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AMLO fija condiciones a las corcholatas
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Quiere ser el segundo mejor Presidente
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Cuál tendría que ser el papel de la prensa
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El Club de Periodistas de México, A.C.
Javier Rodríguez Lozano
CIUDAD DE MÉXICO, viernes 16 junio 2023.- Ha dicho que “está prohibido prohibir”, sin embargo, fijó reglas a la y los aspirantes a la candidatura presidencial de Morena y les prohibió relacionarse con la prensa conservadora.
Sin embargo, quiere ser el segundo mejor presidente de México, después del general Lázaro Cárdenas y en estos momentos, ya es en el mundo el segundo mejor mandatario, antes de su homólogo hindúe, Narendra Modi.
Al menos en México, ya hay muchos medios de comunicación no alineados el poder económico global, que anualmente dicta desde la reunión del Club Bilderberg y el Foro Económico Mundial de Davos lo que los medios deben decir en todo el mundo.
El presidente Andrés Manuel López Obrador llama a esa gran prensa, ultraconservadora y fifí, como The Financial Times, de Londres, que en los primeros días de este mes lo calificó, de acuerdo a la encuesta de Morning Consult, como el segundo mejor entre 13 mandatarios.
Entre las reglas de AMLO está evitar las confrontaciones y los debates (al parecer, Marcelo Ebrard ya infringió este concepto); ello permitiría que el segundo y tercer lugares en la encuesta fueran designados automáticamente coordinadores de las fracciones parlamentarias en el Senado y la Cámara de Diputados en la próxima Legislatura. Y el cuarto ocuparía un cargo en el gabinete.
Ensayemos un hipotético, pero nada lejano escenario: Marcelo Ebrard sería coordinador de Morena en el Senado y Ricardo Monreal Ávila en la Cámara de Diputados, y quien volvería a su puesto original en la Secretaría de Gobernación sería Adán Augusto.
La regla más llamativa es la de que, “los aspirantes presidenciales evitarán difundir sus proyectos en medios informativos críticos de Morena y de la 4T”.
Esta prohibición que el Presidente se negó a reconocer como tal, fue increpada por una periodista en la Mañanera, y el Ejecutivo federal diría que ojalá hubiera un sindicato de periodistas fuerte que representara a los buenos periodistas y que les ayudara a tener buenos salarios.
Será también tema de otro espacio, pero actualmente solo hay una agenda de agrupaciones de periodistas que coincide con la necesidad, primero, de una legislación justa y, segundo, que las y los periodistas de México cuenten con mejores salarios. Lo veremos después.
Esta -la relación poder político/prensa- es “la papa caliente” más candente del sistema político mexicano, en el que la mayoría de los presidentes de la República han hecho agua; a lo mejor no tanto como precisamente, Lázaro Cárdenas, o Miguel Alemán. (Este último construyó casas en la colonia Del Periodista, vecina de Narvarte, y los beneficiarios las compraron en 150 mil pesos).
El de Jiquilpan, quizá un poco como Ernesto Zedillo que solamente cultivó un amigo empresario de medios que se llama Juan Francisco Ealy Ortiz, pero durante su campaña presidencial de 1936 Cárdenas se llevó muy bien con un reportero poblano de El Sol de México, de nombre Antonio Sáenz de Miera, El Charro, quien con ese antecedente, el presidente Adolfo López Mateos le otorgó en comodato el hermoso edificio neoclásico que ocupa la calle de Filomeno Mata, entre 5 de mayo y Tacuba, donde en 1962 se fundó el Club de Periodistas de México, A.C.
Será en otro momento oportuno describir que el amplio y bello despacho principal del Club de Periodistas de México, A.C., sería ocupado en aquellos años por el secretario de Industria y Comercio, don Raúl Salinas Lozano, que a regañadientes lo desalojó, por lo que su hijo, el presidente Carlos Salinas de Gortari pretendería dar fin al comodato sin conseguirlo.
