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CIA viola soberanías de México 1956 a Bolivia 2024
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En México’68 y 12 países se padeció sus injerencias
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Hoy está en Sinaloa, Guanajuato, Guerrero y demás
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Urge “Secretaría de las Intervenciones” que la frene
Javier Rodríguez Lozano
CIUDAD DE MÉXICO, lunes 4 noviembre 2024.- Desde La Rosa Blanca (1951), novela política de Bruno Traven, que quiso replicarse en Calica, Yucatán, y la Bolivia de Evo Morales, la CIA no ha dejado de intervenir en lo que no les acomoda a los intereses globales, severamente vapuleados por la lucha mexicana contra el neoliberalismo.
El pasado viernes dijimos en este espacio, que la advertencia del periodista Vicente Serano no es una broma, ofrecimos detallarlo este lunes, microscópicamente, cómo Sinaloa, Guanajuato, Guerrero, Morelos, Zacatecas y Aguascalientes, y hasta el barrio de Tepito y la colonia Morelos, están en manos de la Maña (CIA), que financia a cárteles como el jalisciense y ongs, para que las cosas en México nunca alcancen la paz; esa es la razón de todo lo que duele a México”.
Empezamos:
Habrá quién se acuerde de Traven (1882-1969), amigo cercano de Esperanza López Mateos y de ambos, el escritor jalisciense avecindado en Chiapas, Rafael Arles Ramírez (mi inolvidable maestro, con tres datos muy curiosos en Bruno y Arles: físicamente parecían gemelos, precursores de la novela social, escribían con el mismo estilo y los dos fallecerían el mismo año de 1969).
Se trata de una de las páginas más violentas en la historia de México en su lucha por sus recursos naturales, que narra la ambición de una de las 20 empresas extranjeras, la Condor Oil Company, LTD, S.A., es decir, anglo “mexicana”, con más de mil hectáreas de suelo tropical, para buscar petróleo.
Lo mismo que en Calica, Yucatán 2024 donde, contra todos pronósticos, el presidente Andrés Manuel López Obrador, frenaría las ambiciones estadunidenses a las que en 1989 Carlos Salinas de Gortari les pusiera alfombra roja, que con el pretexto de comercializar materiales pétreos, depredaron mil 250 hectáreas y el Gobierno de México lograría recuperar otras dos mil 451, ¡en Playa del Carmen!
Por mucho menos que esto la CIA ha intervenido para desestabilizar instigando golpes de Estado, en por lo menos oros 12 países Latinoamericanos, que recordaremos en este espacio.
Igual que dice nuestro amigo Claudio Bolaños, corresponsal de La Jornada en Aguascalientes: “Vamos por partes, como Jack el Destripador”:
Uno de las injerencias de la CIA en América Latina de más larga data, se registró con Jacobo Árbenz Guzmán, presidente de Guatemala (1951-1954), donde florecía la bananera United Fruit Company, quien había financiado en 1931 la campaña presidencial de quien sería un dictador hasta 1944, Jorge Ubico Castañeda.
Árbenz decretaría la Reforma Agraria en 1952 y afectaría los intereses de la bananera, que presionaría al gobierno estadunidense y éste ordenaría a la CIA ejecutar la Operación Pbsuccess, que desembocaría en un golpe de estado y una sangrienta guerra civil de 36 años.
(¿Se empieza a advertir la coincidente importancia de La Rosa Blanca y Calica?)
En los años 70s., Uruguay atravesaba una profunda crisis en la que la izquierda armada estaba muy activa, con los Tupamaros que venían desde principios del Siglo XX, que realizaron muchas acciones violentas alarmando a Washington, quien enviaría a su célebre “agente de la tortura”, Dan Mitrioni, de la United States Agency for International Develoment, para militarizar a los cuerpos policiacos uruguayos y encender la hoguera de la dictadura no menos sangrienta de Juan María Bordaberry Arocena. (1972-1973 y 1973-1976).
En aquellos años, quien esto escribe cubriría páginas de aquella guerra civil de El Salvador (1979-1992) a la que Ronald Reagan enviaría ayuda militar y económica, a través de la CIA, para entrenar a los Batallones de Infantería de Reacción Inmediata (BIRI) que con los Escuadrones de la Muerte asesinarían a más de 90 mil personas.
