- A Sam se le cayó el sistema
- Raíces del engaño electoral
- La caída de Constantinopla
Javier Rodríguez Lozano
Viernes 6 noviembre 2020.- Todo iba muy bien, de madrugada Biden saldría a manifestar su confianza pero sin cantar victoria y Trump más tarde haría gala de su certeza triunfal. Poco después se caería el sistema.
Era algo así como el declive de Constantinopla el imperio romano en Oriente (antes Bizancio, hoy Estambul), que iniciaba en 1190 y luego los cruzados -atraídos por los tesoros- la asaltarían en 1204 para fundar el imperio latino que duraría hasta 1261.
Trumpistas festejarían ruidosamente en Florida mientras en Wisconsin y Michigan donde aventajaba Donald, se congelaron los cómputos, más adelante ocurriría lo mismo en una decena de estados como el que viera nacer a Trump, Pensylvania, y surgirían otros números.
Igual que en México en 1988, todo ocurría en las sombras de la noche, donde esta vez, se dice que una fémina, versión del senador Lindsey Graham de 2016 con que intentaran frenar a Trump, sí lograba penetrar el sistema electoral con el voto por correo electrónico y el de la incertidumbre.
Antes de las 18 horas de ayer Donald Trump relató aspectos medulares del gran fraude electoral que cocinaron los demócratas, como en Pensylvania, prohibiendo a los observadores, y en todos los estados urnas cerradas recibiendo a deshoras misteriosos y cuantiosos votos azules.
La sucesión presidencial estadunidense será resuelta por los tribunales, hay muchísimas demandas “y no vamos a permitir tener una vergüenza como esta; no vamos a permitir la corrupción electoral. No lo vamos a permitir”, exclamaría Trump.
Los grandes medios de comunicación del mundo, como CNN, y los mexicanos, de inmediato replicaron los 20 minutos de ayer de la conferencia de prensa de Trump en la que denunció el gran fraude electoral.
Solo las mentes avanzadas podrán percibir que el mundo hace lo que le dicen los grandes medios de comunicación, cada vez menos creíbles al sentido común, calificando de mentiras lo dicho por Trump y volcados a hacer ganar a Biden.
La cultura del fraude electoral en México contaminó a su otrora democrático vecino del norte, pero esa caída de la democracia americana impacta en todo el mundo y con ello se inicia un cambio hacia lo desconocido.
Podríamos documentar cronológica y puntualmente la historia del fraude electoral en México, desde el primero de ellos en 1929 de Pascual Ortiz Rubio (Calles) contra José Vasconcelos, solo para recordar su perversidad, pero limitémonos a algunas pinceladas que padecieron sus principales víctimas.
Hablamos de la época dorada del partido hegemónico alimentada por “los místicos del voto” del PRI, como acuñara Enrique Krauze en su retórica ultraconservadora y también “fake”.
Algunas investigadoras académicas le llamaron “brecha por la eternidad” y “larga travesía por el desierto”, a la lucha de la derecha en México en la que:
“La confesionalización del partido (PAN) significó el predominio del doctrinarismo, que se tradujo en la sobreidologización (sic) y condujo al partido a un aislamiento que nutría una intransigencia que rechazaba la negociación y el compromiso”.
Así de honesto era el panismo auténtico de Manuel Gómez Morín y Efraín González Luna de 1939 hasta que en 1988, después de Clouthier, se empezaría a corromper peor que el priismo -entregando México al extranjero- con Luis H. Álvarez, Carlos Castillo Peraza y Diego Fernández de Ceballos; y después con Fox, Calderón, Josefina y Ricardo.
Hay un documento denominado Participación electoral del PAN, 1952-1955. Un Memorándum, fechado el 7 de febrero de 1955 y firmado por Raúl Velasco Zimbrón, secretario general del CEN, “El abogado del diablo”, que reseña los fraudes electorales.
