COSA DE PRENSA / ¿Humanismo?

Omar, joven, pero con la experiencia de sus ancestros en las venas, la  mente y la sangre, iría a “la boca del lobo”, a decirles a Los Chapitos y a Los Mayos, que ya se acabó la tregua lopezobradorista, de “abrazos, no balazos”.

 

  • Reforma al Poder Judicial va: Sheinbaum

  • Ofertó a Piña algo que no podía rechazar

  • Otros regímenes hacían una mejor prensa

  • ¿Dónde está la comunicación social de 4T?

 

Javier Rodríguez Lozano

 

 

CIUDAD DE MÉXICO, miércoles 9 octubre 2024.- Lo dicho: Faltaba el manotazo presidencial, para que la reforma al Poder Judicial de la Federación aterrizara en la realidad, y por ello la reforma va.

 

Por supuesto, quienes ven “el vaso medio vacío”, jamás probarán la suposición de que el senador Gerardo Fernández Noroña es el causante, al recordarle ayer a la presidenta del Poder Judicial de la Federación, Norma Piña, lo ingenuo de su aventura contra el Estado Mexicano, más allá de la no menos ridícula ingenuidad de la Gran Prensa que la apoya.

 

Nos recuerda aquella novela de Mario Puzo, en la que El Padrino tranquilizaba a su gente cuando le llevaba, lo que dice el tango de Enrique Santos Discépolo, “las quejas del arrabal”, y él solo les decía:

 

“Tú, no te preocupes; le llevaré a esa gente una oferta que no podrán rechazar”; lo mismo que El Mayo Zambada propusiera a Julio Scherer García en aquella entrevista en la que solo se publicaran matices, y nunca la realidad, como aquello de que: “Si me detienen, me suicido”, porque no ha pasado nada; y si pasara no sería por su captura, sino por lo  avanzado del cáncer que le consume.

 

Pero volviendo al tema, nos place ver que empieza a dar resultado la mano izquierda de la presidenta Claudia Sheinbaum, que es aquella que, sabiéndolo hacer, pega más duro que la mano derecha, porque no solo ha endurecido su retórica, que eleva al firmamento, en letras muy grandes, el enunciado que consagra el Artículo 39 Constitucional (Sí, con mayúsculas, a ver si así se entiende), sino que le pide a Omar García Harfuch que con son su sola presencia en Culiacán, hiciera llegar a Chapitos y Mayos, el mensaje presidencial de que la tregua de “abrazos, no balazos”, llegó a su fin.

 

Pero hay todavía algo mucho más importante en este tema:

 

-Que el Gobierno de México sabe que, así como el Departamento de Estado estadunidense ordena al FBI y a la CIA inmiscuirse en la soberanía de cualquiera país -llámese toda América Latina y su más epopéyicas páginas históricas, como la caída de Salvador Allende en Chile, el bloqueo a Cuba y “la venta de garaje” de Javier Milei al regalar a Argentina al neoliberalismo y condenar a su pueblo a la pobreza eterna, que no pudieron en México porque Andrés Manuel López Obrador se los impidió- así también, sospecha e investiga la presencia de mercenarios trotamundos pagados por el vecino país del norte, para que mantengan viva la llama de la violencia, en por lo menos cinco estados del país: Además de Sinaloa, Guanajuato, Jalisco, Zacatecas y Morelos.

 

¿Por qué?

 

Porque ese es el “modus operandi” del poder económico global, mejor llamado Club Bilderberg, ONU y dólar, frente a lo que causa en Taiwán, Ucrania, Franja de Gaza, Líbano e Irán… En contra de Rusia, China, y todos aquellos países alineados a su adversarios con el multilateralismo, como México.

 

Por supuesto que a EEUU no le conviene un vecino incómodo, en la única puerta disponible para América Latina, cada vez menos ingenua y más despierta.

 

Resulta ocioso recordar para quien esto escribe, qué tipo de país recibieron los presidentes Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría, José López Portillo, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo y Vicente Fox; y más ocioso aún, los de sus homólogos, los nefastos, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.