(En aquellas coberturas los periodistas mexicanos perderíamos a un compañero, el chihuahuense Ignacio Rodríguez, asesinado por la espalda al pasar un retén militar en San Salvador).
En Panamá, en 1983, colaboraba ampliamente con la CIA Manuel Antonio Noriega, poderoso dictador y peligroso narcotraficante, que le permitiera a Washington (como hoy lo hace Argentina, igual que en la Segunda Guerra Mundial a los alemanes) instalar una base militar, estratégica para toda América Latina, pero seis años más tarde, Noriega ensoberbecido, se rebelaría a Washington y éste le enviaría la Operación Causa Justa, para arrestarlo y bajarlo de su pedestal de humo.
En el Perú de 1990-2000 el presidente Alberto Fujimori tenía un asesor, Vladimiro Montesino, enviado por la CIA, especialista del estadunidense Servicio Nacional de Inteligencia, que sería condenado a 25 años de prisión por la muerte del mismo número de combatientes de Sendero Luminoso, calificados como terroristas por Estados Unidos y por tráfico de armas.
El problema de Fujimori es que malversó 10 millones de dólares que EEUU le enviara para la lucha contra las drogas, como hiciera Felipe Calderón con su Plan Mérida que “administraba” Genaro García Luna.
En Colombia, la CIA y grupos paramilitares, con integrantes del Cártel de Medellín, financiados y en complicidad con el gobierno, asesinaban a activistas, y el dinero provenía de Washington, con el mismo pretexto de destinarlo a la guerra contra las drogas.
En Colombia de los 90s, la encarnizada guerra entre los cárteles de Medellín, de Pablo Escobar Gaviria; y de Cali, de los Rodríguez Orejuela, instigada por la CIA, ensangrentaría al país con miles de muertos y víctimas de la violencia en todo ese país, donde también participara protagónicamente el mexicano Rodríguez Gacha, segundo al mando del Cártel de Medellín, autor de más un centenar de atentados y dos mil muertes.
El Movimiento Estudiantil de México en 1968 es otro caso emblemático e icónico de las intervenciones de la CIA en América Latina.
Es público, aunque muy poco conocido, que Washington, a través de la citada agencia de inteligencia, dotaría de armas a los cuerpos de policías que intervinieron en las protestas y mítines estudiantiles, al mando de Rogelio Flores Curiel, derivadas de una riña que la CIA misma provocaría en La Ciudadela, entre pseudo estudiantes de la Voca 6 y la Escuela Isaac Ochoterena.
Del 26 de julio al 2 de octubre, cuando la matanza de Tlatelolco, la CIA vigilaba de cerca al Movimiento Estudiantil de Huelga.
El jefe de la CIA en México era Winston Scott, quien desde su embajada reclutaría en 1960 a 12 altos políticos mexicanos, entre ellos a Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría Álvarez y Fernando Gutiérrez Barrios, a quienes apoyaría en sus proyectos presidenciales y operativos.
Ellos integrarían una red de espionaje que se llamó Operación Litempo, que iniciara en México desde 1956, cuando Adolfo Ruiz Cortines gobernaba a la nación mexicana y combatían lo que consideraban amenaza comunista en el mundo y para quienes los estudiantes lo eran.
Inmediatamente después al triunfo de Fidel Castro en la Revolución Cubana, John F. Kennedy ordenaría a la CIA entrenar a los cubanos exiliados, para que intentaran derrocarlo en 1961 en Bahía de Cochinos, pero algo movió las piezas del ajedrez geopolítico en Washington y “el rey se desplomaría”, como Carlos en Australia y Felipe en Valencia en estos días..
Kennedy ordenaría al mayor general del ejército, Igor Landen, quien operaba el Proyecto Cuba al lado de la CIA, la cancelación de los ataques aéreos, porque temía que Rusia interpretara que se trataba de un ataque a sus bases nucleares instaladas en la isla; y surgiría el fracaso.
Así aparecería la Operación Mangosta, que daba inicio al bloqueo comercial y político a Cuba, hoy condenado por la mayoría de los 200 países afiliados a la ONU, entre ellos México, lo provocaría más tarde La guerra de los misiles, basada en 45 frustrados años de intentos de la CIA por asesinar a Castro.
