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El “Inauguration day” tras el río Bravo
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Pero EEUU ya no es, ni será el mismo
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Ahora otros grandes ocupan su lugar
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Caballeros Leopardos y Dama Águila
Javier Rodríguez Lozano
CIUDAD DE MÉXICO, 20 enero 2025.- Este día, ni remotamente es semejante al de hace ocho años, cuando Donald Trump venciera por vez primera al poder económico global y a su candidata Hillary Clinton, ni al de noviembre pasado derrotándolo por segunda vez con Kamala Harris.
Ni al de 2020, cuando a días del fin de su mandato Donald Trump emitiera angustiantes “órdenes ejecutivas” a las que nadie hiciera caso, como las que expedirá tan pronto llegue hoy a la Oficina Oval y tampoco, nadie les hará caso, como las “cantadas” contra los inmigrantes y la de los aranceles.
Es que ahora las primeras potencias mundiales son otras, y ya le cuidan las manos a los nuevos patricios estadunidenses, por ser muy diferentes a George Washington y a Abraham Lincoln, que presidieran una nación infinitamente más pequeña que la de los Estados Unidos Mexicanos.
Él, Trump, y ellos, los estadunidenses, lo saben, tan bien como nosotros:
En el The New York Times de ayer domingo, alguien escribió que la mayoría de los estadunidenses, si bien votaron por El Titán, están convencidos que: “Trump no hará que Estados Unidos de América vuelva a ser grande”.
Por supuesto que no; porque ese país está en bancarrota, lo mismo que la mayoría de los 27 países de la Unión Europea, asustados porque las economías de sus grandes, como Alemania y Gran Bretaña, para no gastar teclazos, “cachetean las banquetas”.
Y porque las economías emergentes lideradas por China y Rusia, con la India, Sudáfrica y Brasil, aumentan su nómina con otras naciones, como Nigeria y Cuba, por decir lo menos, además de la rapidez con que camina “La hoja de la ruta”, que lidera al multilateralismo, como en su tiempo lo hiciera la Ruta de la Seda.
También asustados con la llegada del “Inauguration Day” en Estados Unidos, que es hoy lunes, los israelíes aceptan la propuesta de Joe Biden, de un alto al fuego en Gaza, no para suspender la masacre judía contra Palestina, sino para impedir que esa “medalla” sea una de las primeras que se prendan al pecho de Donald, que tiene como principal compromiso -del cual no habla la Gran Prensa después de que fuerzas espirituales le salvaran la vida en dos ocasiones y porque lo suyo es la promoción del miedo- pacificar al mundo.
Los encabezados de los principales periódicos de la Gran Prensa en el mundo dieron cuenta este domingo del verdadero liderazgo global israelí, que con el Reino Unido, manipula a Estados Unidos de América, no solo para que les salvara de la bota de Hitler en la Segunda Guerra Mundial, sino para utilizarlo también como paraguas de todos sus excesos, como la depredación humana en el Medio Oriente, sin antecedentes en la historia de la humanidad.
Naturalmente que, entre esta misión, de pacificar al mundo, y las amenazas contra inmigrantes y de aumentos a los aranceles, la balanza es más que obvia: Nada es más valioso, ni será más importante que la vida de una sola persona; ¡ahora, imagínese las de cientos de miles!
Que vengan las deportaciones que hayan de venir (que no vendrán, como pronto se verá) y que aumenten cuanto quieran los impuestos al comercio exterior de los países afiliados en el tratado comercial de Norteamérica (que tampoco vendrán con exageración), porque el porvenir de corto y mediano plazos, tendrá que ver más -permítasenos la ortegaygassetiana metáfora- con “la sonrisa de un nuevo sol”, que con “la noche escura de las almas”.
El ultransconservadurismo con Donald Trump nunca será más parecido a aquel al que el Hijo del Hombre recomendaba a Ananías y a su esposa, cuando le preguntaba qué debían hacer para seguirlo: “Vende tus cosas, regálalas a los pobres y ven conmigo”. Cuando el rico comerciante y su mujer se apersonaron ante el líder de aquella comunidad caerían fulminantemente muertos: No habían repartido todos sus bienes.
Esto último se comprenderá mejor en 2028, cuando Trump rinda cuentas a Estados Unidos y al mundo entero.
En 2020, cuando Joe Biden le robara la elección a Trump, la Unión Americana iniciaría veloz caída hacia el precipicio, al perder primer su categoría de Cuna de la Democracia, y arrastraría en su drama a sus aliados en todo el orbe, menos México, que empezaba a florecer con los primeros pasos de nueva democracia que solo son capaces de entender los mexicanos, porque sus detractores no lo son, por eso no la entienden.
¿Y por qué en 2018 México estuvo de acuerdo con El Titán? Porque sabía respetar lo ajeno.
¿Y por qué en 2020 cambiaron las cosas? Porque Joe Biden no respetó lo ajeno.
¿Y por qué 2025 será peor para Estados Unidos y mucho mejor para México?
Porque México no es patio trasero de Estados Unidos, proclamaría Andrés Manuel López Obrador; y porque México no es, ni será nunca colonia de nadie, como acaba de decir la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, lideresa moral de más de 80 millones de mexicanos.
En las páginas del periódico más sucio entre los adversarios de la 4T, en su edición de ayer y muy perdida, el The New York Times, con un minúsculo tipo de letra, hay un encabezado que, sin mencionarlo, ni menos aún, insinuarlo, revela no solo el secreto de AMLO y la 4T, sino también de Claudia Sheinbaum Pardo, al afirmar que: “El secreto de la vida es no tener miedo”.
LA COSA ES QUE…
Ni México, ni los mexicanos, y menos aún, ni su Presidenta, Claudia Sheinbaum Pardo, le tenemos miedo a Estados Unidos, ni a su presidente a partir de hoy, Donald Trump, ni a sus deportaciones, ni a sus aranceles; ni a su embajador-policía, que alineara a El Salvador en el pasado reciente, ni a su Gran Prensa, la de allá y la de aquí, lo mismo que la de ultramar.
México y los mexicanos no le tememos a nada, y si no que le pregunten al México Bronco de las tres transformaciones anteriores, desde 1519 hasta nuestros días. Entonces hubo élites como la de los Caballeros Leopardos; hoy hay un gran pueblo encabezado por una Dama Águila.
Qué tal.