 

Todos recibieron y dejaron solo miserias a su pueblo: GDO, obrerismo herido de muerte; LEA, muchas muertes impunes; JLP, frivolidad y descaro estatizante; revertido por MMH, al abrirse al neoliberalismo; CSG, el mapachismo neoliberal puro; EZPL, “el error de diciembre” por ignorante; VFQ, ingenuidad, improvisación y descaro; FCH, cómplice e impune criminalidad; EPN, el fin de neoliberalismo.

 

Sheinbaum le pidió ayer a Omar -el nieto del general e hijo de aquel al que De la Madrid le robara la candidatura presidencial en 1982, con el apoyo del embajador del ultraconservador Ronald Reagan, John A.Gavin, con la promesa de hacerlo presidente, pero a cambio de abrir a México al neoliberalismo, como fue- que fuera a Culiacán, a decirles a mercenarios y cárteles, pero sin decirlo, que México ya es otro y que no habrá más tolerancia para a su delincuencial protagonismo.

 

Omar, joven, pero con la experiencia de sus ancestros en las venas, la  mente y la sangre, iría a “la boca del lobo”, a decirles a Los Chapitos y a Los Mayos, que ya se acabó la tregua lopezobradorista, de “abrazos, no balazos”.

 

Obvio, Sheinbaum no comete la misma estupidez que Felipe Calderón; para nada, muy lejos, y hasta resulta ofensiva la comparación, por lo que ofrecemos una disculpa.

 

Sin embargo, esta analogía figurada nos resulta lo suficientemente gráfica como para que se puede percibir y sentir mejor el olfato político de la Presidenta de México, en comparación con el de los viejos regímenes y de los de la ultraderecha, los de Fox y Calderón, siempre al servicio de la corrupción y la impunidad; y del insultante neoliberalismo.

 

LA COSA ES QUE…

 

No todo estaba descompuesto en el arte de gobernar. Al pueblo le satisfacía que el poder político “se bañara”, porque algo le salpicaba a él, sin que le importara ser siempre la víctima o el gran perdedor: el pueblo.

 

Aun sobrevive una generación de periodistas que sabemos escribir y comunicar, distintos a la gran mayoría de youtubers de hoy que están muy lejos de saber decir lo que pasa, y peor aún, de conocer las entrañas del poder político en México; porque en esencia es el mismo.

 

¿Qué es el poder político en México?, creo que alguna vez le preguntaron a Adolfo Ruiz Cortines; y también creo que él contestó algo así como:

 

“El poder político en México es como el uniforme de trabajo que no se deja en el closet ni los domingos, ni días festivos, y su color es lo de menos”.

 

Este uso del “uniforme de trabajo” del poder político en México, a pesar de la enorme esperanza que compartimos con la Cuarta Transformación, con la que proclamamos que “la Patria es primero”, es algo que no aprendió la clase política de Andrés Manuel López Obrador, como en Segalmex, Migración, Aduanas, entre otros, pero el más lamentable de todos es el lugar que se le ha conferido a la prensa.

 

No nos referimos a la Gran Prensa, financiada por el extranjero, y sin necesidad alguna de la publicidad oficial del Gobierno, sino a los periodistas de a pie.

 

AMLO no supo relacionarse con la prensa, Claudia Sheinbaum parece menos desarrollada en este espinoso, delicado, pero imprescindible tema. Su gente de comunicación social está aún más lejos que la de López Obrador, en saber entender y atender al sector más crítico de la sociedad mexicana.

 

Hay sectores claves que deben ser revisados, y por supuesto, mejorados, como Comunicación Social de la Presidencia de México, el Senado, la Cámara de Diputados, el Congreso de la Ciudad de México y el Instituto Mexicano del Seguro Social.

 

 

Gústeles o no, México es de todos los mexicanos, no es solo de un movimiento político de coyuntura, como el actual.

 

Qué tal.

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