La extrema pobreza derivó en la mayor violencia en los pueblos vikingos -Suecia, Noruega y Dinamarca- que hoy son los más felices del mundo.
- “Imposible que no vengan los tropiezos”
- ¿Qué sociedad hará la fake news digital?
- La Navidad y El sentido de la vida
Javier Rodríguez Lozano
AGUASCALIENTES, Ags., martes 24 diciembre 2019.- Como lo anunciamos oportunamente, hoy iniciamos vacaciones y regresaremos a las labores el próximo jueves 6 de enero. Cerramos un año muy raro, dictómico o para mejor decirlo, blanco y negro, porque en él aterrizamos uno de nuestros sueños más caros, que es el de poseer un techo propio, un pedazo de tierra en el que descansar cuando llegue el momento; y por otro lado, también, como periodista vivimos aquí, en Aguascalientes, las peores vejaciones que un periodista puede sobrevivir. Obvio, no las detallaremos porque no somos ni rajones ni llorones. Nos ha costado trabajo aprender lo que El Hijo del Hombre le decìa a Lucas: “Imposible que no vengan los tropiezos”. Y si bien no heredamos bienes materiales de nuestros mayores, sí recibimos de ellos un valioso legado: nos enseñaron a luchar y a ganarnos el pan por nosotros mismos… Este tema -vamos a identificarlo con una sola palabra dicha de dos maneras: el sufrimiento y la resiliencia- ahora lo sabemos, viene pegado como primera piel a todo ser humano. No existió ni exisitirá alguien que no haya experimentado esta condición, además, es la mejor maestra de la vida, la que más nos enseña y enriquece porque todos sabemos que “lo que no nos mata, nos fortalece”. Para quienes nos dedicamos a la comunicación masiva en los medios de comunicación el 2020 pinta sombrío, no tanto por los cinco mil millones de pesos que el Gobierno Federal se ahorrará en publicidad a los grandes medios de comunicación, porque nunca, como editores periodísticos, hemos sido beneficiarios de sus convenios, sino porque el mercado está optando por pagar convenios en las redes sociales, donde por vez primera en la historia, la mentira cobrará jugosas facturas, las fake news, pues. Las preferencias de los consumidores de información han cambiado. Escribir y difundir una mentira ya no es un pecado al código de ética periodístico si se difunde en la “benditas redes sociales”. Creemos que esto será trabajo de los sociólogos, psiquiátras y sicólogos, para que entre todos ellos, multidisciplinariamente, perfilen qué tipo de sociedad estamos construyendo, cuando sus cimientos se basan y se basarán en las mentiras… Por supuesto, esto hará una vez más, diferente y distinguido el trabajo periodístico basado al cien en un código de ética que siempre condenará con toda firmeza y rigor, la mentira. Y naturalmente, para distinguir al nivel, la estatura y la respetabilidad de alguien, bastará con saber en qué fuentes basa la información en la que sustenta sus decisiones. Naturalmente, dudamos que la mentira de las redes sociales forme criterios del conocimiento sólidos y sustentables, función que siempre tuvo, al través de los años, y que seguirá teniendo, a pesar de la miopía de una clase política desmañanada, que cambia de paradigmas por creerlos más rentables… Nada va a superar nunca una investigación periodística sólida, porque lo que conocemos de corrupción e impunidad no nos lo informaron las redes sociales, sino el periodismo puro; el de más alto octanaje, en términos de combustóleo, y el de mayor kilataje, en el de los joyeros… Pero volvamos el tema con que iniciamos este texto navideño, el del sufrimiento. Así como nadie está exento de ser alcanzado por las mentiras de las redes sociales, así también nadie estamos exendos de tropezar, como citamos antes. La Navidad es propicia para que los que tienen algo para llevar a sus mesas celebren la tradición en las mejores condiciones de prosperidad y armonìa. Pero hay muchas personas, más de las que solemos imaginar, que no pueden llevar esos satisfactores a sus casas -regalos, la cena, la armonía familiar- y entonces se multiplican los suicidios, sin que haya política pública de ningún nivel de gobierno que los puede prevenir y mucho menos evitar. En las mentes suicidas hay un pensamiento común denominador que las distingue: la ausencia de autoestima. Esto es motivado por la falta de recursos económicos suficientes para hacer frente a la parafernalia de los gastos navideños… Ya habrá estudios que demuestren que a mayor pobreza, mayor violencia. Así ocurrió en los orígenes de los pueblos vikingos que hoy son los más felices del mundo: La región escandinavia que integran Suecia, Noruega y Dinamarca, que invadieran Gran Bretaña, otra de las naciones líderes mundiales, todas ellas, aunque imperiales, nacidas en la más extrema pobreza. Otro caso fue la Unión Americana de los años 20`s, cuando la depresión generó la mayor violencia con Al Capone, Lucky Luciano, y justo como está ocurriendo en México en la segunda década del tercer milenio: mayor pobreza y extrema violencia, nunca van separadas. En ese contexto, las depresiones y los pensamientos amargos en la Navidad son comúnes.
LA COSA ES QUE...
Lo que no debemos olvidar, y con todo respeto convocamos a recordar, es que “es imposible que no vengan los tropiezos”. Todos los sufrimos a lo largo de nuestras vidas, porque son largas a interminables nuestras cadenas de pérdidas. Viktor L. Frankl, supeviviente del Holocausto, nos enseñó que lo único que necesitamos para vivir es encontrarle un sentido a la vida. Y el sentido de la vida -también lo aconsejó El Hijo del Hombre– no es otro que tratar de ayudar a los demás, en la medida de nuestras posibilidades. Nadie está solo. COSA DE PRENSA nació hace casi cinco años con este propósito, ayudar a los demás, a través de temas de autoayuda y superación personal. Pero como tambén sabemos, “nadie puede ayudar a nadie, si antes no se ayuda a sí mismo”, y eso fue lo que hicimos. Creemos haber superado esa fase y llegó el momento de hacer en el 2020 lo que nos propusimos. Feliz Navidad; qué tal.