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Mario Álvaro Cartagena “El Guaymas”
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Cómo Echeverría armó a las guerrillas
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Rosario Ibarra de Piedra no lo podía creer
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Robó LEA 2 candidaturas presidenciales
Javier Rodríguez Lozano
CIUDAD DE MÉXICO, miércoles 10 abril 2024.- Uno de los hallazgos en mi libreta de apuntes de reportero que me emocionó hasta la médula: Mi conversación en 1988 con Álvaro Mario Cartagena, “El Guaymas”, exguerrillero de la Liga Comunista 23 de Septiembre, cuyo señor padre -como el mío propio, Rodolfo Rodríguez Rodríguez- había sido preso en el Campó Militar Número 1, durante la huelga ferrocarrilera de 1958 que encabezara Demetrio Vallejo.
Aunque aquello no fue todo, mas sí sería lo más entrañable para una amistad a primera vista, surgida en un muy sonorenses, caluroso y cervecero día de campaña presidencial en el puerto de Guaymas, frente a dos testigos de inmemorable calidad: La primera mujer nominada a una candidatura presidencial en México, mi amiga Rosario Ibarra de Piedra; y el líder del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), Edgar Sánchez.
Todo empezaría cuando arribáramos al puerto de Guaymas, los reporteros que cubríamos la campaña presidencial de doña Rosario, a bordo de una combi, y procedentes de Tijuana, Mexicali y Hermosillo, y rumbo a Mazatlán y a la finalización de aquella primera etapa; ya no regresaría a la segunda etapa, porque me iría con el gordo… Nada menos que con Manuel de Jesús Clouthier del Rincón, “Maquío”, con quien cultivé también entrañable amistad, hasta pocos días antes de ser asesinado por el salinismo, el 1 de octubre de 1989.
Como se sabe, el PRT sería fundado en 1976 en su mayor parte, por docentes y estudiantes trotskistas de la UNAM, resentidos con el gobierno de Luis Echeverría, quien había matado a miles de ellos en 68 y 71, pero también afiliaba a integrantes de las diversas corrientes de guerrillas, como las Fuerzas Revolucionarias Armadas del Pueblo (FRAP) y la Liga Comunista 23 de Septiembre, que para esas fechas ya habían sido barridas por Miguel Nazar Haro, “El Perro”, como le decía doña Rosario al entonces director de la Federal de Seguridad.
Después de las elecciones del 88 el PRT perdería su registro, pero le quedaría el orgullo de haber sido el único partido que postulara a mujeres como candidatas presidenciales; ambas, doña Rosario, la primera sería en 1982.
Y así, como no queriendo la cosa, mientras doña Rosario y Edgar afinaban la hoja de ruta de la campaña, yo platicaba con Mario Álvaro, sensiblemente impresionado por su condición de exguerrillero.
Me pasaba por la mente la imagen de mi paisano, el aguascalentense Ignacio Arturo Salas Obregón, “Oseas”, que fuera jefe de la LC23S, al proponer en Guadalajara, Jalisco su creación el 15 de marzo de 1973, detenido el 25 de abril de 1974 en Tlalnepantla, por la DFS, y desaparecido desde entonces, con tal solo 26 años de edad.
Después del trago sentimental, de que nuestros padres hubiesen sido presos en el Campo Militar Número 1, por la huelga ferrocarrilera de 1958, le pedí que me contara cómo se había iniciado en la guerrilla; ya para aquel tiempo El Guaymas se había convertido en testigo clave de la Guerra Sucia, en la que, además de El Perro Nazar, Francisco Sahagún Baca y Arturo Durazo Moreno, se encargarían de ajusticiar a todos y cada uno de los integrantes de aquellas guerrillas, a cuyos domicilios llegaban las brigadas de ajusticiamiento a cumplir su obra macabra.
¿Quién les daría las direcciones de las casas de seguridad que se convertirían en las tumbas de los guerrilleros, entre ellos muchas mujeres, y algunas muy guapas, como Olivia Ledezma Flores?
Cantinflas diría: “Ahí está el detalle”: Luis Echeverría le dejaría su libreta de aquellos apuntes a su cuate del alma, José López Portillo. La violencia de las guerrillas había sido prefabricada por LEA para ganar dos candidaturas presidenciales… Casi nada.
Álvaro Mario Cartagena “El Guaymas”, me platicó y así lo escribí en mi reportaje que El Universal nunca publicaría -también supe por qué, como lo diré aquí mismo, más adelante- que Álvaro Zuno Arce, cuñado de Luis Echeverría, había armado e instruido paramilitarmente a los integrantes del FRAP.
Echeverría, primero como subsecretario de Gobernación, de 1958 ( precisamente después de la huelga ferrocarrilera de Demetrio Vallejo) a 1963 y de este año como secretario de Gobernación y hasta 1970, utilizaría todos los hilos del poder para fabricar su candidatura presidencial y la de López Portillo, más de una década perdida en la tristemente célebre Docena trágica.