En las elecciones presidenciales del 52 el panismo obtendría solo el 7.8% de la votación nacional. Entre 1946 y 1963 había conseguido apenas 14 alcaldías y ocho diputaciones federales en Oaxaca, Michoacán y Jalisco.
El memorándum describe cómo en Aguascalientes, uno de los 12 estados con presencia panista, se celebraron elecciones para la renovación del Congreso del Estado el 2 de agosto de 1953. Acción Nacional presentó candidatos a diputados en siete de los ocho distritos.
“Las denuncias de las irregularidades y violaciones a la Ley Electoral no fueron atendidas, no se reconoció ninguno de los triunfos de Acción Nacional ni se permitió el acceso al Colegio Electoral para defender ninguno de los casos”.
En 1988 este reportero cubrió para El Universal la campaña presidencial de Manuel J. Clouthier, líder de Los Bárbaros del Norte, junto con los aguerridos Francisco Barrio Terrazas de Chihuahua, el nayarita Salvador (El Pelón) Rosas Magallón, el pocho Ernesto Ruffo Appel, el neolonés Fernando Canales Clariond y el duranguense Rodolfo (El Negro) Elizondo Torres.
Cuenta el memorándum que en las elecciones federales del 29 de marzo de 1953 en Baja California, los candidatos panistas ganaron tres de los seis distritos que tampoco fueron reconocidos.
“Las Autoridades Electorales y locales no solamente cometieron todo género de maniobras, omisiones y violaciones contra la Ley Electoral, sino que llegaron al atropello personal, aprehendiendo durante uno de los actos públicos de su campaña y encarcelando al candidato a Diputado Constituyente señor Lic. Rosas Magallón”.
Aquel mismo año se celebrarían elecciones allá mismo para gobernador. AN participó con candidatos en todos los frentes.
“La movilización de la ciudadanía fue extraordinaria aun cuando como resultado lógico del fraude cometido en las elecciones anteriores no alcanzó la importancia que tuvo la de las elecciones de Congreso Constituyente.
“Los triunfos obtenidos por Acción Nacional en los Distritos Segundo, Quinto y Sexto, fueron claros e inobjetables. Sin embargo, no se reconocieron ni se permitió a los candidatos entrar al Colegio Electoral para su defensa”.
En COSA DE PRENSA recordamos al PAN en solo siete elecciones presidenciales, desde Efraín González Morfín en 1970 que consiguió un 6.7% de la votación, contra el depredador priista Luis Echeverría Álvarez.
Pablo Emilio Madero se rajó en 1976 y dejó solo a José López Portillo quien enfrentaría únicamente a Valentín Campa del Partido Comunista de México que conseguiría un 5.3%.
Madero reaparecería en 1982 para lograr 16.4%, Manuel J. Clouthier en 1988 con dos décimas porcentuales menos -increíble-, Diego Fernández de Ceballos en 1994 con 25.9%, Fox con 42.5%, Calderón 35.9%, Josefina Vázquez Mota con un 26% y Ricardo Anaya con 2.5 millones de votos menos.
LA COSA ES QUE…
Lo que en el México de 1929 calificara Vasconcelos como “el mayor fraude electoral de la historia”, apenas lo acaba de vivir en este 2020 Estados Unidos de América del Norte, país que con el gran fraude electoral perpetrado por el Orden Mundial pierde así su liderazgo global.
El dólar se empobreció frente a todas las monedas del mundo, incluido el peso mexicano, lo que anuncia el regreso de la Conferencia Bretton Woods de 1944 en que naciera su liderazgo monetario mundial y ya se busca otra moneda de reemplazo. ¿El yuan chino?
Pase lo que pase, ni Estados Unidos, ni el mundo y ni México, serán los mismos. Algo cambió y muy abruptamente, sin que importe ya quién gane la elección del gran fraude electoral.
Pierde Estados Unidos, pierde México y pierde el mundo.
A menos que…
Qué tal.