Desde entonces han existido otras agrupaciones de comunicadores, como la Asociación Nacional de Periodistas, A.C. (ANPAC), que presidiera Rubén Rodríguez Lozano, el Sindicato Nacional de Redactores de Prensa (SNRP) que dirigiera Miguel Jordá Galeana y hoy lo lidera Rogaciano Méndez González; y el Club Primera Plana, de José Luis Uribe, entre otros.
En su momento, cada una de esas agrupaciones de periodistas hicieron lo mejor que pudieron, por ejemplo, el SNRP que afiliaba al personal de periódicos como El Universal, Ovaciones y Cine Mundial, entre otros; fuimos miembros de este sindicato y aunque agradecemos sus buenos oficios, no recordamos entre ellos a un buen salario.
Los mejores salarios, sin duda, lo decimos por experiencia personal, los teníamos en aquella época los reporteros de Televisa y los de las cooperativas de Excélsior y La Prensa; el problema es que no cotizábamos para el Seguro Social y al momento de jubilarnos “la marrana torcía el rabo”.
Alguna vez en el estado de Jalisco y actualmente en Veracruz, el Club de Periodistas de México, A.C., que dirige Mouris Salloum George, ha contado con delegaciones que han representado al gremio en diversos sentidos, todos ellos inherentes al desempeño profesional del periodismo.
Es habitual, si se consulta a los historiadores se encontrarán las coincidencias, que en los procesos de Sucesión Presidencial como el que vivimos en 2023, se aceleren la violencia y se caliente más la papa de la relación poder político-prensa.
Cuando AMLO dice querer ser el segundo mejor presidente de la historia de México nos perfila un poco lo que será después de 2024, cuando presuntamente se retire de la política y se vaya a “La Chingada”, como se llama su rancho de Palenque; muchos dudan e imaginan una nueva versión del Jefe Máximo de la 4T, en analogía a Plutarco Elías Calles, que lo fuera de la Revolución.
En su artículo de 17 páginas de la Revista de Historia Universal Istor, año 1, número 3, invierno de 2000, cuando todavía no se imaginaba la corrupción azul, que el historiador Lorenzo Meyer titula “El presidencialismo mexicano en busca del justo medio”, que no lo encontraría Vicente Fox, decimos nosotros, apunta:
“Ningún presidente anterior logró conjuntar en sus manos tanto poder como Lázaro Cárdenas… Lázaro Cárdenas consolidó definitivamente la presidencia fuerte mexicana. Una presidencia que de tan fuerte, en pocos años se convirtió prácticamente en sinónimo del sistema político mexicano en su totalidad”.
Meyer subraya:
“Ni el Congreso ni el Poder Judicial pidieron nunca cuenta de sus actos al presidente, que desde la época del presidente Cárdenas se convirtió, de hecho, en un poder al que nadie podía exigir cuentas pero que, a su vez, podía pedírselas a todos: a su aparato administrativo, a los congresistas, a los gobernadores, a los jueces y, debido a su enorme poder económico, a los propietarios, a los medios de comunicación, a los líderes sindicales y agrarios, a las iglesias, a los impotentes partidos de oposición y, en fin, a todos aquellos individuos u organizaciones que formaban parte de la clase política mexicana en la definición más amplia del término”.
Asegura el historiador que en “el intenso y crucial sexenio de Lázaro Cárdenas (1934-1940) se sentaron las bases definitivas para que surgiera la fuerte, omnipresente, excesiva e impersonal presidencia mexicana, centro y clave del sistema político autoritario más estable de América Latina y quizá de todo ese ancho mundo de las sociedades periféricas”.
LA COSA ES QUE…
¿Andrés Manuel será el segundo mejor presidente de México y ello significa también conservar el poder político como Cárdenas?
¿Cuál tendrá que ser el papel de la prensa en este no hipotético, sino real escenario de la 4T que seguirá por otros seis años más?
No son muchos los periodistas que buscan ponerle el cascabel al gato; nosotros sí.
Qué tal.