Por Alejandro Ruiz Robles
“OREJAS ARRIBA … ¡Y UNA COLITA TRAVIESA!”
ÁNGELES EN EL CUERPO DE MASCOTAS.
Sin duda que vivir es una bendición de la cual, por más que queramos, nunca tendremos ni las palabras ni las acciones suficientes para agradecerla; máxime si con ella vienen a nosotros seres especiales que nos llenan de amor cada día.
Y así como llegan las personas especiales que nunca podremos explicarnos como a pesar de nuestros yerros están presentes; también llegan ángeles encarnados en animalitos que nos dan un afecto inmerecido y un abrigo para las ocasiones que necesitamos cobijo.
Llámenles perros, gatos, canarios o de cualquier modo a estos seres divinos, pero sabemos que ellos tienen a bien, proporcionarnos momentos únicos al estar a su lado o bien, pensarlos. De hecho, es tan grato saberlos a nuestro lado, que nunca sobrarán motivos para sonreír cada vez que recordamos los momentos de magia que aportan a nuestra vida.
Y por más travesuras que hagan y de las cuales, en forma activa o pasiva hemos colaborado, lo cierto es que tienen nuestro afecto y atención cuando están a nuestro lado. Basta una palmada y sentirlos para saber que por más imperfectos que seamos, para ellos somos únicos y eso nos hace sentirnos bendecidos.
Piensa por un momento … ¿has agradecido a la vida por tener el afecto de un animalito?
SONRISAS CONSTANTES.
Nunca sabré a ciencia cierta si me toca ser el jugador o el juguete, pero de lo que si estoy seguro es que es verdaderamente agradable divertirme con mis pequeñas criaturitas peludas, inquietas y ladradoras.
Es tan franco y agradable su trato que sean segundos, minutos u horas, tienen el encanto de detener el tiempo y convertirlo en gratos momentos de relajamiento dignos de recordar.
Es curioso, pero siempre que trato de educar a mis perras para traer el hueso, pelota o lo que les aviente, resulta que al final, no sé si ellas aprendieron, me dieron chance o simplemente, me engañaron e hicieron sentir importante; no obstante, todo ello lo agradezco.
De hecho, no puedo entender la felicidad en mis momentos de tensión sin la compañía de una mirada alegre y devota que a cada movimiento me sigue y con su calor me cobija.
La vida no es fácil, pero … ¿te has imaginado vivirla sin la compañía de esos adorables angelitos?
UNA MIRADA QUE ACARICIA.
No se ustedes, pero cada que tengo oportunidad y tengo un momento de paz en casa, busco compartir con mi mascota ya sea en un sillón o cama, jugar con ella o bien acariciarla. No sé qué tiene ella de especial que me da la impresión de que conoce mi estado anímico aún sin compartirlo con nadie e incluso, los momentos difíciles en que en ocasiones me encuentro.
Realmente, creo que sabe cómo me siento y busca mi mirada y mantiene su vista en mí, no sé si sea para tranquilizarme o simplemente para hacerme sentir: “aquí estoy para ti”.
Es curioso, pero no conozco a una persona que ama a su mascota que no trate de ser tal y como es con ella, sin trucos, mentiras o máscaras. De hecho, es tan grande el vínculo existente, en especial con los perros, que no sólo puedes mirarlos a los ojos, sino que también ellos te miran y sostienen la mirada. No hacen faltas palabras para crear un diálogo encantador que, por mucho, alimenta nuestro espíritu y considero, que a ellos los hace sentir aún más queridos.
En mi vida he tenido situaciones críticas que realmente no entendería sin la presencia de esos seres que nos abrigan y a quienes presuntuosamente llamamos irracionales pero que a veces nos dan clases de trato a otro ser.
¿Nunca has considerado que dadas las formas en que las personas nos comportamos día a día, el mundo animal es por mucho más noble y consciente entre ellos que nosotros?
¡Y NOS DECIMOS HUMANOS!
