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En México menos de 100 muertos al día
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En EEUU matan 1 de cada 5 ciudadanos
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Aquí desinformados creen que hay guerra
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No es buena la sobreinformación policial
Javier Rodríguez Lozano
CIUDAD DE MÉXICO, miércoles 13 noviembre 2024.- El más lacerante de los temas nacionales del momento es el de la seguridad en todo el país -como lo es también en el mundo con las guerras- donde la Gran Prensa impone su versión entre la masa de la población que cree que estamos en guerra.
Por supuesto, es ignorancia y falta de sentido común, y este fenómeno se recrudece cuando hay ejercicios públicos, como los del Gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, que si bien buscan combatir la desinformación, no solo para una mejor toma de decisiones, quieren también contrarrestar a las versiones torcidas de la mala prensa de los grandes medios de comunicación.
El problema es que el crimen organizado no es poderoso por ingenuo, sino porque en muchas ocasiones está adelante, no solo de la Ley y el Gobierno, sino en inteligencia, armamento y logísticas de todo orden, gracias al puntual seguimiento que le da a los operativos de las Fuerzas Federales, estatales y municipales, informados tan detalladamente.
Pero veamos cuánta es la ignorancia de muchos opinólogos de las redes sociales, que creen estar bien informados, porque consumen a la Gran Prensa -la radio, televisión e impresos, que son cada vez menos tomados en serio, por la manipulación que hacen de la información:
-Dicen que México está en guerra, porque tiene más muertos que la guerra de Ucrania…
Eso dicen, porque así lo dice la prensa que leen, que no es ni veraz, ni objetiva; y menos verídica.
La realidad es muy diferente.
Un reportaje de Tom Norton en Newsweeck Internacional, del 2 de agosto de este año, indagó acerca de los muertos en la guerra de Ucrania, pero se encontró con que oficialmente ni Moscú ni Kiev emiten informes oficiales que hablen de sus propios muertos; alardean sobre los de sus enemigos en el campo de batalla.
Sin embargo, cita al ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, quien admitió que en 2022 se registraron seis mil bajas, distinto a la opinión de las fuerzas armadas británicas, según las cuales el número de muertos había sido de 50 mil, y más todavía del comunicado del Estado Mayor del Ejército de Ucrania, al 24 de febrero de 2022, es decir, el primer año del conflicto bélico, que habla de 379 mil 619 rusos muertos.
El 24 de julio de 2023, Paul LeBlanc y Annet Choi, reportaron para CNN Washington, que se habían registrado en Estados Unidos 400 tiroteos masivos, en los que “casi 1 de cada 5 adultos estadunidenses ha tenido un familiar muerto por arma de fuego, incluidos homicidios y suicidios, según una encuesta realizada por la KFF, antes conocida como Kaiser Family Foundation”.
Ayer, en La Mañanera del Pueblo, de la presidenta Claudia Sheimbaum Pardo, se habló de cómo desde 2018 a la fecha, ha disminuido el número de muertos por violencia: de unos 100 a poco más de 80 hoy en día.
El problema no es el concierto desafinado de las cifras que la violencia produce en México y el mundo, el problema es el uso que algunos poderes ocultos y siniestros hacen de esos datos.
Por ejemplo, un corporativo de medios, que antes eran de mexicanos y hoy es de españoles beneficiarios del neoliberalismo foxista, pregunta a la Presidenta Sheinbaum sobre diversos escenarios de la seguridad, como la Plataforma México, que llevó a la secretaria ejecutiva del Sistema Nacional de Seguridad Pública, Marcela Figuera Franco, a informar que:
“En el periodo de 2019 a 2024 se presentó una disminución de 37.2% en el promedio diario de delitos de alto impacto”.
En febrero de 2019 de mil delitos diarios, mientras que en octubre de 2024 el promedio fue de 635.3; en homicidio doloso, en la misma fecha, el punto más alto se registró con más de 100 al día, mientras que en octubre de este año el promedio diario fue de 83, es decir, 17.3% menos.
Tal vez haya quien sí le dé seguimiento a los datos duros sobre la criminalidad, por ejemplo, ¿qué pasó en El Salvador de Nayib Bukele, polémico personaje que se ha hecho notar en este tema, lo que le valió que en este 2024 fuera reelecto para un segundo periodo presidencial?
Bukele metió en cintura al crimen organizado en su país, especialmente a los Mara Salvatruchas, que estaban desbordados. ¿Cómo? Con las siguientes premisas:
-Atacar las finanzas de las pandillas.
-Recuperar los centros históricos de las ciudades donde operan los criminales.
-Cortar todas las comunicaciones de las cárceles.
-Cero tolerancia.
¿Cómo es que Bukele se puso las pilas?
Cuatro años atrás había estado en El Salvador, personal asesor de la firma Giuliani Partners LLC, propiedad nada menos que de aquel alcalde de Nueva York que en los 90s se enfrentará al crimen organizado y lo venciera, con su célebre “Teoría de las ventanas rotas”, Rudy Giuliani.
Giuliani había sido contratado desde 2014 por la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP) de Guatemala, para asesorar también a sus vecinos de El Salvador, entre quienes se hallaba precisamente, el empresario y hoy presidente Nayib Bukele.
¿Pero quién se enteró que Giuliani asesoraba a países centroamericanos, en su lucha contra el crimen organizado?
Nadie.
La discreción era la norma, como no fue en el caso en el que este mismo Rudy Giuliani, y su ejército de abogados, documentaran en más de cinco mil hojas, el grotesco fraude electoral de 2020, cuando Joe Biden le impidiera a Donald Trump su permanencia en la Casa Blanca.
LA COSA ES QUE…
COSA DE PRENSA cree que la sobreinformación en seguridad no es nada buena; incluso, la información breve, precisa y concisa, tampoco; ¿por qué? Porque sirve más al crimen organizado, que a una sociedad, que acaba asfixiándose entre las versiones torcidas de la Gran Prensa y la buena fe del dato duro oficial.
Ya no existe el periodismo policiaco de la talla del de los 70s, 80, 90s, en el que no se necesitaban conferencias de prensa para demostrar que se estaba trabajando; guerra al crimen siempre hubo y la habrá toda la vida, pero debe ser confidencial y secreta, porque de otro modo pone en riesgo sus operativos al dejar de ser confidenciales y secretos, para convertirse en públicos.
Qué tal.