COSA DE PRENSA

 

 

 

 

 

 

  • Murió Ignacio Zúñiga, jefe de prensa
  • Nadie hizo jamás como él ese trabajo
  • Olfateaba antes a malos presidentes

 

Javier Rodríguez Lozano

 

AGUASCALIENTES, Ags., viernes 28 de septiembre de 2017.- Ahora hablemos del mejor jefe de prensa fuera del círculo oficial: Ignacio Zúñiga, con don Fidel Velázquez en la Confederación de Trabajadores de México, el poder tras el trono, quien este jueves pagó su tributo a la madre tierra. Nunca hubo, no hay y dudamos que llegue a haber jefe de prensa de aquellas dimensiones. Los reporteros que entrevistamos a don Fidel Velázquez tenemos muy clara esa distinción. Recordaremos aquí un magnífico ejemplo, narrado nada menos que por Salvador Corro, hoy subdirector editorial de la revista Proceso. Hay una versión –la de Antonio Velasco Piña, en El Círculo Negro– que le confiere a don Fidel el máximo poder tras el trono, desde donde pusiera en su lugar al presidente Miguel Alemán, cuando quiso brincarse las trancas e imponer a Fernando Casas Alemán, pero don Fidel lo centró y el ungido sería don Adolfo Ruiz Cortines… Muchas de aquellas páginas las vivió en persona, junto a su jefe, Nacho Zúñiga, como aquella de 1970 en la que se descuidara “El Círculo Negro” y otro aguascalentense, Augusto Gómez Villanueva, le comiera el mandado destapando a Luis Echeverría. Cuando don Fidel y Nacho irían a Los Pinos a hablar con el Presidente Echeverría, parecía que habría rompimiento institucional; nada más lejano a la realidad. Pero la vida tiene que seguir… Permítasenos recordar que en octubre del año pasado estuvimos con él, con Nachito Zúñiga, primero en Sanborns de Juárez y Humboldt, como preámbulo a nuestra asistencia en la fiesta que año con año organiza la FSTSE de Joel Ayala Almeida a los periodistas –aquella vez, en el Hotel del Prado, aunque ya sin “Sueño de un tarde de verano en la Alameda Central” de Diego Rivera. Y ahí nos platicó además otras anécdotas. Pero ninguna se compara con aquella en la que, la última vez que estuviera en su despacho de Vallarta 8, frente al Monumento de la Revolución –antes del 21 de junio de 1997-, don Fidel llamara a Nacho Zúñiga, a su sobrino Luis Velázquez, a Leonardo Rodríguez Alcaine y Joaquín Gamboa Pascoe, para decirles su testamento político, al que nadie le haría caso: “Si pierde el PRI en el 2000 hagan el Partido Obrero de México”… A diferencia de los políticos de hoy, don Fidel y su generación veían el bosque, nunca se quedaban con un solo árbol.

LA COSA ES QUE…

Una década antes de su muerte, el 13 de octubre de 1987, don Fidel dejaría ver a los periodistas su fino repudio a Carlos Salinas de Gortari, como antes lo había mostrado por Luis Echeverría. Salvador Corro narra y fecha el 14 de septiembre de 1987, en la sucesión presidencial: ¿Para cuándo le gustaría que fuera el destape? Pues ojalá y nunca hubiera destape. ¿Por qué? Tal vez podríamos, si lo permitiera la Constitución, seguir como estamos y no aventurarnos a una cosa así. ¿Un cambio de poderes es aventurero? Pero no es posible que estemos hablando de supuestos. La Constitución no lo permite. Si por usted fuera ¿debería continuar Miguel de la Madrid? Para mí sí. ¿Con todo y todo, con su política económica? Con todo y todo. ¿Y también con Salinas de Gortari? Ah, bueno, están hablando del Presidente; qué tal.

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