CÁMARA DE DIPUTADOS

 

DIPUTADO SERGIO GUTIÉRREZ LUNA

Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados

 

Mensaje en la Sesión Solemne con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, en el Palacio Legislativo de San Lázaro.

 

 

Buenas tardes.

 

Compañeras y compañeros diputados.

 

Hemos concluido con esto las participaciones de los grupos parlamentarios con discursos emotivos y profundos.

 

Quisiera, nuevamente, dar la bienvenida y congratularnos porque nos hayan acompañado Nadine Gasman, presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres, y la activista Olimpia Coral Melo. También agradecer a todas las compañeras que estuvieron presentes y a quienes hicieron uso de la tribuna.

 

Esta Cámara de Diputados se une a los días de activismo en contra de la violencia hacía las niñas y mujeres que inicia hoy con el “Día Naranja”, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

 

Como legisladoras y legisladores, reiteramos nuestro compromiso para garantizar y generar marcos jurídicos que tengan como objetivo eliminar cualquier tipo de violencia en contra de las mujeres; lo que nos permitirá avanzar hacia una sociedad en la que todas, todos y todes podamos vivir en igualdad de condiciones.

 

Durante siglos, las mujeres han luchado por conquistar espacios que se les han negado, por participar activamente en la toma de decisiones, por su reconocimiento en la historia, sus derechos y fundamentalmente por ser libres de cualquier yugo que les impida vivir en plenitud; sin embargo, muchas veces no sólo se les han negado espacios, derechos, reconocimiento y libertades sino, además, en muchas ocasiones les ha arrebatado la vida misma.

 

Nuestra sociedad se encamina a ser más justa, más armónica y más equitativa gracias a la lucha histórica que han dado millones de mujeres en todo el mundo, desde todos los ámbitos y desde hace mucho tiempo.

 

Reconocer la existencia de dichas heroínas, en su mayoría anónimas e invisibilizadas, es reconocer también que han existido resistencias y reacciones violentas porque incomodan a quienes han querido conservar sus privilegios y se oponen a algo inevitable: abrir un mejor camino para las niñas, jóvenes y mujeres de las siguientes generaciones.  

 

Este es el caso de las hermanas Mirabal, de República Dominicana: Patria, Minerva y María Teresa, quienes lucharon contra el dictador Rafael Leónidas Trujillo. Sus compañeros las nombraron “Las Mariposas” y su activismo les costó la vida.

 

Además de haber sido encarceladas, golpeadas y violadas, al ser liberadas regresaron a sus actividades políticas y un 25 de noviembre de 1960 los policías de la dictadura las asesinaron en su automóvil, arrojando sus cuerpos a un barranco.

 

Las hermanas Mirabal lucharon incansablemente por la liberación de toda una nación, pero también de su género. Su valentía las ha convertido en símbolo de rebeldía y de feminismo, y por eso en su memoria, desde 1981 en América Latina y después desde 1999, la Organización de las Naciones Unidas, declaró el 25 de noviembre como Día Internacional contra la Violencia Contra la Mujer.

 

Las cifras ponen de relieve la violencia que siguen sufriendo las mujeres y exhiben la desigualdad de género, situación que nos obliga como Estado mexicano a buscar mecanismos para prevenir, atender, sancionar y erradicar cualquier tipo de violencia contra niñas y mujeres.

 

Aprovecho para reiterar mi admiración a mis compañeras dentro de las instituciones, quienes han encabezado y acompañado la lucha de las mujeres y se han entregado para combatir las distintas expresiones de violencia, primero, desde su condición de género, pero también desde una enorme voluntad política para transformar la vida de las mujeres.

 

A nosotros los hombres nos toca seguir esforzándonos por cambiar nuestra perspectiva y dejar de ser los principales reproductores de las actitudes machistas y de violencia; diariamente debemos tener una profunda reflexión sobre nuestra posición de opresión en el que el sistema patriarcal nos ha colocado. Seguro estoy de que los compañeros seguiremos escuchando y aprendiendo cómo acompañarlas en esta batalla.

 

Porque una sociedad y una nación sin violencia hacia sus mujeres, es un lugar digno de habitar, que respeta plenamente los derechos humanos y, por tanto, un país con un mayor potencial de desarrollo en todos los sentidos.

 

Cada día, no solo el “Día Naranja”, todas y todos tenemos la tarea fundamental de trabajar para ponerle fin a la violencia contra las niñas y mujeres. 

 

Pongamos fin a la violencia contra las mujeres ya.

 

Desde esta Tribuna repetimos con convicción: larga vida a las Mariposas.

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