El Guaymas, entre azoro y asombro de Rosario Ibarra de Piedra, que escuchaba lo que el exguerrillero me platicaba, me platicó cómo cierto día, en las profundidades de la Barranca de Oblatos, más allá de donde termina la calzada Independencia y se ubica el Zoológico, los alumnos del FRAP, integrado por diversas corrientes, como la del tapatío Frente Estudiantil Revolucionario (FER) donde él se iniciara, y la Federación de Estudiantil de Guadalajara (FEG) que afiliaba a hijos del suegro de Echeverría, don Guadalupe Zuno, fueron cercados por el Ejército y la Policía.
Los muchachos del FRAP habían sido instruidos durante mucho tiempo por un instructor proveniente del Ejército Alemán, y gracias a sus habilidades, todos pudieron evadir el cerco policiaco, corriendo en eses y disparando simultáneamente, hasta escabullirse totalmente.
Después de la campaña visité a mi amiga Rosario Ibarra de Piedra, en su casa de la Hipódromo Condesa, y al calor de un coñaquito recordamos aquella conversación: “No lo podía creer… No podía creer cómo era que Luis Echeverría armara a grupos guerrilleros como los del FRAP; y tampoco cómo era que Miguel Nazar, El Perro, tenía todas las direcciones de las casas de seguridad de las guerrillas”.
El 20 de mayo de 2020 moriría de un disparo en la cabeza que se hizo pasar como suicidio, Álvaro Zuno Arce… El polvo de esos hechos fueron lodos de aquellos años…
Pero veamos cómo se construía una candidatura presidencial a la malagueña.
Como se decía en el campo: “Desde endenantes”, en alguna parte de aquellos nefastos 12 años de Echeverría manejando los hilos del poder desde la Secretaría de Gobernación, Rubén Zuno Arce, su cuñado desde 1945, era dirigente de la Liga de Comunidades Agrarias de Baja California, hasta donde iría el aguascalentense Augusto Gómez Villanueva, entonces secretario general de la Confederación Nacional Campesina (CNC), a urdir “el destape”.
El lunes 22 septiembre 1969 México lamentaba el deceso del hasta entonces, mejor presidente de México, don Adolfo López Mateos. En las columnas políticas de los periódicos, que entonces sí pesaban, destacaba LEA entre los tapados. Los otros eran: Emilio Martínez Manatou, Alfonso Corona del Rosal, Antonio Ortiz Mena y Mario Moya Palencia.
Pero sorpresivamente el escenario del destape presidencial cambiaba de piel, contra todo antecedente, especialmente de los protagonizados por don Fidel Velázquez al frente de la Confederación de Trabajadores de México, la CTM, desde el 22 de febrero de 1939 en que acompañara como secretario de Organización, a su líder cetemista Vicente Lombardo Toledano, a destapar como candidato presidencial a Manuel Ávila Camacho.
Hasta antes de su muerte en 1997, Fidel Velázquez destaparía a Miguel Alemán (1946-52), Adolfo Ruiz Cortines (1952-58), Adolfo López Mateos (1958-64) y Gustavo Díaz Ordaz (1964-70), a todos, en sus oficinas de la Secretaría de Gobernación.
Era claro que el sistema político mexicano cambiaba abruptamente y nadie decía nada; por eso nos iría como nos fue.
Los hechos sangrientos de 1968 habían dejado sin habla a Gustavo Díaz Ordaz, quien no se animaba a tomar la decisión de dar el banderazo de salida a la sucesión presidencial.
Por eso, ya desesperados porque los destapes siempre ocurrían al principio del penúltimo año de gobierno, el 21 de octubre de 1969, en el monumento a Zapata, en Huipulco (Tlalpan) Augusto Gómez Villanueva encabezaba un mitin campesino y destapaba a Echeverría como candidato presidencial. Corona del Rosal sería el primero en visitar al secretario de Gobernación por su nominación.
¿Dónde estaba el presidente del PRI, Alfonso Martínez Domínguez, a quien correspondía legitimar el destape?
Echeverría se quitaría de encima al regiomontano Martínez Domínguez, acusándolo del halconazo del 71; mientras que la mediocridad de Augusto Gómez Villanueva, aún hoy día sigue cobrando “pensión política”.
LA COSA ES QUE…
Aquí, En Primera Persona 6, hablábamos de las guerrillas que le pasaban factura al gobierno de Luis Echeverría; nos referimos a las aprehensiones de varios guerrilleros de la LC23S, acusados de asesinar al fundador de la FEG, Carlos Ramírez Ladewing; de secuestrar al presidente de la Federación Mexicana de Futbol, Juan de Dios de la Torre, el cónsul de Estados Unidos en Guadalajara, George Terrance, muerto antes en el cautiverio; y del plagio de Guadalupe Zuno.
El 13 de julio de 2021 fallecería en la Ciudad de México Mario Álvaro Cartagena, “El Guaymas”.
Este eclipse me catapultó energéticamente y me hace sentir renovado, con muy buena memoria, pero no me dio más espacio. Luego le seguimos.
Qué tal.