COSA DE PRENSA / Elecciones EEUU

  • Donald Trump tropezó con la misma piedra
  • El voto electrónico hizo ganar al Demócrata
  • El INE sueña con derrotar a AMLO con él
  • Cada vez más desacreditado sistema electoral

Javier Rodríguez Lozano

CIUDAD DE MÉXICO, lunes 14 noviembre 2022.- Resulta petulante decirlo, tratamos de explicarlo con cierta claridad en las  tres útimas columnas de COSA DE PRENSA de la semana pasada, cuando hablamos de saber ver sin los ojos, desde hace más de 50 años que nos iniciamos en este oficio; y por saberlo con anticipación esta vez ya no queríamos malgastar tiempo cubriendo las elecciones de Estados Unidos, como lo hiciéramos desde el 3 de noviembre de 2020 y hasta el 20 de enero de 2021, sabíamos que el voto electrónico volvería a hacer ganar el Partido Demócrata.

Hace casi dos años, el equipo jurídico de Donald Trump, encabezado por el exalcalde de Nueva York, Rudy Giuliani, documentó más de cinco mil expedientes de fraude electoral, predominantemente en ocho de los 50 estados de la Unión Americana, como Pensylvania, Arizona, Texas, Wisconsin, entre otros, la gran mayoría de ellos a través de la urna electrónica.

El FBI y fuerzas de inteligencia estadunidenses allanaron las casas de seguridad en Frankfurt y Barcelona, donde se contaron cientos de miles de votos electrónicos que hicieron ganar al partido Demócrata, cuya candidatura presidencial se viera exactamente igual a la de Felipe Calderón en 2006 cuando Andrés Manuel López Obrador arrasaba en los resultados.

Este último, fue uno de los dos procesos electorales fraudulentos operados por el Instituto Nacional Electoral, que motivaron no solo la gigantesca movilización de ayer en esta capital del país, sino que el Ejecutivo federal haya presentado una iniciativa de reforma electoral; el detalle curioso es que, más allá de estar documentado el fracaso del voto electrónico en el mundo, México sigue creyendo en él, como lo acaba de hacer Brasil en sus comicios que resucitan a Lula de Silva y regresa la izquierda a ese gigante del Cono Sur.

También, con cierta anticipación sobre los escenarios de las elecciones intermedias de 2022, expertos electorales dirían que el cambio en la mayoría de los estados a sistemas de votación híbridos (boletas en papel contadas por máquinas electrónicas), “podría dar a los votantes una mayor confianza”.

Igual que en 2022, la gran prensa mundial “bateó” a favor del vencedor, porque así está previsto en la mesa global del poder donde se decido quién gana y dónde; y también quién pierde, misma que nunca, desde 2016 en que sorpresivamente la ganara la Casa Blanca Trump a Hillary Clinton, se ha votado por el republicano.

La prensa alineada a ese poder decía previo a los comicios de este año, que “la desinformación en línea y las afirmaciones falsas de fraude electoral por parte del expresidente Donald Trump y sus aliados han erosionado drásticamente la confianza pública en la integridad de las elecciones estadounidenses. La forma en que votan los estadounidenses, y el equipo que usan, varía ampliamente, y algunos métodos son más vulnerables a los esfuerzos por sacudir esa confianza”.

Lo hemos documentado en otros momentos aquí mismo, pero muy pocos países, que no llegan a diez de los 200 con más protagonismo global en la ONU, le tienen confianza al voto electrónico, las empresas que lo operan serían denunciadas por el equipo jurídico de Trump, pero no tendría ningún eco en el Poder Judicial estadunidense, que en antaño gozara de gran prestigio, pero con su participación en los dos últimos procesos electorales prácticamente lo ha perdido, el estadunidense promedio no cree en él.

El voto electrónico apareció en Estados Unidos en 2000, durante las elecciones entre Al Gore y el republicano George Bush, que “sacudieran la confianza de los funcionarios electorales en las boletas de papel”.

En 2006, la proporción de votantes registrados que usaban máquinas sin papel había aumentado, aunque las boletas de papel marcadas a mano que luego son escaneadas por tabuladores electrónicos seguían siendo las más populares, dirían los medios

Durante la siguiente década, más o menos un tercio de todos los votos se emitirían a través de las máquinas electrónicas de grabación directa, ampliamente denunciadas por Trump en 2020.

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¿Por qué esta vez, ganaba un republicano a un demócrata? Porque el poder global no tiene colores, ni partidos, sino únicamente intereses. Bush tendría que hacer un relevante papen en materia de energía, con muchos de esos intereses que impactarían en México, donde también surgía la ultraderecha con Vicente Fox, desbancando por primera vez en la historia al PRI.

La controversia de aquellas elecciones de Bush y Gore sería dirimida por el voto electrónico, como lo hace esta vez en las intermedias del 2022, ya que de haber sido de otra manera, Donald Trump habría alcanzado suficiente margen de maniobra para volver a la Casa Blanca en 2024.

LA COSA ES QUE…

Gracias a Estados Unidos, cuna de la democracia desde 1945 cuando surgiera el liderazgo mundial del dólar, y hasta 2020 con las elecciones que perdiera Trump, los sistemas electorales del mundo ya no son confiables, por infinidad de razones, las más de ellas por corrupción e impunidad.

Y por supuesto, México no iba a ser la excepción.

Lo preocupante es que nadie se ha dado cuenta de las vulnerabilidades aquí del voto electrónico, con el que el INE sueña con derrotar a Andrés Manuel López Obrador; no es imposible, si lo dejan.

Qué tal.

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