Se dice “perro no come perro” o “nadie muerde la mano que le da de comer”, también en alusión a los caninos; sin embargo, justo cuando nos decimos que somos la raza superior es cuando esas razas inferiores nos muestran nuestros errores.
Lejos de lo sensacionalistas que pueden llegar a ser las portadas que anuncian todo tipo de noticias para atraer la atención y donde, obviamente, hacen referencia a situaciones que involucren animales; realmente, no conozco de casos donde animales ataquen sin motivo a quienes los cuidan y como consecuencia de ello, los afecten de forma extraordinaria.
Mientras nosotros tenemos la voluntad para dañar o evitar afectar a otros, ellos, en el mejor de los casos, sólo lo hacen por necesidad o por instinto.
Nunca he presenciado acciones de animales que se hieran por placer y lastimosamente, eso es un hábito entre los humanos.
Es increíble como la naturaleza los llama a protegerse y mención aparte, merecen los cuidados que las madres les dan a sus crías. Son tan salvajes para defender a sus crías y tan tiernas para procurarlas y alimentarlas.
Ante ese panorama, ¿no te sorprendes como nuestra humanidad se puede quedar pequeña ante ese instinto animal?
APRENDIENDO DE LOS “INFERIORES”.
Roberto Carlos, nos cantaba en los años ochenta: “… yo quisiera ser civilizado como los animales …” y cuánta razón tenía.
Basta atender a las gallinas para entender un principio básico de la publicidad:” pon el huevo y cacaréalo”; el cual debiéramos aplicar quienes ofertamos un producto o un servicio. Si haces algo bien, compártelo para efectos de que te conozcan y más se beneficien de ello.
Esto es un mero ejemplo, pero seguramente hay más que podemos analizar y aplicar en nuestra vida. Mirarlos detenidamente y captar la esencia de su actuar para aplicarlas en lo posible a nuestras vidas.
No se trata de ser perfecto, se trata de ser sensible con lo que está a nuestro alrededor y mejorar como personas; sin importar que tomemos notas racionales de los que hoy catalogamos de irracionales.
Si de lealtad o fidelidad se trata, en términos generales … ¿esperarías más de las personas cercanas o de tus mascotas?
EL SONIDO DE LAS BENDICIONES.
Sea un “brrrr”, “iiiii”, “miau”, “guau” o cualquier otro sonido onomatopéyico, lo cierto es que quienes los emiten son una bendición para quienes estamos a su lado.
Podremos ser dueños de ellos frente a la sociedad, pero, sin duda, ellos son dueños de nuestro corazón y eso es lo importante … ¿quién manda a quién?
Sin duda, todos sabemos que la vida es única y su valor está en aprender a sacar de ella el máximo provecho; no obstante, no es para hacerlo sólo, necesitamos estar con quienes nos hacen mejores personas y desde luego, con el cariño de esos seres que nos piden poco a cambio y nos dan mucho. Que, con sólo estar a nuestro lado, lo hace por demás sumamente especial.
Podrán llamarnos a nosotros ridículos y a ellos, llamarles por su especie y agregarles el sufijo de “ijo” a la manera de “perrijo”; pero lo cierto es que … compartir la vida con un ser de amor al que procuramos sin esperar nada a cambio, es una gracia que sólo quien lo valora, lo disfruta.
No se trata de riqueza material para hacerte responsable de un animal; se trata de un compromiso con tu humanidad para compartir con un ser dependiente de ti para vivir pero que, a pesar de ti, puede sobrevivir por sí mismo. Quizás no sea su elección estar contigo, pero una vez que sabe que eres su opción de vida, lo asumirá y seguramente no querrá separarse.
A fin de cuentas … ¿realmente valoras la oportunidad de ser una mejor versión de ti en compañía de un “ser” que te da lo mejor de sí?
¿TE DAS CUENTA DE QUE SIENDO TAN HUMANOS … CADA VEZ QUE ESTAMOS CON UN ANIMAL, NUESTRA HUMANIDAD SE PONE A PRUEBA?
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