Por Óscar Fidel González Mendívil
AGUASCALIENTES, Ags., lunes 21 de diciembre de 2015.- “De este modo casual introdujo Colosimo en Chicago la figura que, andando el tiempo, había de dominar la mala vida de la ciudad, alcanzando poder y riquezas no soñadas por ninguno de su clase hasta entonces.”
Walter Noble Burns. Chicago sangriento. De la Ley Seca a Al Capone
De acuerdo con el Chicago Tribune, el pasado 29 de abril* Alfredo Vásquez Hernández, alias Alfredo Compadre, considerado “teniente” dentro de la organización criminal que encabeza el Chapo Guzmán, se declaró culpable de conspirar para distribuir narcóticos.
Este es uno de los cargos por los cuales fue acusado en 2009 ante un Gran Jurado en la Corte del Distrito Norte de Illinois, junto a Joaquín Guzmán Loera, Ismael Zambada García, Vicente Zambada Niebla, Alfredo Guzmán Salazar y otros.
El papel desempeñado por Alfredo Compadre, según la acusación de la Fiscalía en el caso 09-CR-383, fue el de actuar a nombre del Chapo Guzmán como coordinador de logística para la importación de grandes cantidades de cocaína desde Centro y Sudamérica hacia México, así como la entrega de esa misma droga en territorio de los Estados Unidos.
A pesar de haberse declarado culpable, Alfredo Vásquez Hernández sostiene que no conoce a Joaquín Guzmán Loera sino que trabajó con los hermanos Pedro y Margarito Flores, traficantes de droga en Chicago, quienes terminaron cooperando con el gobierno norteamericano. Caso contrario al de Alfredo Compadre, pues los fiscales afirmaron ante el juez Rubén Castillo que no había cooperado.
Ya el 26 de marzo de este año, otro acusado, Tomás Arévalo Rentería, se había declarado culpable de distribuir heroína y cocaína para el Cártel de Sinaloa, sin que esto signifique que haya consentido en cooperar en contra del Chapo.
Ante ese mismo juez y en ese mismo caso se presentó el 3 de abril de 2013 el acuerdo entre el Fiscal de Distrito Gary Shapiro y el acusado Vicente Zambada Niebla, según el cual éste se declaró culpable de conspirar para distribuir cocaína y heroína a cambio de recibir una sentencia mínima de diez años de prisión.
Además, El Vicentillo se comprometió a cooperar en cualquier asunto que le requiera la Fiscalía Federal para el Distrito Norte de Illinois (Negocia El “Vicentillo” con gobierno de EU, Ríodoce 13 de abril de 2014).
Pero también, y en el mismo caso 09-CR-383, el 27 de febrero de este año se presentaron nuevos cargos en contra del Chapo Guzmán y Edgar Manuel Valencia Ortega, quien había sido detenido en el aeropuerto internacional de Las Vegas en enero de 2014.
El arresto contra Valencia había sido ordenado desde septiembre del año anterior por cargos de conspiración para distribuir cocaína que dieron origen al caso 13-CR-720.
En lugar de continuar con este caso, los fiscales promovieron un desistimiento para poder proseguir con los cargos que lo vinculan al Chapo Guzmán. La Defensa se inconformó alegando, entre otras cosas, que era un castigo para Valencia por haberse negado a cooperar.
Al resolver sobre el asunto el pasado 14 de abril, el juez Matthew Kennelly reconoció que la estrategia de la Fiscalía de vincular a Valencia con el caso contra Guzmán Loera era más favorable al Estado que al acusado. Sin embargo encontró que no había mala fe de parte del gobierno y concedió el desistimiento.
Los pliegos de las diversas acusaciones y negociaciones contienen datos sólidos sobre la estructura y negocios de los operadores de Joaquín Guzmán Loera e Ismael Zambada García en los Estados Unidos, a diferencia de las filtraciones que hemos conocido en nuestro país, gracias a las cuales nos hemos enterado de que el Chapo declaró ser agricultor.
Pero no sólo eso. Los documentos públicos de las cortes del Distrito Norte de Illinois revelan también las herramientas y estrategias de los fiscales norteamericanos. Acusar y también negociar, lo que resulte al servicio del pragmatismo para tener responsables ante su comunidad.
Parece pues, paisano, que el desmantelamiento del Cartel de Sinaloa tiene un capítulo muy importante que pasa por las cortes y fiscalías de Chicago. Y también parece que las evidencias presentadas allá son, desde el punto de vista jurídico, más claras y contundentes que lo que hasta ahora conocemos en México.
Finalmente para conocer la verdad habrá que esperar paisano, habrá que esperar.
*) Publicado en el periódico Ríodoce el 4 de mayo de 2014 y reproducido aquí con autorización del autor.