El presidente Andrés Manuel López Obrador ha dejado a su partido en manos de Ricardo Monreal y Mario Delgado, que saben de justicia social lo que Usted y yo, seguramente, sabemos de la física cuántica.
-
- Monreal y Delgado se adueñan de Morena
- AMLO no tiene alternativa y los deja actuar
- Otra vez, experimentan en Aguascalientes
Javier Rodríguez Lozano
Viernes 30 abril 2021.- Aguascalientes, su agua clara y su tierra y su gente buena (y también la que no lo es), llegan al momento preciso para pensar sus 446 años de su historia; desde la fortaleza chichimeca y cascan, hasta la fragilidad de su política actual.
Porque siempre ha permitido que le digan otros qué es lo que debe hacer.
Cuatro siglos y medio de dejar las riendas de su progreso y su destino, a las ambiciones personales de quienes no le tienen sentimientos a esta tierra, y ahí surge la predominante miseria de la mayoría de su gente.
Miguel León Portilla documentaría cómo nuestra raza estuvo entre los aztecas que fundaran la Gran Tenochtitlan en 1325 y el historiador local, Jesús Gómez Serrano, daría cuenta también de la guerra chichimeca, que empedraba hasta el siglo XVI con flechas y lanzas la voracidad de los conquistadores por el oro y la plata de la región.
El común denominador de ambas páginas de nuestra historia aguascalentense no es otro que el de la reciedumbre, el coraje y la lucha, y fundamentalmente, su dignidad, que está hoy llamada a espabilarse y sacudirse los estragos de ese pasado y los de esta pandemia.
A solo una década de La Conquista de México en 1521 se fundó el Reino de Nueva Galicia (con Nayarit, Colima, Jalisco, Aguascalientes y Zacatecas; éste último sería libre y soberano en 1588).
No fue la leyenda Bécquer o la zarzuela que Los Churumbeles de España convirtieran en La Leyenda del Beso, por la que Aguascalientes se independizara de Zacatecas, sino por el frívolo desliz de María Luisa Fernández Villa de García Rojas con el general Antonio López de Santa Anna, en 1835, por el que muchos vienen hoy en día a la Feria de San Marcos.
Pero no es éste, lugar para la infortunada historia, sino para la reflexión y oportunidad para algunos de profundo pensar, de la introspección, la catarsis y el resurgir de entre las cenizas, a propósito del deber civil de votar, de ir a las urnas.
No importa tanto que el sistema electoral se haya desprestigiado en el mundo, principalmente en Estados Unidos y en México, donde son otras corrientes, no el voto popular, las que determinan quién debe competir y quién debe ganar, para hacer con ellas los mejores negocios, sin que importe la gente.
¿No acaso, después de ese pasado y este presente, habrá llegado el momento de que quienes aspiren a un cargo de representación popular -que al ganar cambia sus miserables vidas por las de afortunados nuevos ricos- se comprometan mediante la firma de una “Carta Compromiso”, a cumplir sus promesas de campaña y que si es incumplido los lleve a la cárcel, sin derecho a fianza?
Nosotros creemos que sí; de lo contrario, la política aguascalentense seguirá siendo botín de unos cuantos vivales y la tragedia de un pueblo que se niega a exigir respeto a sí mismo, de una buena vez por todas.
Leemos a Carlos Gutiérrez, en su periódico digital Noticen y dice que “la presencia como presidente local de Morena de Eulogio Monreal Ávila, no augura buenas noticias para la Tierra de la Gente Buena”.
Hilvana una hipótesis sin fuente, pero del dominio público:
“Se afirma en círculos del partido del Presidente Andrés Manuel López Obrador, que la incursión del ala más violenta de Morena podrá a desfilar, días previos y durante las elecciones, autos con placas de Zacatecas, transportando golpeadores patrocinados por cierto cártel de las drogas, para inhibir, no sólo el voto azul sino también a los grupos de contención… ¿A dónde camina Aguascalientes con personajes que poco o nada tienen (sic) que el pueblo bueno y sabio que habita en el ombligo de México?”
El próximo 6 de junio no le va a ir bien a Morena ni a sus candidatos en Aguascalientes, no por ahora, quizás dentro de tres años, para la sucesión presidencial, haya aprendido la lección y corregido.
Eso le permitiría la candidatura para suceder a Andrés Manuel López Obrador en la Presidencia de la República asegurar, ya no para consumar la 4T, cada vez más lejana con tanto pillo camaleón que de tricolor pasó a negro y amarillo, luego azul y blanco y hasta naranja y verde, y terminó como guinda, sino por lo menos conservar las políticas sociales que para 1924 habrán demostrado sus bondades.
De ahí vienen los Monreal Ávila, cuyo patriarca quiere ser presidente de México y desde el Senado teje su red de complicidades, idéntica a la de los viejos regímenes, corrupta e impune.
Con los Monreal y sin ellos, igual que el 15 de febrero de 2007, cuando el crimen organizado le arrebatara la plaza a balazos a Luis Armando Reynoso Femat, con la guerra iniciada aquel “Jueves Negro”, igual ocurrirá cuando Eulogio Monreal quiera competir por la gubernatura de Aguascalientes.
Si Usted o yo, respetado lector, nos pusiéramos en los zapatos del Presidente López Obrador, y necesitáramos el apoyo del Senado y la Diputación para aprobar las leyes que le dieran sentido a nuestro gobierno que quiere ser histórico, es lógico que tenemos que conceder espacios a cambio.
Por eso AMO ha dejado a su partido en manos de Ricardo Monreal y Mario Delgado, que saben de justicia social lo que Usted y yo, seguramente, sabemos de la física cuántica.
Ese es el poder de Monreal y Delgado, y es por eso, una vez más, como hace 446 años cuando se fundó Aguascalientes y 186 en que lo independizara la Leyenda del Beso, que esta noble y leal tierra es convertida en laboratorio de experimentos políticos, manteniéndola entre las patas de los caballos.
LA COSA ES QUE…
Lo ideal sería que Usted y yo, amable lector, y todos nuestros vecinos, obligáramos a los candidatos a firmar una “Carta Compromiso” notariada, en que se obliguen a cumplir con sus promesas de campaña, o a ir la cárcel en caso de incumplimiento; no regalemos nuestro voto por menos.
Empezarían a caer al fresco bote muchas y muchos políticos de pacotilla, como los Monreal Ávila y sus candidatos.
Qué tal.