- Xi-Jinping y Joe Biden, monólogos
- El mundo prendido con alfileres
- Y Donald Trump candidato en 2024
- Helicopterazos en el sospechosismo
Javier Rodríguez Lozano
CIUDAD DE MÉXICO, viernes 18 noviembre 2022.- Igual que el 20 de enero de 2021 cuando Joe Biden asumiera la presidencia estadunidense y que cinco días después de que su adversario favorito, Xi Jinping lanzara el nuevo liderazgo mundial chino, el pasado 14 de noviembre en Bali, ambos mandatarios cruzarían fuego verbal durante tres horas, sin que acuerdo alguno.
Y esto para el mundo es grave. Al menos 200 países afiliados a la ONU, como México, están expectantes; para la mayoría este escenario geopolítico no ha sido sino el empobrecimiento de las economías y con él, el de la población mundial, aunque en este campo, por increíble que parezca, por vez primera en su historial, el peso mexicano le ha ganado terreno al dólar, fenómeno que no ocurría en los viejos regímenes, pero eso es otra historia.
En las pasadas elecciones del vecino país del norte hace algunas semanas se repitió la historia electoral del 3 de noviembre de 2020, cuando las urnas electrónicas decidieron el resultado de los comicios para derrotar a Donald Trump, un candidato que nunca sería aprobada por el poder económico global.
Ninguno de los candidatos republicanos que lucharon para demostrar el fraude electoral de hace dos años, tuvo la mínima oportunidad en estos comicios en los que los demócratas lograron conservar el Senado y en la Cámara de Representantes avanzaron muy ligeramente.
Pero ello no fue suficiente para que Donald Trump anunciara su candidatura presidencial republicana para 2024, es decir, la resiliencia política que proyectara al mundo por casi dos décadas en México Andrés Manuel López Obrador, ha hecho escuela y los frutos están a la vista en Brasil, con Lula de Silva, como pretende el antecesor de Biden.
Hace unos días en Bali, en la reunión del G20, se encontraron por primera vez Joe Biden y Xi Jinping, durante por más de tres horas, ambos caminaron -uno al lado del otro- sobre el vestíbulo de lujoso hotel, deteniéndose solo para posar ante la prensa gráfica.
Los temas en las agendas de ambos presidentes son más que controversiales: China acusa a Estados Unidos de haber perdido su capacidad mediadora para alcanzar la paz y fomentar el desarrollo, y la Unión Americana ha convertido al país de Confucio en su prioridad geopolítica, es decir, su adversario favorito.
“Me alegro de verle”, parecía haber dicho el traductor en referencia a Xi, y agregaría: “Esperamos que la parte estadounidense corresponda a sus palabras con acciones y se atenga a la política de una sola China”.
Una sola China, lema que ha sido aceptado por el EEUU en el pasado, es un documento de estrategia de seguridad nacional, especialmente en Taiwán, por lo que Biden lo ha identificado como “el desafío geopolítico más importante para Estados Unidos”.
Xi le recordó a Biden que Taiwán es la “primera línea roja” que “no debe cruzarse” en las relaciones entre China y Estados Unidos.
Y fue todavía más enérgico el presidente chino, dijo a su homólogo: “Un estadista debe pensar y saber hacia dónde dirigir su país… También debe pensar y saber cómo llevarse bien con otros países y con el mundo en general”.
Ante la prensa occidental, antichina, el presidente estadunidense dijo al salir de la reunión, que había establecido con Jinping un diálogo abierto y sincero, y hasta puso en duda una inminente invasión de Taiwán; confiaba en que el presidente chino recibiera el mensaje sobre la necesidad de evitar un conflicto total.
Dijo Biden. “Vamos a competir vigorosamente, pero no estoy buscando conflictos”, en respuesta a las acusaciones chinas sobre los operativos de la OTAN en aquellas regiones del mundo, como Asia Pacífico, donde en días posteriores se llevaría a cabo una reunión de la APEC, a la que Biden no asistió, excusándose de que tenía que ir a la boda de una nieta.
Y obvio, la APEC, se cuestionó el liderazgo mundial de Estados Unidos y proclamó el nuevo liderazgo mundial de China.
En la Cumbre de la APEC en Bangkok, el presidente chino, Xi Jinping, rechazaría cualquier intento de librar una guerra fría en Asia-Pacífico.
Este jueves asistiría a la reunión informal de líderes de APEC el viernes y sábado, Xi también enfatizó que mientras China busca la modernización china, seguirá comprometida con la paz, el desarrollo y la cooperación, y la entrega de beneficios mutuos.
Se estableció en esa reunión que las empresas regionales están preocupadas por las crecientes tensiones geopolíticas en la región: “Muchos también esperan el papel de liderazgo de China en el avance de la paz y el desarrollo en la región, ya que EEUU continúa centrándose en la geopolítica”.
Allá se dijo que EEUU ha estado constantemente instigando tensiones geopolíticas y buscando crear división en la región para promover su propia agenda geopolítica, mientras se vuelve cada vez más irrelevante para promover la paz y el desarrollo regional, ideas que han sido también proclamadas por Xi Jinping.
Sin citarlo directamente, el presidente chino se refirió el bloque estadunidense y europeo contra el asiático que predominan China y Rusia, y advirtió que, “En su discurso ante la cumbre de CEO de APEC el jueves, Xi también advirtió contra la confrontación entre bloques y prometió que China continuará contribuyendo más al desarrollo regional y global.
Remató:
“La historia nos dice que la confrontación entre bloques no puede resolver ningún problema y que el sesgo solo conducirá al desastre”, dijo Xi.
LA COSA ES QUE…
Mientras esto sucede en el plano geopolítico, en el doméstico se reagrupan las oposiciones contra la reforma electoral del presidente AMLO.
En Aguascalientes cae el helicóptero en que viajaba el jefe de la policía estatal Porfirio Sánchez, y horas después, sin ningún peritaje de por medio, se emite un comunicado oficial que afirma que no se trató de un atentado.
Sabemos que una investigación para saberlo no se lleva meses, sino es que hasta años, como en el accidente en que perdiera la vida el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle y su esposa; y más recientemente, el de Adrián Ventura Dávila, exalcalde aguascalentense con gran influencia en su partido, el PRI.
Qué tal.