No se mide…
- Los excesos de López Obrador
- Libertad de expresión a debate
- Él no tiene libertad de expresión
Javier Rodríguez Lozano
AGUASCALIENTES, Ags., viernes 29 marzo 2019.- Debo agradecer nuevamente un par de textos que me envía el único de mis lectores que discierne mis textos, lo cual humildemente me honra por tratarse de una conciencia crítica y un pensamiento libre. Esto es, dicho con respeto, todo un animal político, que sabe lo que dice y lo dice muy bien, aunque prefiera el anonimato. Gustábamos tomar café de vez en cuando, pero la vorágine de la Cuarta Transformación nos ha absorbido y hecho imposible ese privilegio. Sin embargo, es de una charla constructiva y edificante. Nos hace diferentes el hecho de que yo no le reconozco al presidencialismo o sistema político mexicano, mínimos de bienestar indispensables que enorgullezcan a mi familia; antes, al contrario, últimamente, esas instituciones, en lo local, que el candidato presidencial anterior criticara con denuedo, se han encargado de empobrecerme aún más y eso lastima, y mucho. El sistema aguscalentense de administración de justicia prácticamente me ha regresado a empezar de cero, debido a los vicios y corruptelas de sus juzgados mercantiles, que habré de documentar en otro momento y espacio. Nos esperan eventos nacionales de la mayor importancia en los que cientos de personas como yo, dedicadas al periodismo fuera de las grandes empresas, nos reuniremos en la ciudad de Durango, del 26 al 29 de abril, en el marco de la Primera Conferencia Nacional de Empresarios de Medios, organizada por la agrupación Comunicadores por la Unidad, que preside en la Cuidad de México el compañero periodista Jaime Arizmendi. De ahí surgirá muy seguramente La Carta de Durango, que le exigirá al presidente Andrés Manuel López Obrador respeto absoluto a la libertad de expresión. En Aguascalientes coordina el compañero Alberto Viveros. Aquí también, muy pronto, entrará en funciones el Capítulo Aguascalientes de la Fraternidad de Reporteros de México, A.C., que preside en la capital del país el periodista Raúl Correa, también secretario de Comunicación del Comité Ejecutivo Nacional de Morena, cuyos ejes de acción son muy similares a los de la revolución francesa: fraternidad, igualdad y libertad… de expresión. Justamente acerca de esto último es que nuestro admirado lector anónimo nos envía un par de textos. Uno es de la hija de un compañero muy querido en el periódico La Prensa de los 70s y 80s, Jacobo Morett. Algunas tardes de redacción en el cuarto piso de Basilio Vadillo 40 fueron endulzadas muchas veces por algunos de sus fragmentos operísticos de, por ejemplo, O sole mío, por citar solo uno. Hablo de Georgina Morett, también jefa de prensa en Banamex. Dice su texto en El Financiero, que el abogado Agustín Vargas le dijo a Ciro Gómez Leyva, categórico, que “el Estado no goza de libertad de expresión, por lo que ninguna autoridad puede hacer uso de las garantías y derechos fundamentales que tenemos los ciudadanos”. Se refiere a los excesos del Presidente López Obrador en sus conferencias mañaneras: “Para lo cual hizo referencia a una sentencia de la Suprema Corte, el expediente 2931/ 2015, en la que se señala que el Estado y sus instituciones no son titulares de derechos fundamentales. Las instituciones públicas sólo pueden llevar a cabo aquello que les es ordenado o facultado expresamente. El problema es que violar la ley no detiene al Presidente”. Estamos de acuerdo con ella, y también con Javier Risco, que en el mismo periódico participa en el debate y dice: “Con esto justifico que quizá (AMLO) NO haya leído la carta enviada a su oficina por parte de la organización defensora de la libertad de expresión, Artículo 19, el pasado domingo 6 de enero del presente año. Es más no estoy seguro de que sepa de su existencia o que alguien le haya informado que la organización que lleva protegiendo a periodistas en este país los últimos años haya expuesto una legítima preocupación por su lenguaje en las conferencias matutinas. Así que hoy, a casi 80 días de su publicación, le recuerdo puntualmente fragmentos de esa carta ignorada de Artículo 19.
- Cabe recordar que las descalificaciones y estigmatizaciones constantes hacia medios de comunicación o periodistas, como ha señalado la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), generan un clima que impide una deliberación razonable y plural sobre todos los asuntos públicos y, en un contexto de violencia como el nuestro, incrementa la vulnerabilidad de las y los periodistas. En este sentido, es importante advertir que las descalificaciones no son parte del derecho de réplica. Dicho derecho no entraña descalificar o estigmatizar a quien tiene un discurso contrario, sino que atiende a la necesidad de conocer las distintas versiones de los hechos del protagonista de una nota periodística. La réplica no debe restringir o inhibir la libertad de expresión, sino complementar y permitir a la ciudadanía hacerse de una idea propia a partir de diversas visiones”.
LA COSA ES QUE…
“Aléguele al ampayer”; qué tal.