- Guerra de Joe Biden vs Xi Jinping
- Disputan la supremacía del mundo
- Es más complejo de lo que parece
Javier Rodríguez Lozano
CIUDAD DE MÉXICO, viernes 1 abril 2022.- Después de la guerra del virus 2019-22, de la guerra electoral 2020 en Estados Unidos y de la guerra de Ucrania, el mundo se tambaleará ante la madre de todas las guerras: La de Joe Biden contra Xi Jinping.
Esta madre de todas las guerras es también la más vieja, empezó prácticamente en 1945 cuando acabó la Segunda Guerra Mundial, en que Rusia venciera a Hitler y el general MacArthur doblegara al emperador Hirohito, tras dos cruentas bombas atómicas, al surgir la Guerra Fría.
Un año antes el mundo había decidido el liderazgo global de Estados Unidos, en la Conferencia de Bretton Woods, al convertirse el dólar en la moneda de referencia mundial, que en 2022 pierde oxígeno con el peso del yuan y el rublo.
En el 45 también nace el Gobierno Global en la ONU y cuatro años más tarde el ejército más poderoso de la tierra en la OTAN, surgido para impedir otro hitlerazo, pero también para alinear a los países rebeldes al orden mundial impuesto desde Washington.
La Organización del Tratado Atlántico Norte, detonador de la guerra Rusia-Ucrania, estuvo a punto de desaparecer, a partir del 21 de julio de 2016, cuando el candidato presidencial republicano Donald Trump, exigiera a 23 de sus entonces 28 países miembros “pagar sus cuentas a la OTAN”.
Aquella animadversión de Trump por la OTAN estaría en los cuatro años de su hospedaje en la Casa Blanca
Pero no preocupó a los amos del mundo –el Club Bilderberg- porque estaban seguros que su candidata Hilary Clinton se impondría a Trump, como se había acordado desde su reunión de 2015 en Telfs, Austria, donde se decidiría también que Pedro Sánchez, líder del Partido Obrero Español, se hiciera de la presidencia de España.
Permítasenos este contexto: En la reunión del Club Bilderberg de 1991 en Baden, Alemania, David Rockefeller definiría el papel de la gran prensa mundial, incluida por supuesto, la mexicana:
“Estamos agradecidos con los directores del Washington Post, The New York Times, Times Magazine y otras grandes publicaciones, por haber participado en nuestras reuniones y haber respetado su promesa de discreción por más de 40 años. Habría sido imposible desarrollar nuestro plan para el mundo a la luz pública durante esos años. Pero ahora el mundo es más sofisticado y está preparado para marchar hacia un gobierno mundial. La soberanía supranacional de la élite intelectual y los banqueros es definitivamente preferible a la autodeterminación nacional practicada en los siglos pasados”.
Con aquella “línea o criterio editorial” en mente, el periodista Sanger, de The New York Times, entrevistó el 21 de julio de 2016 a Donald Trump, y le preguntó si enviaría ayuda militar a los países miembros de la OTAN que fueran atacados por Rusia.
“No quiero decirte lo que haría porque no quiero que Putin sepa lo que haría”.
Insistió Sanger: “Son miembros de la OTAN y estamos obligados por el tratado…”
Dijo Trump: “Tenemos muchos miembros de la OTAN que no pagan sus cuentas”.
Reviró Sanger: “Eso es cierto, pero estamos obligados por un tratado bajo la OTAN, olvídese de la parte de las facturas”.
Trump aclaró: “No puedes olvidarte de las facturas. Tienen la obligación de hacer los pagos… No puedes decir que olvide eso”.
https://www.theatlantic.com/news/archive/2016/07/trump-nato/492341/
COSA DE PRENSA incluye aquí el link de esta entrevista, en la que Trump deja muy clara su animadversión por la OTAN, misma que le acompañó durante los cuatro años en que se hospedara en la Casa Blanca.
