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¿Quién de sus 200 países le dice: ¡Basta!?
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El Gobierno Global elegido por el poder
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Ni Trump, ni AMLO quieren saber de ella
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Si no sirve a la humanidad, ¿a quién sirve?
Javier Rodríguez Lozano
CIUDAD DE MÉXICO, viernes 19 julio 2024.- El trabuco (lanza piedras) o el tinglado (escudo protector), con que el poder económico global iniciara su imperio, surgió casi al mismo tiempo que el liderazgo de dólar en 1944, al prestar Europa sus reservas de oro a Estados Unidos, y crear en 1945 eso que se llama Organización de Naciones Unidas, la ONU.
Un gobierno global, en cada uno de los poros de la piel del planeta, elegido (que no electo, porque no es lo mismo) y controlado por los dueños del mundo, el que en esta tercera década del tercer milenio podría llegar a su fin, si el neoliberalismo es sustituido por el multilateralismo, de iniciativa china y con el apoyo incluso de Donald Trump, si Rusia gana a Ucrania, lo cual es cosa de muy poco tiempo, e Israel recibe la justa condena mundial por sus crímenes humanitarios, sin precedente histórico alguno.
Dólar, ONU y Estado Judío, nacieron al finalizar la Segunda Guerra Mundial; después se agruparon en el directorio de los 130 del Club Bilderberg, en 1954, desde el cual dictan la agenda en el Foro Económico de Davos, y desde entonces el mundo ha sido suyo, pero nunca sus desgracias.
La ONU.
¿Qué es la ONU?
¿Cuál debe ser y no es, su función original?
¿Quién la controla?
¿Por qué el presidente Andrés Manuel López Obrador la abomina?
¿Por qué Donald Trump ignora sus órdenes, como la de equidad de género en la Casa Blanca, al nombrar un vicepresidente que, incluso, es barbado, como ningún otro en la historia de ese país en los últimos 131 años, es decir, después de Benjamín Harrison (1889-1893, primero en grabar su voz en un fonógrafo)?
La bota de Hitler en la garganta londinense y parisina ponían en peligro los tesoros del Viejo Mundo y prefirieron, 50 de sus representantes, organizar en San Francisco la Conferencia de las Naciones Unidas, que acordó el 24 de octubre de 1945 la Carta de la ONU, cuyo objetivo principal era evitar otra guerra mundial.
Mantener la paz y la seguridad internacional, brindar asistencia humanitaria, proteger los derechos humanos y defender el derecho internacional, completaban un “código de ética” que solo beneficiaba a los países miembros más importantes.
Hoy en día, la ONU mira hacia un futuro en el que los desafíos obligan a acuerdos globales, que muchos de sus países miembros, 200, ya no están en condiciones de firmar: China, Rusia, India, Sudáfrica y Brasil, los Brics, y sus aliados, entre algunos otros no menos importantes.
Claudia Sheinbaum tampoco ofrecerá a su país en bandeja de plata, como los hicieran muchos gobiernos de mexicanos ya juzgados por la historia, de la Reforma y la Revolución.
Ayer, en su mañanera, el Presidente López Obrador habló de las relaciones México-España, deterioradas a raíz de que el mandatario mexicano exigiera disculpas por La Conquista, y dejó abierta la posibilidad de que Sheinbaum normalice esa situación.
Pero lo más notable de su discurso presidencial fue lo que López Obrador dijera acerca de la ONU: “Es un cero a la izquierda”, y pareciera que con eso está dicho todo.
“Debe replantear sus acciones para contrarrestar los conflictos bélicos que hoy se presentan en el mundo, como la guerra entre Rusia y Ucrania o la toma de Gaza por parte de Israel”, dijo.
Actualmente, subrayó: “La ONU está convertida en un cero a la izquierda, en un florero, un adorno… Se ha convertido en un aparato burocrático, oneroso, porque cuesta muchísimo mantener toda esa organización, tienen oficinas para todo, pero no hay resultados. Hay oficinas de la ONU en todo el mundo para todo: para la alimentación, los derechos humanos, el medio ambiente, para la seguridad, para la paz, de todo tipo, y no hay resultados.
“No es posible que no se pueda crear una comisión para conseguir la paz en la guerra de Rusia y Ucrania. ¿Cuánto tiempo ha pasado? No es posible que desgraciadamente hayan perdido la vida más de 30 mil seres humanos en la confrontación en Gaza y se continúe agravando todo y no haya iniciativas para resolver los problemas.
“O que los actos más importantes en lo internacional sean las reuniones de la OTAN para reforzar la política armamentista; o que Rusia y China y Corea y otros países se estén agrupando también con el mismo propósito. ¿Y dónde está la solidaridad internacional con los pueblos? Yo espero que las cosas mejoren en el mundo, tengo mucha fe de que no va a agravarse la situación, no creo que vaya a haber otra guerra mundial, no creo eso, porque soy creyente de la paz en el mundo y le tengo pues mucha confianza al noble oficio de la política, que se inventó entre otras cosas para evitar la guerra”, dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador.
LA COSA ES QUE…
Vaya nada más un dato para ejemplificar con toda nitidez la utilidad que ha tenido la ONU en sus 76 años de existencia:
Una de sus instancias más importantes, creadas inmediatamente, fue la Agencia para los Refugiados (ACNUR), que desde entonces ha tenido que atender los desplazamientos forzosos de más de 66 millones de personas, sin contar las de Polonia en octubre de 1939, al iniciar la Segunda Guerra Mundial.
El Informe de Tendencias Globales de ACNUR señala que 2023 terminó con una cifra impactante de refugiados y desplazados en el mundo: 117.3 millones.
Además, la guerra de Sudán, que comenzó en abril pasado, así como los conflictos de República Democrática del Congo, Palestina, Myanmar, Ucrania, Afganistán y Siria, superan las 120 millones personas afectadas.
En ninguno de esos escenarios bélicos se mantuvo la paz y la seguridad internacional, se ha brindado asistencia humanitaria, ni protegido los derechos humanos, y no ha existido el derecho internacional.
Por eso, porque el Código de Ética de la ONU ha sido incumplido, es que es solamente un florero.
Si la ONU no ha servido a la humanidad, ¿a quién sirve?
Qué tal.
