- ¿Sabremos lo que está pasando?
- Elecciones no claras y cancerígeno encono
- “Golpe de Estado Técnico” del INE
Javier Rodríguez Lozano
Miércoles 21 abril 2021.- ¿Se dará cuenta la gente dónde está parado México en estos momentos de elecciones no muy claras y de cancerígeno encono?
No muy claras, porque con el voto electrónico no habrá claridad, como está ampliamente documentado su predominio en más de cinco mil expedientes que la Corte estadunidense rechazó sobre el fraude electoral en Estados Unidos.
Y “cancerígeno encono”, porque no es este el lugar para explicarlo al detalle, pero según Silvia, una judía argentina que superó esa experiencia y que maneja un exitoso canal en YouTube, esa palabra con “c” quiere decir: “Deja los resentimientos”.
Hay mucho encono entre quienes no miran con buenos ojos a Andrés Manuel López Obrador y quienes sí simpatizan con él. La mayoría de los casi 130 millones de mexicanas y mexicanos están profundamente divididos por la política.
En 2018, más de 30 millones (el 53.8% del padrón) de ciudadanos votaron por él y el 46.2% restante lo hizo por la oposición: Ricardo Anaya el 22.8%, José Antonio Meade el 16.3 y El Bronco, 5.5 por ciento.
Todos supimos cómo fue su administración en el Gobierno de la Ciudad de México y no estuvo mal: segundos pisos, infraestructura y gobernanza; el problema fue su tolerancia a las marchas, donde no se respeta el derecho de los demás.
Nadie imaginaba cómo sería como Presidente de México y a todos ha sorprendido, incluso al mundo, porque se ha propuesto combatir “la monstruosa desigualdad”, fenómeno que muy pocos presidentes mexicanos intentaran antes, desde Vicente Guerrero hasta la fecha.
Ese casi 47% de ciudadanos que no votó por él está muy molesto, pero uno, dos o tres por ciento serán lo que el tabasqueño llama “los machuchones”, los meros-meros, el Partido Conservador, pues, se le oponen con todo y ya habla el Presidente de las intentonas de un “Golpe de Estado Técnico”, por parte del Instituto Nacional Electoral, el poder por encima de todo poder.
El Mandatario se refiere a las ganas del INE por cancelar sus mañaneras durante la veda electoral, porque impactan a las tendencias electorales -incluido el voto electrónico como nunca- que los consejeros esperan ver consumadas, todas contra el partido del Presidente.
En realidad, el árbitro electoral tiene el control de todos los hilos para hacer perder al partido que quiera, como lo demostró en 2006 y 2012.
No lo ha dicho el Presidente -aunque sí lo ha establecido con toda claridad- pero la molestia real del INE es que el Poder Ejecutivo le enrarezca ese control, como ha ocurrido en las mañaneras del pasado viernes y la de ayer, verdaderamente inéditas.
El viernes pasado el reportero Héctor Tlatempa, de Puntos Suspensivos, la preguntó si cree que deba desaparecer el INE, “institución basura” en opinión del periodista, creada por Carlos Salinas de Gortari, y también el Tribunal Electoral de la Federación, donde se legitiman los despojos, que operan por encima de la Constitución.
“No, yo pienso que se debe de garantizar que el INE y el Tribunal sean órganos autónomos, independientes, conducidos por mujeres, por hombres rectos, íntegros, honestos; eso es lo que tiene que procurarse y no los ha habido”.
La de AMLO es una forma muy política y elegante de decir que sí, que esas dos instancias deben desaparecer y permitir que se empiece a empedrar el camino hacia una nueva igualdad que en estos momentos no existe, gracias a esas “instituciones basura”.
Con la mención de Salinas, el Presidente recordaría rápidamente “La caída del sistema” en 1988 cuando aquel hombrecito calvo le robara la elección a Cuauhtémoc Cárdenas y convirtiera a México en una “venta de garaje”, regalándolo todo al poder económico.
Se creó entonces el IFE, empezaría a independizarse -agregó AMLO- “pero seguía estando controlado por el gobierno…Y luego ya quedó Woldenberg. Ese consejo no estuvo mal, pero después vinieron otros, el del 2006, y de otros, hasta la actualidad. Entonces, es cosa de que haya gente, personas, profesionales íntegros, rectos, honestos”.
En opinión de López Obrador, y muy seguramente de unos 30 millones de mexicanos -entre ellos, nosotros- debe haber un árbitro electoral que nos haga sentir lo que el Presidente recordó que decían los liberales, “la arrogancia de sentirnos libres”.
Los comicios de hace tres años demostraron el poder del voto del pueblo, quizá por vez primera desde 1929 en que Pascual Ortiz Rubio, luego del asesinato de Obregón, le robara la elección a José Vasconcelos, el de “Por mi raza hablará mi espíritu”.
El triunfo no depende de un proceso electoral o de la autoridad electoral, diría el viernes AMLO, sino que “depende de los ciudadanos”.
Así ocurrió hace tres años y del mismo modo ocurrirá el próximo 6 de junio, porque la mayoría de las y los mexicanos estamos enfermos de “monstruosa desigualdad”.
LA COSA ES QUE…
La “piedrita en el zapato” -¿o piedrota?- serán las candidaturas de Morena a las que Andrés Manuel López Obrador no diera el visto bueno, por el lastre que representan.
A cambio de su apoyo al Presidente en el Senado, el zacatecano Ricardo Monreal -se ha dicho que vinculado con delincuencia organizada- ha propuesto candidaturas de escándalo, como la de Aguascalientes para el municipio capital.
Y en muchos otros estados ocurrió lo mismo: candidatos de Monreal y de quienes, como Mario Delgado en la Cámara de Diputados, se han alineado a la presidencialitis del zacatecano, presentan dificultades éticas al morenismo.
Los electores de Morena quieren la 4T, pero tampoco al precio de votar a gente no grata, entonces ahora en Aguascalientes ya se celebra por adelantado un nuevo periodo del partido en poder local, que dará su mejor batalla en 2024 con una joven mujer.
Vaya galimatías de la política.
Qué tal.