- “La ira de la mente”
- Analfabetismo cósmico
- El despertar es la clave
Javier Rodríguez Lozano
AGUASCALIENTES, Ags., martes 2020.- Primero fue Las uvas de la ira, de John Steimbeck (1939), que relata, como botón de muestra, solo el caso de una familia devastada por la Gran Depresión de 1929, a la que el presidente Roosevelt respondiera con una gigantesca impresión de dólares para apalancar su New Deal, basado en el empleo mínimo en 1933; en 2008 no hubo quien novelara la crisis inmobiliaria detonada también en Estados Unidos, cuando en septiembre de dicho año quebrara el cuarto banco de inversión más grande de la Unión Americana, el Lehman Brothers, y arrastrara al mundo a la Gran Recesión… De la Gran Depresión y la Gran Recesión arribamos al bicho de Wuham y lo que encontramos a la vuelta de tres meses de confinamiento no es otra cosa que “la ira de la mente”, etimología de la mentira, acuñada por la astróloga del alma Virginia Toro, española, quizás andaluza, de 53 años, que descubriera sus vidas pasadas y al abrevar de toda su experiencia hoy deja con la boca abierta a quien la escucha… Ayer, de plano, no teníamos ganas de escribir, la sobre información nos apabulla y pesa más el trabajo de discernir y separar debidamente lo que es verdad de lo que es mentira, pero escuchar a esta astróloga nos lleva al convencimiento de que alguien tiene que decir lo que está pasando… Nosotros le llamamos “analfabetismo cósmico”, porque “ignoramos -como dice Virginia- quiénes somos y qué llevamos dentro”. El mismo Einstein, cuando percibiera la dimensión de su investigación macrocósmica, como pudo haberlo hecho Planck con el microcosmos, aceptaría la autoría de aquello en una Inteligencia Superior, muy por encima de la inteligencia humana del Siglo XXI en su, llamémosle, enfermizo y viruleable “analfabetismo cósmico”, que se niega a abrir su mente a la vida del Macrocosmos, cada vez más cerca de nosotros, como lo verán las nuevas generaciones planetarias en la próxima década… Leemos un artículo en El Universal, de alguien que escribe sobre el ufólogo Jaime Mausán y sus 40 años de investigador cósmico, acerca de la desclasificación de documentos sobre extraterrestres por parte del Departamento de Estado estadunidense y le pregunta sus lectores si le creen. Es que, diría Virginia Toro- “ignoramos quiénes somos y qué llevamos dentro”. La astróloga hispana explica: “Llevamos dentro el Cosmos. Nuestros planetas somos nosotros mismos y debemos utilizar todo nuestro potencial y su energía, porque si no lo hacemos nosotros la oscuridad se lo lleva”. Eso fue dicho por la astróloga el 20 de julio de 2017, en una entrevista para el Canal 45 de la televisión española, a tres años de una pandemia oscura, pero aclara: “El desastre de la raza humana en el mundo lleva 36 mil años”… ¿Por qué casi nadie pregunta por la desclasificación de documentos relativos a la vida en otras galaxias, a cargo del gobierno estadunidense, en medio de la pandemia, y su viaje a la Estación Espacial Internacional con fines presuntamente turísticos? ¿Por qué muy poca gente -salvo en Argentina y Chile donde la ufología ya es una cultura popular- se inquieta porque el planeta tierra esté rodeado en estos momentos de grandes ejércitos de naves extraterrestres y cuál es su propósito? ¿Por qué History Channel documenta cada vez con mayor puntualidad la vida extraterrestre, desde la mañana de los tiempos de la raza humana, que ponderan que hay inteligencias galácticas infinitamente superiores a nosotros y que hemos vivido esclavizados todo ese tiempo? ¿Por qué no hay muchas preguntas al respecto? Muy simple, dice Virginia Toro: “La oscuridad (no la ausencia de iluminación, sino la entidad extraterrestre que influye en toda la maldad del mundo) se mete en las personas débiles para que no puedan ver la luz (entendida ésta como el verdadero potencial, aunque ignorado, del ser humano)”… Todo pensamiento integral sabe que la oscuridad predomina sobre la luz, pero eso cambia cuando el ser humano despierta, se reconoce a sí mismo y utiliza su potencial… En Buenos Aires opera el Grupo Elron, de Jorge Holguín, médium egresado de Dianética y Cienciología, creador de Psicoauditación, basado en la canalización de vidas pasadas, que viene a ofrecer “todo lo que el ser humano necesita saber”, como ocurrió a Virginia Toro. Holguín nos habla de lo que ocurrió a Antoine de Saint Exupery y Amelia Earhart, desparecidos cuando piloteaban sus aviones, y también a Glenn Miller, entre otros muchísimos “enigmas relevados”. Por ejemplo, el de habitantes de una galaxia oscura en el fin del Cosmos, que por las noches se meten en las mentes de seres de otros planetas y los inducen al desprecio a la vida y el amor a la Santa Muerte, llámese crimen organizado o suicidio. Sin embargo, es muy extraño que el Grupo Elron no haya publicado una sola palabra sobre el bicho de Wuham.
LA COSA ES QUE…
Igual que Jaime Mausán, cosecharemos extrañamientos por este texto, por el predominante “analfabetismo cósmico”, sin embargo, nos place decir que hay mucho más de lo que creemos conocer, y también, que no hay más que dos sopas: o despertamos o seguimos dormidos otros 36 mil años. La cosa es que no tenía ganas de escribir; qué tal.