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Las elecciones mueven a gigantes
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China mete zancadilla a Estados Unidos
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Paso en falso en Taiwán y la guerra
Javier Rodríguez Lozano
CIUDAD DE MÉXICO, martes 31 octubre 2023.- Las elecciones mueven a los gigantes China y Estados Unidos, y México también se instala en su escaque del tablero de ajedrez geopolítico, alejándose del Tío Sam y acercándose al Dragón y al Oso, que juegan blancas y superan en jaques al adversario norteamericano.
Primero, una guerra en Ucrania para recordarle al mundo que ya hay relevo en el liderazgo global, y después, otra conflagración en Medio Oriente para fortalecer a un dólar que iba en caída libre, y ahora nuevas elecciones para redefinir dónde estará el poder político; mas no el geopolítico que detenta el Grupo de los 130 y la ONU, también en una suerte de lucha libre donde muchos de los güamazos (trancazos) son fingidos, como sus condenas mediáticas a Israel, pero sin frenar en el Consejo de Seguridad el genocidio en Gaza.
A cinco días del 20 de enero de 2020, en que tomara posesión de la Casa Blanca Joe Biden, su homólogo chino Xi Jinping, diría al mundo en el Foro Económico Mundial de Davos, Suiza, que había terminado la hegemonía de un solo país que tomaba decisiones por todos los países del mundo.
Esto no se ha entendido porque Estados Unidos ha endurecido sus medidas ante Rusia y China, como solía hacerlo como máxima potencia global, y los países del Oso y el Dragón han venido creciendo exponencialmente sin que, aparentemente, América se entere.
La pandemia también tuvo la misión oculta de fortalecer al dólar estadunidense y más aún, sortear la deuda externa de los 200 países afiliados a la ONU, ostensiblemente impagable, pero fracasó, a pesar de la complicidad de todos los sistemas de salud del mundo; pero eso se volvieron a encender las cenizas de la guerra más antigua de la humanidad, iniciada por Isaac e Ismael, hijos de Abraham, entre judíos y musulmanes.
El próximo año de 2024 habrá elecciones en Estados Unidos, donde Joe Biden se halla en desventaja frente a Donald Trump, a quien cuatro años atrás le robó el resultado, en el mayor fraude electoral que conozcan las democracias modernas, eso lo sabe el pueblo estadunidense y al parecer no perdonará.
Por esa razón Biden echó mano de la geopolítica para tratar de demostrar su poder: Invitó a China a la Casa Blanca, con el ánimo de restaurar una relación bilateral muy dañada y ganar electores, pero su homólogo chino, Jinping, que ha llevado a su país al liderazgo global luego de 10 años en el poder, lleva mucho tiempo usando de muletas sus largos colmillos retorcidos.
Mandó a Estados Unidos la semana pasada a su canciller Wang Yi, quien se entrevistó con el presidente Biden y los secretarios de Estado, Antony Blinken, y de Defensa, Jake Sullivan, a quienes les dijo que China no permitirá ninguna intromisión extranjera en Taiwán, y que se irá a la guerra de ser necesario.
Se dice fácil, no existe en el discurso de la diplomacia mundial, manera alguna de argumentar un discurso que lo diga con claridad y contundencias; pero sí existen muchas maneras de que, “atrás de la diplomacia”, se digan las cosas tal y como deben ser.
La visita del canciller chino Yi a Estados Unidos y la advertencia que dejó a Estados Unidos contundentemente se verá reflejada en el hecho de que Israel no invada totalmente Gaza y afloje el cerco sobre Taiwán, donde el próximo año también habrá elección y si continúa gobernando el partido opuesto a China, se agudizará la tensión, según dijo Yi a Sullivan.
Xi Jinping, en su espacio en el periódico oficial chino, The Times Global, ha dicho que “La carta de China’ es una táctica habitual de los candidatos presidenciales estadunidenses”.
“La carta de China” es el movimiento que realizan los aspirantes a la Casa Blanca, como una muestra de su poder ante el electorado, pero el Dragón, salvo darle el avión a Kissinger, que ha cabildeado la bilateralidad medio centenar de ocasiones, desde los 70s como secretario de Estado al lado de Richard Nixon, no le ha permitido lucimiento a ninguno; y ahora, menos a Biden.
También la semana pasada el presidente Andrés Manuel López Obrador, durante una gira por Nezahualcóyotl, enterado del ajedrez geopolítico, decidió reafirmar la posición de México en estos últimos cuatro años: Elogió a Trump:
“No saben cuánto me costó (que se sumará al Tratado). Miren ya tengo el pelo como un algodón, pero es un hombre visionario y duro, pero visionario y lo convencimos de que era importante mantener la integración económica y comercial y ahora México es el principal socio económico y comercial de Estados Unidos y por eso está llegando muchísima inversión extranjera”.
Igual, la semana pasada, en una asamblea general de la ONU, con cinco países miembros permanentes con derecho de veto: Estados Unidos, Reino Unido, Francia, China y Rusia, 120 países aprobaron una resolución no vinculante de “Tregua Humanitaria inmediata y duradera en Gaza” propuesta por Jordania e impulsada por México, a la que se opusieron 14 naciones y 45 más se abstuvieron,
La Asamblea General de la ONU aprobó este viernes, con el voto en contra de Estados Unidos y a favor de México, una resolución no vinculante que pide una “tregua humanitaria inmediata y duradera” en pleno recrudecimiento de la ofensiva militar israelí contra la Franja de Gaza.
Con 120 votos a favor, 14 en contra y 45 abstenciones, la Asamblea general aprobó el texto propuesto por Jordania en nombre del grupo árabe, en el que no se nombra ni a Hamas ni a Israel. Antes, había rechazado incluir una enmienda de Canadá que pedía condenar expresamente a Hamás por los atentados del 7 de octubre que provocaron la muerte de más de mil 400 israelíes, la mayoría civiles.
Austria, Croacia, República Checa y Hungría votaron en contra de la resolución, junto con Guatemala o Paraguay.
Y a favor votaron México, Rusia, China, Irán, Paquistán, Francia, Brasil, Argentina, Bolivia, Colombia, Chile, Cuba, El Salvador, Perú, España o Bélgica.
Se abstuvieron Alemania, Australia, Reino Unido, Italia, India, Grecia, Japón, Suecia, Uruguay o Panamá. Venezuela, que copatrocinaba la resolución, no ha podido votar al habérsele retirado el derecho a voto por falta de pago de su cuota a la ONU.
LA COSA ES QUE…
Nótese que países afines a Estados Unidos hoy le dieron la espalda y también se acercaron al Dragón, el Oso y, ¿por qué no?, también a Palestina.
Qué tal.