Y esa, y nada más esa, fue la razón por la que los amos del mundo le robaran las elecciones del 3 de noviembre de 2020 a Donald Trump, por la sencilla razón de que la guerra Rusia-Ucrania prácticamente estaba pensada desde 2015 en que ambos países formaron parte de la agenda de la reunión del Club Bliderberg en Alemania.
El 29 de noviembre de 2020, a unos días de las elecciones entre Biden y Trump, los reporteros Bernardo de Miguel y Carlos Torralba, escribirían en El País y citan al secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, al inconformarse por la retirada estadunidense de Afganistán e Irák, pero adjudican a “fuentes oficiales”, que subrayan:
“Que la sensación de alivio ante el relevo ‘es generalizada’. Y trasciende las posibles afinidades de los diferentes Gobiernos con los dos principales partidos políticos de EEUU ‘porque lo que estaba en juego (en las elecciones) el 3 de noviembre era en buena parte la propia supervivencia de la OTAN”.
El 25 de enero de 2021, cinco días después de que Biden recibiera la investidura de Presidente, se llevó a cabo el Encuentro Virtual del Foro Económico Mundial de la Agenda de Davos, donde el orador de honor sería su homólogo chino, Xi Jinping, quien utilizaría una sencilla frase para iniciar su discurso (¿epígrafe o nuevo orden mundial?):
“Que la antorcha del multilateralismo ilumine el camino de la humanidad”.
Aquella cuestión se aclararía en la parte final del cuarto de los tres ejes que en su discurso Xi Jinping propusiera al mundo, prácticamente hablando ya como nuevo líder global:
-1) Fortalecer la macroeconomía, 2) desechar prejuicios ideológicos, 3) superar la brecha entre países pobres y países ricos, y 4) “Enfrentarnos juntos a los desafíos globales, en aras de crear juntos un futuro promisorio de la humanidad”,
Y en la mencionada “parte final” de su texto sentenciaría el también llamado emperador Xi:
“Ninguno de los problemas globales se puede resolver por un país de forma individual y la única solución radica en la acción global, la respuesta global y la cooperación global… El destino del mundo lo deciden entre todos los países”.
El pasado 24 de marzo, a un mes del inicio de la operación militar rusa en Ucrania, que Occidente y el Bilderberg llama “invasión”, Joe Biden viajó a la capital de la Unión Europea, Bruselas, donde se reunió con los jefes de Estado de los 27 países miembros, y de acuerdo a la prensa occidental “refrendó su liderazgo mundial”, pero a los ojos de China, “no consiguió nada útil”.
COSA DE PRENSA no está ni en Bruselas, ni en Washington, ni en Moscú, ni en Beijing, pero 56 años en el periodismo mexicano nos permiten “leer” sin bola de cristal y pronosticar que el presidente chino Xi Jinping repetirá su discurso del 25 de enero de 2021, en su próxima reunión con los 27 jefes de Estado de los países miembros de la Unión Europea.
Quizá no con un lenguaje como el de Biden, en torno a más sanciones para Rusia y su aislamiento de la economía global y su falta de conocimiento acerca de lo que es China hoy en día, pero Jinping “le pondrá el cascabel al gato”, o “los puntos sobre las íes”, con respeto a quién manda ahora en el mundo.
Y ya no es Estados Unidos, tampoco China, ni Rusia, sino el nuevo multilateralismo, en cuya cúspide se hallan precisamente chinos y rusos, y sus aliados, porque en la nueva era, “el destino del mundo lo deciden entre todos los países”, reiterará Xi Jinping.
Y Europa se enfrentará a la clásica encrucijada de elegir entre “Dios” y “el Diablo”.
Del resultado de este cónclave global dependerá el destino del mundo, por eso el presidente Biden se ha apresurado a conectarse con sus aliados europeos, para pedirles no escuchar “el canto de las sirenas”.
LA COSA ES QUE…
Esta, y no otra, es la verdadera madre de todas las guerras.
Qué tal.