Daniel Ortega, actual presidente de Nicaragua, encabezó la Revolución Sandinista que en 1979 derrocaría a Anastasio Somoza, dictador que con el apoyo de la CIA gobernara Nicaragua.
Eran años en que Washington padecía del “Síndrome Comunismo en América Latina” y crearía la Contra, grupo paramilitar integrado por milicias, pero como todos, con necesidad de financiamiento, por lo que Estados Unidos recurriría a una violación a la ley:
-En secreto, vendería misiles a Irán por 47 millones de dólares, con los que se fortalecerían los gobiernistas para masacrar y violar los derechos humanos de las víctimas en mil 300 actos terroristas. Ortega derrocaría a Somoza en 1979.
La Operación Cóndor en América Latina, suscrita en Chile en 1975, para eliminar del Cono Sur al comunismo, implicó la participación de militares de Argentina, Brasil, Bolivia, Paraguay y Uruguay, en el operativo más sangriento de la CIA, con desapariciones, torturas y asesinatos de periodistas.
De acuerdo al Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) de Argentina, se trató de un “sistema formal de represión del Cono Sur”, que durante una década eliminó a militantes políticos, sociales, sindicales y estudiantiles argentinos, uruguayos, chilenos, paraguayos, bolivianos y brasileños, ordenado por Washington y ejecutado por la CIA.
En 1992 en Paraguay, en una estación de policía, se encontraron los llamados “Archivos del terror” de la dictadura de Alfredo Stroessner, que contenían detalles de la operación y confirmaban un saldo de cincuenta mil uruguayos asesinados, 30 mil desaparecidos y 400 mil encarcelados.
Regresamos a La Rosa Blanca, de Traven y a Calica, Yucatán, expediente éste que el Senado estadunidense tiene abierto y presiona a Washington a actuar contra México… Como ya lo está haciendo Biden.
Entre el breve enlistado de motivos de la CIA para intervenir en América Latina, de 2018 a la fecha, México ha realizado muchísimas más acciones que provocarían el intervencionismo estadunidense, especialmente la Reforma Judicial, con la que se desactiva la maquinaria de corrupción e impunidad que les favoreciera desde 1909, en que el presidente Taff apoyara a la Revolución Mexicana, porque Porfirio Díaz les negara permiso para instalar una base naval en Ensenada.
La CIA, es un hecho que habría que documentar con la debida Inteligencia Política que AMLO no operó, esta vez a cargo de Omar García Harfuch, interviene en varios estados del país, concretamente desde el pasado 25 de julio en que sus agentes capturaran en Culiacán a Ismael el Mayo Zambada, por un pacto con Joaquín Guzmán López, que desataría la sangrienta guerra de cárteles Los Chapitos y Los Mayos, igual que en la Colombia de los cárteles de Medellín y de Cali en los 90s.
Esa violencia se recrudece en otros estados como en Guanajuato, Sinaloa, Guerrero y la Ciudad de México, para desestabilizar al gobierno de Claudia Sheinbaum y generar una silenciosa, pero activa, guerra civil, en la que algunos de los más importantes jueces, ministros y magistrados, en riesgo de ser encarcelados por traición a la patria y confiscadas sus fortunas mal habidas, insisten en la rebelión porque están financiados por la CIA, lo mismo que la Gran Prensa, que oculta estos hechos.
La CIA está también en estos momentos, en la violencia de Bolivia.
¿Cómo se explica que desde una avioneta, operada por los mismos pilotos de la CIA que sacaran del país a El Mayo Zambada, el pasado lunes arrojaron cuatro bombas sobre el pequeño poblado de Vasco Gil, en Santiago Papasquiaro, Durango -el Triángulo Dorado, confluencia con los estados de Sinaloa y Chihuahua- donde también, presuntamente, el capo recibiera al periodista Julio Scherer, en 2010?
LA COSA ES QUE…
El Departamento de Estado de Estados Unidos no solo tiene jurisdicción en los asuntos de la política interna estadunidense, sino también en las políticas internas de todos los países del mundo…
Urge que el Gobierno de México cree la “Secretaría de las Intervenciones” con funciones análogas, pero legales, especialmente aquellas que protejan al país de injerencias extranjeras, por las que en 1836 y 1847 le despojaran de más de la mitad de su territorio y tienen al país en estos momentos en llamas.
Qué tal.