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Elba Esther Gordillo Morales
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Su imperio vale unos 12 mmdp
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“Estandarte de moral política”
Javier Rodríguez Lozano
AGUASCALIENTES, Ags., martes 21 de agosto de 2018.- Conferencia de prensa no es aquella a la que se convoca a los medios de comunicación para ofrecerles un discurso personal, pero sin admitir preguntas de los reporteros. O lo que es lo mismo, la comunicación nunca podrá ser una camino sin retorno, en una sola dirección y sin posibilidad alguna de ir y venir, como ciertas botellas de vino que nunca podrán ser rellenadas de nuevo. Una cosa así, sin el nutrido y alegre flujo y reflujo de las ideas, nunca será una rueda de prensa, sino puro protagonismo personal… Solo hay una razón para que una figura pública del nivel que sea, convoque a la prensa para que la escuchen, sin escuchar las preguntas de la opinión pública, sobradamente representada por los medios de comunicación: La manipulación política, que asegure su publicación con una que otra gacetilla pagada en los grandes periódicos y algunos spots de 20 segundos en la radio y la televisión, suficientes para llegar a todo el país, con un mensaje reproducido por “las masas” mediáticas nomás por seguir en la jugada, “de barbas”, sin ninguna utilidad práctica. Pero decíamos, aquella manipulación política es más o menos algo así: “Escúchame tú y lo que tú quieras preguntarme no me importa”… Así ha sido siempre Elba Esther Gordillo Morales, desde aquel mediodía del 25 de abril de 1989 cuando, a su regreso de Los Pinos donde había sido ungida por Carlos Salinas de Gortari, a instancias de Manuel Camacho Solís, el verdadero poder tras el trono en aquella época (como diría el cardenal Posadas Ocampo semanas antes de su muerte, al volver a Guadalajara de una audiencia con el Presidente, en Los Pinos, en la que se percató cómo era Camacho Solís el que daba las órdenes, pero ésta es otra historia). Así era Elba Esther desde que llegara al amplio escritorio de su guía, mentor y vínculo sentimental, el líder de Vanguardia Revolucionaria, Carlos Jonguitud Barrios, a quien aquella mañana le habían cortado la cabeza en Molino del Rey y la que seguiría la de otro legendario dirigente sindical, el petrolero Joaquín Hernández Galicia “La Quina”. Elba, como todo político con un mundo de cosas que esconder, nunca fue partidaria de las conferencias de prensa ni de las entrevistas periodísticas. En 1991 nos pidió que la acompañáramos a un congreso magisterial en Buenos Aires, Argentina, y nunca la vimos; vaya, ni siquiera en los eventos del citado congreso. Otra ocasión organizó un tour de reporteros que inició en la colonia Guerrero y concluyó en Polanco, para oír cantar a Paquita la Barrio y ver el baile del ombligo árabe en El Adonis, pero nadie de los que fuimos tampoco logramos verla… A estas alturas del día es muy fácil que un modesto reportero, urgido por ocupar una posición en la redacción del medio que lo acaba de emplear, donde se liberan las más cruentas y bizarras guerras por ganar la titularidad de una fuente noticiosa, le haga dos que tres preguntas incómodas, poniéndola en jaque, debilitando no solamente el mensaje que quería enviar –por ejemplo, “soy inocente”, “me encarcelaron con mentiras”, “les tiré la reforma educativa”- sino devolviéndola al nivel que le corresponde, el de lideresa corrupta, epíteto y estigmatiza que nunca podrá borrarse de la piel… Y esto sin considerar que su retorno a la política, concretamente a recuperar el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, que considera de su propiedad, contamina también las mejores intenciones de honestidad, transparencia y rendición de cuentas, que vendiera en su campaña el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador… Actualmente, el SNTE recibe de su millón 619 mil 990 docentes y trabajadores de la educación afiliados, en cifras del año pasado, cuotas sindicales por más de 41 millones de pesos mensuales. En los 24 años que duró al frente del SNTE, entre 1989 y 2013 en que fue encarcelada, Elba Esther Gordillo cobró más de doce mil millones de pesos, sin rendir cuentas de un solo centavo. Con ellos, además de apuntalar su riqueza familiar, se dio la gran vida, muy por encima de la de cualquier primera dama del país y cualquier presidente de la República, y se compró su propio partido político.
LA COSA ES QUE…
Elba Esther Gordillo Morales es uno de los estandartes de moral política de la Cuarta República de Andrés Manuel López Obrador. ¿Usted lo cree?; qué tal.