en el oficio, en 1994 edité en la capital la revista Señales, tenía ocho trabajadores y pagaba nómina de casi 40 mil mensuales, además del tiro (la
impresión), pero en 1999, a un año de salir de El Universal, tuve que cerrarla por quiebra total. Continué hasta llegar aquí, a editar el periódico digital COSA DE PRENSA.NET, con cinco empleados y un convenio de publicidad de solo seis mil pesos mensuales más IVA, y eso es todo. En esta provincia no otorgan publicidad al periodismo crítico, aunque sea el mejor informado… También, al igual que los columnistas que tomé de ejemplo, mis trabajos están en las hemerotecas de los periódicos La Prensa, El Gran Diario de México y Excélsior, y salvo aquellos años finales del salinismo, nunca más volví a saber lo que era la publicidad del Gobierno Federal… Algo de lo que quiero decir con todo esto, es que todo político nunca va aceptar a sus críticos y todo periodista jamás va conciliar la disminución de sus ingresos, ambos fenómenos son naturales… En la imaginaria, ahorita en la distancia, hay una organización de empresarios de medios, que nunca supieron de la publicidad del Gobierno Federal, salvo contadas excepciones porque la mayoría son de provincia, que se organizan al regularizar sus medios, tanto en el Instituto Nacional del Derecho de Autor, como en el Padrón Nacional de Medios, para aspirar a tener acceso a la publicidad oficial. Todo un sueño, pero absolutamente posible. Su cristalización simplemente les liberaría de amagos de los caciquismos regionales y les haría nacionalmente in-de-pen-dien-tes.
LA COSA ES QUE…
Ciertamente, como dicen sus críticos, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público ha tomado el control del manejo de los dineros públicos, respetuosa del lugar que los medios de comunicación tendrán en la Cuarta Transformación. Honestidad, transparencia y rendición de cuentas, son las líneas con que el Gobierno Federal a través de la SHCP, examina a todos los medios de comunicación del país que se acercan a ella en busca de la Certificación de Tarifas. Esto no ocurría en el viejo régimen, donde la publicidad gubernamental era selectiva. Con esa acreditación el medio tendrá acceso a la publicidad de las 22 dependencias y organismos federales; qué tal.